El ‘sexo seco’ es el tema de salud sexual del que nadie está hablando

Publicidad sobre sexo seguro en Ghana. Foto via Flickr user Erik Cleves Kristensen.

La primera vez que escuché del “sexo seco” fue cuando una de mis amigas volvió de Malawi, donde trabajó con mujeres intentando curar el cáncer de cuello uterino. Me contó que el sexo seco es una práctica en la que se reduce la humedad de la vagina con la finalidad de que parezca más apretada y cause más fricción durante el coito. Se cree que esto es más placentero para los hombres, pero para las mujeres involucradas resulta increíblemente doloroso. Esta es una idea vinculada con la percepción de que una vagina estrecha no ha sido extendida por el uso excesivo; algo que habla del bajo nivel de educación sexual en la región.

Pero esto se pone peor. Para lograr la sequedad, algunas mujeres se insertan tiza, arena, roca pulverizada, hierbas, papel o esponjas, antes de tener sexo. Las duchas vaginales con líquidos cáusticos, tales como detergentes, antisépticos, alcohol, y lejía, también son muy comunes. El uso de estas sustancias, combinadas con el sexo coital sin lubricación, puede provocar abrasiones vaginales y un aumento en el riesgo de ruptura del condón, un gran componente en la propagación del VIH.

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Analizando lo que sucede, me encontré con que la información era muy reducida. La mayoría de los estudios que hallé eran de hace más de una década. La impresión fue que se trataba de un asunto endémico, pero las cifras relevantes eran pocas y distantes entre sí. De todos los esfuerzos dedicados a campañas de sensibilización y prevención del VIH en esta parte de África, ninguna parecía abordar el sexo seco o su papel en la propagación de la enfermedad.

Después de mucho buscar me encontré con la doctora Marlene Wasserman, popularmente conocida como doctora Eve en Sudáfrica. Ella es una especialista en salud sexual, abogada y presentadora de un programa de radio en el que se intenta disipar la desinformación rampante en torno a la salud sexual. Cree que el silencio alrededor de esta cuestión no se debe simplemente a la ignorancia, sino también a un enorme agujero en la educación sexual relacionada con la igualdad de placer y los derechos de las mujeres.

VICE: ¿Por qué la gente no está hablando del sexo seco?
Dra. Eve: Se habla y no se habla de esto. Pero tienes razón, no es suficiente. No ha conseguido la suficiente atención del gobierno como para hacer políticas sobre esto.

Y es porque se trata de vaginas; es demasiado real para hablarlo. Podemos hablar de penes y circuncisión, algo que hacemos todo el tiempo, y el gobierno hace las políticas necesarias. Pero, ¿nos atrevemos a hablar de vaginas? He estado haciendo radio durante 20 años y la única vez que me presenté ante la Comisión de Radiodifusión fue cuando hablé de vaginas.

¿Por qué hay reticencia a hablar de ello?
Dra. Eve: Uno pensaría que en Sudáfrica, uno de los países con mayor número de personas con sida, la gente podría superar su aprensión. Ya ni siquiera hablamos de sida; estamos cansados del tema. Es lo mismo con la violencia: estamos tan inmersos en una cultura violenta que no queremos hablar de ello; hay rebeldía y resistencia. No tenemos estas conversaciones porque estamos muy desencantados por la violencia cotidiana y la falta de justicia en nuestro país.

Mira cómo el VIH/sida ha sido enmarcado en Australia. Incluso dentro del paradigma de la sexualidad, que ha sido representado en el modelo de la enfermedad. Es el ABC: por sus siglas en inglés, abstinencia, fidelidad (be fatihful) y condón. La educación se basa en no tener sexo. Nadie está hablando de tu anatomía, o vulva, o vagina, o clítoris, o placer sexual. Están hablando de embarazarse o infectarse; es un enfoque basado en el miedo.

¿Entonces cómo remediarlo cuando la discusión se agote pero no esté resuelta?
Se trata de educar a la gente y tratar de crear conciencia. La conversación comenzó cuando nos dimos cuenta de que el VIH estaba afectando más a las mujeres heterosexuales africanas que a los hombres gay. Entonces había algo que advertirle a las mujeres: “No pongan Dettol en sus vaginas; no sequen sus vaginas. Eso es peligroso”. Pero la conversación no logra darse y las mujeres siguen sufriendo.

¿Hay una división sexual en la educación sexual?
Definitivamente es un asunto de clases. Entre las mujeres que están menos informadas y menos educadas hay una ignorancia increíble alrededor de la vagina. La gente cree que si estás con un tipo que tiene un pene más grande significa que tu vagina va a estar así de grande. Y si terminas con él y te vas con un tipo con un pene más pequeño, vas a seguir igual de grande y él sabrá que tuviste sexo con tipos con penes más grandes. Él será consciente de esto y no va a querer estar contigo. La reputación de una mujer depende del tamaño de su vagina.

¿De dónde viene ese mensaje?
Viene de otras mujeres y es intergeneracional. Los hombres no le dicen a las mujeres, “Pon Dettol en tu vagina”, más bien les dicen, “Tu vagina está suelta, eso significa que eres suelta. Eres una perra y por eso te dejo”.

¿Este pensamiento siempre ha estado presente?
Siempre lo ha estado, la necesidad de tener una vagina estrecha. Se trata de juventud. Pero también se mezcla con el mito. Puede que recuerdes que en los años noventa en Sudáfrica, cuando la discusión sobre el VIH comenzaba, uno de los mitos increíblemente perjudiciales era que si tenías sexo con una virgen te curarías del sida. ¿Te acuerdas de eso?

Sí, y me acuerdo de las violaciones de niñas muy jóvenes. Pero es lo mismo que las mujeres en el occidente buscando la juventud a través de las vaginoplastias.
Ellas están teniendo su propia mutilación vaginal. Es un poquito más avanzado y caro que poner cremas en tu vagina. ¿Pero lo principal no es lo mismo? Es poco saludable querer estrechar tu vagina porque quieres tener una experiencia de luna de miel o que tu pareja piense que eres joven.

Puedo ver las presiones sociales, pero no puedo dejar pasar el dolor. ¿Es un problema grande que el dolor sea aceptado en el sexo?
Sí, y eso ha dado mucho de qué hablar. He sido parte de un grupo de trabajo de la Asociación Mundial de Salud Sexual, y hemos puesto en marcha la declaración de los derechos sexuales y el derecho al placer; hemos estado alentando eso. Las mujeres se sorprenden de que sea uno de sus derechos. Sabemos que el 33 por ciento de las mujeres tienen y toleran penetración dolorosa. Eso se convierte en parte de lo que esperan del sexo.

Supongo que eso pasa cuando la cultura del sexo es vista desde la perspectiva masculina.
Hice un trabajo en una escuela de Knysna con 200 estudiantes y estaba aterrorizada cuando estas chicas me decían que protegerían su virginidad haciéndole sexo oral a los hombres. Les dije: “Espero que ellos también se pongan de rodillas y les hagan sexo oral”.

Hubo un silencio estupefacto. Dijeron que eso no lo hacían los hombres. ¿Por qué no lo esperarías? Tiene que haber reciprocidad; de ninguna manera debes hacerle eso a un tipo sino estás segura de que él hará lo mismo.

La motivación para hacer esto es conseguir un compromiso y darle placer al tipo. No han pensado en su placer.

¿Esa es la clave? ¿Volver a acercarse a la salud sexual enseñándoles a las mujeres sobre el placer y sobre cómo estar seguras?
¡Dios mío! He pasado mi vida hablando de esto. No es solo sobre educación. Cuando le hablo a estas niñas me pregunto ¿de qué se trata la educación sexual? Todo está basado en el miedo. Estamos en el 2015 y todavía están en la misma situación.

El sexo es sobre placer, derechos, salud, cómo tomar buenas decisiones, cómo negociar, y no les están enseñando esto.

Pero como mencionaste, el mensaje viene de las familias, así que no se trata de educación formal.
La misma noche que hice ese trabajo, hice uno para los padres. Les dije que sus niñas estaban teniendo sexo porque amaban tener sexo. Se siente bien. Seamos conscientes de esto y comencemos desde este punto.

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