Cuando Marcela empezó a venderles nudes a sus clientes estadounidenses, le gustó la facilidad con la que se desenvolvió en su nuevo trabajo. Estaba saliendo de una relación larga con una chica DJ y también estaba lidiando con su adicción a los fármacos. Se sentía en muchos aspectos débil, pero en otros estaba decidida: iba a renunciar a su trabajo formal e iba a dejar las drogas. Para eso, alquiló un apartamento diminuto y viejo en otra ciudad, y usó la distancia con el mundo que había conocido para empezar una nueva vida. Comenzó a vender nudes, a hacer shows por webcam y a ofrecer sesiones de sexting a través de un amigo que le facilitaba los clientes.
“Recuerdo que en esa época casi ni salía de casa. Iba al mercado y compraba café en la panadería de la esquina. Pasaba el resto de tiempo en mi casa desnuda frente a la pantalla. ¡Ahora en pandemia recuerdo mucho mis días de detox!”, dice Marcela por videollamada mientras se ríe y fuma un cigarro. “Lo bueno es que la cuarentena trae más clientes. Trabajo más que nunca. Con el panorama económico, yo feliz de trabajar todo el día”. Marcela tiene mucha suerte, ahora en cuarentena puede trabajar con clientes regulares.
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Kamala, en cambio, pasa su cuarentena cuidando el estudio de una amiga, a ocho mil kilómetros de distancia de su novio. Está acostumbrada a la distancia con la persona que ama y a enviarle fotos de sí misma y describir cómo se siente su cuerpo cuando piensa en él. También está acostumbrada a coquetear con amigos y conocidos a través de nudes. “Los nudes son básicamente el lenguaje del día a día moderno. Antes flirteabamos inofensivamente con un colega en la oficina. Ahora enviamos fotos sin compromiso con alguien con quien hablas tres veces al año”.
Ambas tienen algo en común: han establecido una buena cantidad de medidas para sentirse seguras durante el sexting. Kamala, por su lado, se cuestiona la dinámica del texteo erótico dependiendo de la confianza que hay con la otra persona. Con su novio, la inseguridad es baja, pero con otros siempre se pueden descubrir cosas desagradables: “No suelo mandar fotos con la cara, pero hay chicos que las piden. Hay cierto morbo detrás de la posesión de la imagen. Te piden ver la cara o te piden imágenes sin tiempo límite”.
Compartir sexualidad con otro ser humano implica intimidad y confianza, así hablemos de intercambios casuales, amorosos o de servicios sexuales. Cuando se trata de sexting, el envío de nudes o el sexo telefónico o por videollamada debemos tener en cuenta mecanismos de protección que nos permitan sentirnos más seguros y establecer nuestros límites con comodidad.
Recuerda que cualquier intercambio sexual necesita de consentimiento —no mandes nudes o comentarios pasados de tono sin preguntar previamente a la persona si le agrada la idea— y recuerda que es importante que hagas un análisis de riesgo, igual al que harías con una pareja sexual: ¿Confías en la persona? ¿Has escuchado cuentos abusivos sobre ella? ¿Te presiona para que compartas imágenes? ¿Sientes que la conversación no es recíproca; es decir, que solo pide material pero no comparte nada? La intuición es un medidor maravilloso para leer y manejar las conexiones humanas. Si algo no te agrada, te hace sentir presión, o no se corresponde con la página en la que estás, no tengas miedo de expresarlo y esperar comprensión de parte de tu interlocutor.
El sexo digital seguro es tan importante como el sexo seguro y acá te damos una guía para que puedas explorar un nuevo lado de tu sexualidad en tiempos de cuarentena.
Antes que nada, algunos consejos para que no se filtren tus nudes:
1. Procura no mostrar tu cara
Como sabe Kamala, mostrar nudes con tu rostro es peligroso porque, al ser una imagen reconocible, pueden utilizarla para acosar, extorsionar, amenazar o intimidar. En cambio, cuando se trata de una foto sin cara, ¿quién puede determinar que ese no es el cuerpo de otra persona?
No mostrar la cara suele ser fácil si estás compartiendo nudes con parejas o conocidos, pero no es tan factible si estás sobreviviendo la pandemia vendiendo tus nudes, ya que muchos servicios o clientes piden mostrar la cara. No te preocupes: si este es el caso, solo procura que dicha persona no sepa tu nombre ni tu contacto en redes sociales. ¿Por qué son importantes estas medidas? Porque el riesgo existe cuando pueden usar una foto erótica en tu contra. La extorsión y la intimidación usualmente implica la amenaza de mostrar las fotos a alguien conocido: familia, colegas, jefes, amigos, o hacerlas públicas en redes sociales. Si el agresor cuenta con una imagen, pero no puede asociar esa imagen a tu vida real, de poco le servirá porque no tendrá cercanos tuyos a quiénes contactar. Tampoco le envíes a clientes imágenes de desnudos que has compartido en redes sociales asociadas a tu nombre para evitar que haga búsqueda de imágenes reversa.
2. Cubre tus marcas corporales distintivas
Lunares, tatuajes o piercings pueden develar tu identidad. Puedes cubrirlos con maquillaje, buscar un ángulo adecuado para la foto o retocar un poco la imagen después de tomada.
3. Ponles a tus imágenes una marca de agua
Los ataques en línea suelen ser anónimos e implicar amenaza y extorsión, ambos delitos denunciables. Para saber de dónde se filtró tu nude, ponles a tus fotos una marca de agua. Esto te permitirá tomar acciones sabiendo la identidad de la persona que ocasionó la filtración. La marca de agua puede decir, por ejemplo, el nombre de la persona a la que le estás enviando la foto. De esa forma, en caso de extorsión, acoso o amenaza digital, puedes ubicar a través del watermark quién es la persona que está haciéndolo. Es una manera de protegerte legalmente y enfrentar a tu agresor. Para esto, busca apps como watermark.
4. Guarda tus nudes en una carpeta secreta
Hoy en día, una persona con conocimiento de programación puede vulnerar fácilmente tu seguridad digital, por ejemplo accediendo a tu móvil o computadora a través de la red de internet. Crea una carpeta de almacenamiento cifrada que te protegerá de ataques en línea. Estas suelen estar protegidas por código PIN o huellas dactilares y sirven para móvil o computadora. Chequea esta bóveda que te puede servir.
Pero una de las cosas más importantes es que sepas elegir bien tu canal de comunicación. Solemos intercambiar imágenes, audios y textos eróticos a través de Whatsapp o Instagram; sin embargo, estas son las plataformas con menos herramientas para garantizar seguridad.
Una de las aplicaciones que la gente más está recomendando para sextear es Telegram. Algo bueno de esta app es que te permite compartir un identificador en caso de que no quieras dar tu número telefónico. Esto es crucial si estás ofreciendo servicios sexuales. Para conectarte sin tu número tienes que crear un nombre de usuario, que luego puedes dar a otras personas para que te contacten. Este lo puedes cambiar cuando quieras.
Telegram, al igual que Signal, también tiene una función de mensajes que se desaparecen y te ofrecen varias opciones de tiempo para que las adaptes según tu preferencia. Para usarla, abre un chat privado y toca el nombre del destinatario, luego activa “Desactivar mensajes”. Una advertencia: eliminar mensajes en tu teléfono móvil no los eliminará automáticamente en la versión de escritorio de la aplicación.
Más allá de esas características que la hacen una mejor opción que Whatsapp o Instagram, algunos especialistas cuestionan la seguridad de Telegram. Por ahora, la mejor alternativa parece ser Signal, que además de lo anterior ofrece encriptación de ambos lados. ¿Qué significa esto? Que solo tú y la persona con la que estás hablando pueden ver la conversación. El cifrado de extremo a extremo es una línea de comunicación segura que bloquea el acceso de terceros usuarios a los datos cuando se transfieren de una fuente a otra. De esta manera, se puede ayudar a mitigar el riesgo de filtraciones y proteger la información confidencial.
Eso sí, ya sea que uses Telegram o Signal, debes ser precavido. Aunque ambas aplicaciones ofrecen la destrucción de imágenes en el chat privado y no permiten tomar pantallazos, ninguna aplicación ofrece métodos infalibles contra la apropiación no consensuada de imágenes. Siempre pueden tomarle una foto a la pantalla del móvil con otro equipo, así que procura seguir los consejos que dimos anteriormente sobre las nudes.
Además, se trata de dos aplicaciones que solemos usar para trabajar. “Telegram, como alternativa a WhatsApp, Facebook e Instagram sigue siendo muchísimo mejor en cuestiones de seguridad digital y doxing en Internet, generalmente con intención maliciosa. Pero no es un canal que se utilice mucho para sexting porque su público objetivo es más de redes académicas o de información y las consecuencias de una difusión por ese canal pueden ser horribles para el desarrollo económico, social y político de las mujeres”, explica Georgina Rothe, analista de Género en Asuntos del Sur, una organización que diseña e implementa innovaciones políticas para desarrollar democracias paritarias, inclusivas y participativas.
Si sientes incomodidad sexteando a través del mismo medio por el cual entregas informes mensuales y licitaciones a tus jefas, hay apps con buenas opciones de seguridad, destrucción de mensajes e imágenes, protección de identidad y resguardo de información: Privates!, Snapchat, Diskreet, OhmiBod, Confide o Dust.
Recuerda: no salir de casa durante la cuarentena no significa que no te puedas divertir y seguir explorando tu sexualidad y sintiendo placer. Y claro, el placer siempre puede estar acompañado de seguridad y respeto a los límites de las personas involucradas.
Encuentra a Gabriela en Twitter como @unamujerdecente.