Un par de alegres miembros del Boeremag son escoltados a sus nuevas celdas.
Si hubiera una comedia militar con una división de la SS, esa división sería el Boeremag. Esta semana se cerró la cortina de uno de los juicios más locos en la historia de Sudáfrica. Durante los últimos diez años, 22 racistas que quieren derrocar al gobierno post apartheid y matar o deportar a todos los negros en Sudáfrica, han tomado el podio acusado de alta traición.
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Esta banda de granjeros, mecánicos, académicos de poca monta y vendedores de equipo, inspirados en las profecías de un adivino Boer de hace 150 años, planeaba volar un Boeing con una bazuca, envenenar a la gente con gas, iniciar una guerra apocalíptica e implementar una política de inseminación masiva. Los acusados estuvieron en la misma corte que Nelson Mandela cuando él fue juzgado por traición. Irónicamente, estaban entrenando francotiradores para matarlo.
Su plan, descrito en un documento de Word bajo el nombre clave: Documento 12, supongo que con la esperanza de que los investigadores se cansaran de leer después de los primeros 11, llegaba hasta la división de cajones entre ellos. Pero no había nada que indicara cómo planeaban tomar el control de una de las principales bases militares, equipados únicamente con pistolas y rifles de cacería.
Su sueños eran atrevidos. Pero no eran más que fantasías. El 13 de septiembre de 2002, un grupo de ellos salió rumbo a Alexandra, Johannesburgo, en autos con petróleo, bombas, y armados hasta los dientes con rifles y granadas. Su plan era colocar sus bombas en autos rentados para ejecutar la fase uno del plan. El plan cambió. Pero ya tenían 1500 kilos de explosivos, y estaban en contacto con químicos capaces de fabricar gas venenoso. Estos son algunos de los mejores momentos de la década pasada:
Los hermanos Toit, Andre (izquierda) y Mike (derecha).
INSPIRADOS POR UN SABIO DE HACE SIGLOS
Mike du Toit, el líder del atentado, reclutó a personas que creyó manipulables como personal para un equipo de “seguridad”. Después de eso, los enganchaba con historias de “Siener” Van Rensburg, un profeta místico que había sido consejero del presidente boér, Martinus Steyn, y cuya visión del futuro culminaba con una guerra racial. (La cual, obviamente, ganaban los blancos). Du Toit creyó que sus hombres estarían bien equipados para llevar a cabo su misión si se veían como agentes encargados de hacer cumplir su destino místico.
ERAN DAD’S ARMY (Comedia militar inglesa)
A principios de 2002, los miembros se pararon dentro de un almacén de papas en una granja del Estado Libre, se juraron alianza, y firmaron “cartas azules” para declararle la guerra al gobierno. Cada un recibió una bala, la cual simbolizaba que los “traidores recibirán un balazo”. También fue durante la junta que Fritz Naude decidió apodar el “KGB”. Otros nombres clave eran “Rottweiller” y “Motherfucker”. Era ese tipo de organización.
Uno de los acusados, miembros del Boeremag, en la corte de Pretoria.
CREÍAN EN LA TEORÍA DE LA LIMPIEZA ÉTNICA
Pretendían que el Boeremag tomara el poder y que todos los negros en Sudáfrica huyeran hacia la frontera en una especie de migración masiva. Según el Documento 12, esto estaría motivado con el uso de “parcelas de comida en puntos estratégicos”. Así es: el Boeremag tomaría sacos de maíz, los colocaría sobre la carretera, y estos pollos humanos seguirían el rastro hasta la frontera con Zimbabue, Botswana y Mozambique. Una vez ahí, el plan de du Toit era que la ONU construyera refugios para estas sobras humanas.
SOÑARON CON OTRO 11 DE SEPTIEMBRE
Es difícil saber dónde empieza un golpe de estado. Al principio, se habló de “otro 11 de septiembre”, un espectáculo tan dramático que provocaría tanto caos que los Boeremag podrían entrar sin problema alguno para llenar el vacío creado. En 2001, luego de que la policía allanara su casa (y supuestamente “plantara” software y pornografía infantil), Du Toit anunció que llamaría a 450 hombres que tenía a su disposición en Transvaal. Matarían negros a diestra y siniestra para crear un caos: “Tantos kaffirs [negros] morirán que no será gracioso”. Los francotiradores se encargaría de Nelson Mandela y de los oficiales clave de la Defensa. Discutieron la posibilidad de derribar un Boeing con una bazuca. Al final, du Toit abogó por un ataque coordinado contra el Parlamento, el Banco de Reserva y la red eléctrica nacional. Una vez que la electricidad fuera restaurada, se anunciaría por televisión que el Boeremag estaba al mando. Por increíble que suene, du Toit sobreestimó el atractivo de su macabro plan racista, y nada de esto se concretó.
Miembros del Boeremag, Rudi Gouws y Herman van Rooyen.
CREYERON QUE SERÍAN ALABADOS COMO SALVADORES
Luego de escuchar las buenas noticias de un nuevo gobierno talibán-neoholandés, los sudafricanos blancos se levantarían espontáneamente en armas contra los negros. Muchos de ellos ya tendrían en sus almacenes 200 litros de diesel y comida enlatada para apoyar a las fuerzas del Boeremag. Los sudafricanos de color harían lo que se les ordenara: todos los que no cooperaran serían ejecutados. Tom Vorster, quien tomó la batuta luego de que du Toit decidiera huir, contempló la posibilidad de obligar a los blancos que no cooperaran a “limpiar” los campamentos, una vez que los negros huyeran. Un testigo cuenta que llegó a hablar de derretir los autos de estos traidores en siderúrgicas, lo cual sólo habla de su poco conocimiento de las técnicas de producción siderúrgica modernas.
NUTRIERON SUEÑOS ESPERMATOZOICOS
Durante uno de sus viajes, Vorster le dijo a uno de sus hombres que soñaba con tener un harem gigantesco en su base en Armscor, el fabricante de armas del estado, y preñarlas con esperma Boeremag para crear una nueva nación. Fue durante ese viaje que Vorster sugirió la idea de asesinar al famoso comediante, Casper de Vries, “porque no va por el camino correcto”.
Para evitar confusiones, he aquí el popular comediante, Casper de Vries:
Un hombre en un camino equivocado.
DISPARARÍAN CAÑONES ENTRE CIUDADES
En términos de apoderarse del aparato militar del estado, su plan era muy básico. Usarían fotos aéreas para planear su estrategia. Tomarían el control del armamento pesado en las bases. Sus reclutas con cero entrenamiento usarían estas armas con tecnología de punta para atacar Pretoria. Los aviones del gobierno serían derribados por los rifles de cacería de los Boeremag, quienes estarían escondidos afuera de las bases militares. Vorster también habló de utilizar artillería pesada desde la base militar de Potchefstroom en el otro lado de la ciudad, para “fomentar el pánico”.
TENÍAN SUS ESPERANZAS PUESTAS EN LA INMIGRAIÓN
Después de ejecutar la fase principal de su plan, miles de sudafricanos blancos que emigraron a lo largo de los años, regresarían a casa. Perth, Putney, Vancouver: todas estas ciudades se quedarían sin sudafricanos, los cuales abandonarían sus negocios de importación y regresarían corriendo a un lugar en el que ya no habría quién les limpiara sus albercas o les llenara el tanque de gasolina. Estarían ansiosos por regresar a casa, porque ésta nueva Sudáfrica, sin todo su capital humano, finalmente se convertiría en una utopía económica. En otras palabras, sería como Australia. Sólo que sin todos esos australianos degenerados.
Herman Van Rooyen, capturado después de escapar a su primer arresto.
SON EXPERTOS DEL ESCAPISMO
En 2006, dos Boeremag escaparon de sus celdas durante el almuerzo y estuvieron nueve meses prófugos. En 2011, tres policías y un guardia de seguridad terminaron en el hospital luego de que les rociaran los ojos con amoniaco en una corte. Herman Van Rooyen rompió un vidrio y huyó por el centro de Pretoria, donde lo atraparon unas horas más tarde. Vorster golpeó a una policía y habría logrado escapar de no ser porque la oficial le devolvió el favor con una pistola de choque. Ahora tienen que dormir con los pies esposados.
LA VERDAD ES QUE YA NADA LAS IMPORTA
El juicio ha durado diez años. Dictar las sentencias ha tomado un mes. Los acusados están más que cansados de estar en la corte. Durante la lectura de los cargos por parte de la Juez Eben Jansen contra Rooikoos du Plessis, el resto de los acusados leían una revista de autos con lentes 3D. En su defensa, Sudáfrica es un lugar reconocido por sus increíbles revistas de autos en 3D. Una razón de orgullo.
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