De 2012 a 2015, la cifra de personas contagiadas con VIH en el mundo pasó de 33 millones a 36,7 millones, y el número parece aumentar cada vez más.
Esta enfermedad, que consiste en un microorganismo que ataca y debilita el sistema inmune de la persona, volviéndola mucho más vulnerable a cualquier enfermedad, no solo es una realidad latente, sino una de las principales causas de muerte de la población mundial.
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Y a pesar de que la mayor causa de contagio sigue siendo la transmisión sexual, en este momento 1 de cada 10 nuevos contagios es causado por el intercambio de jeringas entre las personas que se inyectan drogas. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), replicada por un comunicado de Acción Técnica Social (ATS), 16 millones de personas se inyectan drogas, de las cuales 3 millones tienen VIH.
¿Cómo está este panorama en Colombia?
Según el comunicado de ATS, contrastado según ellos con los del «Informe sobre la prevalencia de VIH y Prácticas de Riesgo en Personas que se Inyectan Drogas», realizado por la universidad CES de Medellín entre 2010 y 2014, en Bogotá se intercambiaban jeringas en un 58,5%, comparado con un 16,7% durante este año.
Por su parte Pereira, la ciudad donde más se consume heroína en el país, presentaba una cifra de 52%, frente a un 35,5% actual. En Cali, la ciudad donde más ha disminuido el intercambio, pasó de ser un 60,6% en 2014, a ser un 50% en 2016.
Según este mismo estudio, el porcentaje de población con VIH en Pereira era en 2014 de un 8,4%, frente a un 5% en Bogotá y un 2,2% en Cali.
«El país ha recibido con sensatez crítica los programas de acceso a material higiénico de inyección como CAMBIE» afirma ATS en el comunicado, un programa de esta misma organización para mitigar riesgos, hacer campañas y lograr una pedagogía frente al consumo inyectado de sustancias y el intercambio de jeringas. «Es necesario que de manera urgente se reemplace la represión de las drogas por estrategias de prevención, reducción de daños, salas de consumo supervisadas, acceso a material higiénico de inyección, recolección de jeringas usadas para disminuir su intercambio y riesgo biológico, acompañamiento psicosocial para usuarios y familias y acceso a Metadona», reitera ATS. «Pero sobre todo establecimiento de proyectos de prevención, reducción de daños y superación del consumo como ejes transversales de los gobiernos locales, nacionales e internacionales».
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