Tanto en el negocio de la música como en la vida de los músicos, las comparaciones y los juegos de egos pueden ser pan de cada día. Hemos enlistado casos de discos que se grabaron por bandas peleadas y hasta desmadres en los escenarios a puño limpio que demuestran que cualquier momento es propicio para una buena pelea, si a cualquiera de estos músicos le da la gana de tenerla.
Pero ha habido otras ocasiones en las que esas rencillas entre músicos, por el morbo y la intriga que despierta ver a dos estrellas escupiéndose veneno, despiertan bandos o incluso reflexiones en la misma historia de la música sobre quién es el mejor o en últimas, el menos pendejo.
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Ya son bien conocidos algunos casos memorables como la enemistad a muerte entre Tupac y Biggie Smalls o la rencilla que provocó la salida de Dave Mustaine de Metallica, dando pie a la creación de Megadeth.
Sin embargo, quisimos hacer un repaso de aquellos pleitos protagonizados por artistas colombianos. Algunos no pasan de simples calenturas del momento o confrontaciones más mediáticas que auténticas, pero existen pleitos que sí llegaron a trascender en la historia de agrupaciones nacionales de importancia. Estos son algunos de los casos más emblemáticos.
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Diomedes Díaz vs Zuleta vs Oñate vs Orozco
En una trayectoria tan amplia como la de Diomedes no podían faltar las rivalidades y las broncas, sobre todo en un género donde permanentemente se disputa un trono y el reconocimiento de la gente.
Desde sus épocas de estudiantes en el colegio Loperena de Valledupar, Diomedes y Rafael Orozco mantuvieron cierta competencia pero también admiración mutua. Como bien lo ha recontado el cronista Alberto Salcedo Ramos en sus trabajos investigativos y charlas sobre el tema, ambos tenían una rivalidad que en las canciones era discreta y respetuosa, pero que tras bambalinas provocaba en los dos una enorme ansiedad siempre que tenían que pararse en la tarima juntos. El tipo de ansiedad extrema que no te deja comer ni dormir.
La rivalidad con Jorge Oñate funcionaba de manera peculiar, ya que era éste el que sentía desdén hacia Díaz en el momento en que empezó a crecer como competencia seria a su corona. A Oñate le gustaba recurrir a apodos como “El bizquito desafinao”, le negaba cualquier mérito y además se burlaba de sus inflexiones en el canto, según recuenta Ramos.
Cuando Diomedes fue encarcelado por la muerte de una de sus fans, Oñate dejó claro que se encontraba satisfecho. En una de sus canciones, “El canto y la pozoña”, materializó su burla de lo que creía la muerte definitiva de la carrera del Cacique: “ ¡Te acabaste, cabo e’ vela, y ahora ni quién te prenda, Jajajajajaja!”.
Una de las anécdotas más dicientes de lo lejos que estaba dispuesto a llegar Oñate contra Diomedes se encuentra en ‘La Eterna Parranda’ de este mismo cronista. Según lo confesó Rafael Díaz, un hermano de Diomedes, hubo una ocasión en la que Oñate lo “emboscó” ofreciéndole plata para que lo recibiera en el aeropuerto de Valledupar. En el instante en que se dieron la mano un fotógrafo registró el momento, la foto apareció a los pocos días en un diario local encima de la leyenda “hasta un hermano de Diomedes fue al aeropuerto a esperar a Jorge Oñate”.
Lo interesante de esta rivalidad es que fue más encarnada por los mismos fans del vallenato que por los artistas en cuestión. La defensa acalorada y pasional del que a cada quien le parecía mejor le dio a esta rivalidad un morbo comparable con el de otras grandes broncas de la música mundial.
Si bien Diomedes no pareció tomarse tan a pecho el raye de Oñate y la vinculación de uno de sus primeros acordeoneros, Juancho Rois, con éste, el raye de Diomedes –que sí fue con toda- se lo guardó para su exacordeonero, Iván Zuleta, quien en el 2008 dejó al ‘Cacique’ para irse a tocar con la banda de Iván Villazón. El 19 de enero de ese año en Ciénaga (Magdalena) se reencontraron en lados opuestos de la tarima y no se guardaron nada ante sus nuevos compañeros y el público.
Desde aquel día donde quiera que se presentaran se dedicaban versos entre sí en las famosas piquerías. Finalmente la gota que rebosó el vaso fue un espectáculo en Cartagena, donde Zuleta no aguantó que Diomedes le recalcara una invitación de Villazón al acordeonero Óscar Bonilla para intervenir en los arreglos de su nueva producción. En su verso Zuleta le restregó lo que sucedió con Doris Niño y fue Iván Villazón al que le tocó mediar para que ambos artistas pudieran reconciliarse y volver a disfrutar tragos juntos en los conciertos.
J Balvin vs la mamá de Cali & El Dandee, Alejandro Sanz, Don Tetto y otros reggaetoneros…
El artista paisa ha protagonizado titulares en más de una ocasión por rayes con otros artistas. Sus más recientes broncas incluyeron un cruce de comentarios con el español Alejandro Sanz como jurados de La Voz México y una puteada que mandó por su Instagram al vocalista de Don Tetto, Diego Pulecio, tras una aparente indirecta que éste había lanzado en esa red con la portada de un álbum similar al disco Energía que estaba próximo a lanzarse.
En esta misma red también tuvo un altercado con Kevin Roldán después de varios memes subiditos de tono de los cuales no dejaron rastro.

El raye de Balvin más anecdótico se remonta al año 2011, durante una edición del concierto Nuestra Tierra en Bogotá el 17 de septiembre. Una riña tras bambalinas, que al parecer habría empezado el cantante con el dúo bogotano Cali & el Dandee, se acabó cuando la mamá de los hermanos Rengifo roció gas pimienta contra el reggaetonero y este tuvo que ser atendido de urgencias en una casa camino al hospital. Los Rengifo ofrecieron disculpas públicas y Balvin descartó demandar posteriormente pero sin dudas están mejor de lejitos.

A pesar de ese historial, las peleas más “interesantes” de Balvin se dieron en el terreno musical, como parte de una tendencia que los reggaetoneros colombianos empezaron a emular de los puertorriqueños a principios del 2010: armar combos para putearse en las canciones y chicanear un rato.
En Puerto Rico la práctica inicio a comienzos de los 2000 cuando los reggaetoneros “underground” empezaron a copiar la cultura de los raperos gringos. Uno de los combos más conocidos era el de Los Benjamins producidos por Luny Tunes y lanzando de esas famosas “tiraeras” contra otros combos o reggaetoneros.
En Colombia nunca se llegó a asimilar esa práctica hasta que el país se convirtió en el competidor directo de Puerto Rico en materia de reggaetón y solo pegó durante un breve lapso. Los ‘diss tracks’ que se hicieron acá usualmente eran colectivos y justo como en este ejemplo, “Con flow mátalo”, tenían el doble sentido de putear tanto a los combos colombianos rivales como a los puertorriqueños. J Balvin en particular ha tenido rayes con Arcángel al igual que Reykon y Maluma.
Reykon por su parte ha tenido un par de cruces con Balvin: ante medios nacionales salió en el 2012 asegurando que este organizaba una campaña de desprestigio en su contra, lo que el otro desmintió. Dos años después tuvieron un encontronazo en Instagram que luego resultó ser parte de una campaña para promocionar una colaboración entre ambos.
Jairo Varela contra Alberto Barros ¿hubo o no plagio al Grupo Niche?
Durante abril del 2012 fue muy recordado el cruce de demandas y madrazos que intercambiaron los famosos compositores colombianos Jairo Varela y Alberto Barros.
El primero, conocido como el legendario fundador y director del Grupo Niche, dedicó parte de sus últimos meses de vida a arremeter contra Barros porque lo denunciaba de lucrarse ilegalmente de algunas de sus canciones a manos de la orquesta del barranquillero en sus giras por el extranjero.
Varela escribió una carta al Instituto Nacional de Migración de México ese año, acusando a Barros de “mercenario e impostor” por usar material suyo sin respeto por la propiedad intelectual. También anunciaba que lo demandaría por plagiarlo con varias canciones y utilizar el nombre de la agrupación para hacer presentaciones en México y otros países.
Por su parte Alberto es hijo del reconocido compositor magdalenense de música colombiana José Barros y trabajó alrededor de 12 años como productor, director musical, arreglista y trombonista de varios álbumes del Grupo Niche.
Éste negó las acusaciones y aseguró en su momento que contrademandaría a Varela por injuria y calumnia, puesto que su Orquesta Tributo funcionaba usando un repertorio con el material de varios autores, tanto en cumbia como en salsa, con todas las respectivas regalías.
Varela por su parte dijo que nunca le llegó plata por lo que adelantaba Barros en sus giras extranjeras. De igual manera, aseguraba que en el 2003 ya había hecho un primer llamado de atención a Barros por tratar de usar la música de Niche en la ciudad de Miami sin los debidos permisos legales.
Para Barros los asuntos de plata eran de responsabilidad de la disquera y él atribuía las motivaciones de Varela a la envidia. ‘La época de Niche ya pasó y está celoso de lo que estoy haciendo’ fue una de sus declaraciones ante el diario El Colombiano durante la controversia. La muerte de Varela el 8 de agosto de 2012 en Cali por un infarto dejó la bronca en el olvido.
El raye que se abrió durante la transformación del rap colombiano desde lo digital
En el mundo del Hip Hop las rivalidades entre músicos se viven de una manera muy distinta a la de casi todos los géneros, porque han sido mucho más absorbidas dentro de esa cultura como una demostración de talento o habilidad.
En la escena colombiana, más que rivalidades abiertas actualmente se vive un raye muy extraño que no tiene mucho que ver con los tradicionales duelos de rima, sino que confronta la perspectiva de lo que el rap debería ser para ciertos artistas y aficionados. Aunque por supuesto muchos otros se mantienen en la indiferencia.
Dentro del amplio abanico de raperos consolidados en la escena local, hay tres nombres que suscitan más reacciones pasionales de amor y odio que la mayoría, por lo menos en lo que a redes sociales respecta: Nanpa Básico, Stan MC, y Coffeeling Prole.
¿Por qué generan tanto raye estos nombres? Aunque sus números en redes sociales son bastante buenos, están igualmente atestados de madrazos que se mandan principalmente en YouTube y Facebook en grupos anónimos donde los acusan de ser una “vergüenza’”para el rap nacional, entre muchos de los insultos menos amigables que abundan en las redes.
El odio colectivo que se expresa contra estos raperos arremete contra las maneras de hacer Rap de estos artistas porque sienten que su estilo transgrede la identidad del género y sus raíces.
A ciertos sectores ortodoxos de los raperos vieja escuela no solo les inquieta su sonido más experimental, sino que también su contenido musical, la letra de sus canciones y hasta la apariencia que ellos mismos proyectan causan inconformidad según lo explica Laura Pataquiva, directora de comunicaciones en el portal Zona 57 especializado en hip hop.
Son maneras de presentar su trabajo que no han gustado a muchos integrantes del movimiento que llevan años escuchando el género musical, es simple decisión de gusto y percepción personal de lo que se considera como rap y de lo que no.
Sin embargo, Pataquiva también advierte que un fenómeno más complejo yace de fondo porque refleja de cierta manera un raye, así sea indirecto, entre las propuestas de la nueva y vieja escuela del rap colombiano que de vez en cuando se materializan en muestras abierta de desprecio en la Internet. Esta canción de Nanpa surgió en un momento de rechazo al bullying cibernético al que se vio expuesto.
A la larga la confrontación con la que ha tenido que lidiar también refleja parte del impacto que ha tenido su éxito estadístico en esas mismas redes y la redefinición del éxito en la industria musical a partir de la Internet.
Estos nuevos artistas tienen la capacidad de mover de forma masiva a sus seguidores porque pertenecen a un ámbito generacional similar, porque hacen uso de la herramienta y han sacado provecho de ella. También se sabe conectar de manera transparente y responsable con sus seguidores y trabajan bastante en su imagen, desde la que utilizan en sus trabajos discográficos, videos y flyers, hasta cómo se ven físicamente.
“De la nueva escuela también existen agrupaciones y cantantes que manejan lo “tradicional” del rap, que siguen pegando como los vieja escuela y que aparte tienen un excelente movimiento en redes”, explica Laura.
En cuanto a los artistas con una trayectoria amplia existen algunos que se han acogido a la era digital y a otros se les ha complicado el tema, razón por la cual han venido perdiendo presencia en los nuevos seguidores (adolescentes y jóvenes), en eventos y en el mismo movimiento, existen algunos que se han dado cuenta de la importancia de estar conectados y han acudido a agencias de música que les permiten impulsar su propuesta y su carrera a través de plataformas digitales.
En la comunidad hip hop aquel raye, a veces efímero y a veces latente, entre esos bandos discretos se toma con indiferencia o interés según la afinidad que se tenga por los artistas insignia de cada escuela.
“La división entre la nueva y la vieja escuela no se da solamente por redes sociales y no se presenta con todos los artistas” recalca Laura, añadiendo que es normal ver colaboraciones de artistas vieja escuela con nuevos artistas, y por otro lado también existen artistas vieja escuela que son activos en redes como Ali A.K.A Mind, Alcolirykoz y hasta la misma Crack Family.
La Piquería más famosa del mundo y su respuesta
A todos los grandes exponentes del vallenato les ha tocado afilar sus versos e improvisación en los reconocidos duelos de piquería, una práctica fundamental para cualquier artista que quiera demostrar su talento en este género musical.
Esta se concibió en su principio como el enfrentamiento en vivo de dos o más acordeoneros, en un desafío donde triunfa quien logra improvisar los versos más hirientes y burlones contra su contrincante para someterlo al ridículo público. Los desafíos y las respuestas se hacen en cuartetas o décimas, versos de cuatro o diez palabras, como se le conoce en la región.
La tradición oral fue clave para el éxito de las piquerías a través del morbo que provocaban los retos a distancia de los cantantes vallenatos para concertar duelos. En esos cantos que volaban de boca en boca se aclaraba hora, fecha y lugar de la contienda donde muchas veces germinaron cantos inmortales.
Así sucedió con el caso ampliamente popular de “La gota fría, compuesta en 1938 durante la famosa disputa musical del valluno Lorenzo Morales y el guajiro Emiliano Zuleta, que los llevó a través del país de duelo en duelo hasta ese contundente golpe de Zuleta que se volvió icónico.
Fue muy reconocida a nivel internacional como un referente de la Piquería, que es a su vez una parte invaluable del Vallenato como Patrimonio Cultural e Inmaterial según la Unesco, este género fue incluido en su lista a finales de 2015.
Tan solo en 1994 esa canción le produjo a Zuleta unas regalías por parte de la Sociedad de Autores y Compositores (Sayco) de 83 millones de pesos, según lo reportó la emisora LaVallenata. Sin embargo, la rivalidad siempre se mantuvo en términos amistosos, según lo recontó Morales en una memoria personal que dicha emisora reveló dos años después de su muerte, en el 2013.
El protagonista de la canción, “Moralito”, es el apodo de Morales junto a “El pequeño gigante de Guacoche”. Según aquellas memorias escritas a mano en un cuaderno, la inspiración tras ese tema fue en un encuentro casual con Zuleta en el municipio guajiro de Urumita, donde tras una fiesta este se fue temprano del pueblo.
La canción habla de un duelo musical que aún no tiene fin precisamente porque uno de los contrincantes se fue “en la mañanita”. Morales compuso “La Carta” como respuesta a “La Gota Fría” pero quedó ampliamente opacado por el éxito de su competidor.
Con esta canción producida bajo la inspiración de una rivalidad se puede ver como el espíritu competitivo del vallenato, sea visto como “sano” o no, pudo contribuir a que las piquerías surgieran como un efectivo molde de creación, propagación y desarrollo de esta música.
El raye que casi hunde el legado de un noviazgo clave para el rock colombiano
El breve amorío de dos años entre Andrea Echeverri y Héctor Buitrago en los noventa parecía destinado a darse, era como un augurio de los pasos agigantados que daría el rock nacional con el proyecto que se gestó durante su convivencia post-amorosa: Los Aterciopelados.
Buitrago la conoció durante su juventud cuando apenas estaba dando sus primeros toques con La Pestilencia junto a su colega Dilson Díaz. En aquellas épocas él era un muchacho humilde del Restrepo, en el sur de Bogotá y ella una chica privilegiada “hija de papi y mami” del norte de la capital, que sin embargo fue cautivada por el espíritu libre de Buitrago y la manera en la que éste reactivó su pasión por la música.
Poco después del primer disco con La Peste abandonó la banda y los estudios para irse a vivir con Echeverri en una casa en La Candelaria donde concibieron el bar Barbarie, sitio que redefinió la movida alternativa de la noche bogotana en su momento. Cuando terminó la relación, Echeverri se mudó de regreso a donde sus padres, pero superó la tusa cuando se reencontró con Buitrago para comenzar una nueva banda.
Aunque el noviazgo terminó oficialmente en 1992, ambos lograron sobrellevar una relación laboral estable durante el ascenso y cúspide de Los Aterciopelados, cuando los premios y el prestigio internacional comenzaron a llegar.
Pero en el 2011 y durante casi cuatro años, la tensión entre ambos explotó a raíz de una pelea de la que nunca se han podido conocer mayores detalles, salvo que fue “grande” y motivó a los dos a enfrascarse en sus proyectos como solistas. Tiempos en los que Andrea publicó el disco Ruiseñor (2011) y Héctor la segunda parte de Conector (2012).
La razón que logró unirlos de nuevo fue la insistencia por incluir a Aterciopelados en la celebración del vigésimo aniversario del festival Rock al Parque. Al principio, Echeverri dijo en la escasas entrevistas que concedió al respecto que esta reunión sería temporal, pero pocos meses después la banda había vuelto a firmar con Sony Music y estaba alistando una pequeña gira por los EE. UU.
“… Estaba reacia, pero nos insistieron tanto [en tocar en RockAl] que nos volvimos a acercar. Recuerdo que le puse un mail a Héctor que decía: ‘Me están insistiendo mucho… Aunque yo sigo brava pues usted no se ha disculpado y me dijo unas cosas horribles’. Desde ahí nos hablamos de nuevo” dijo Echeverri, usualmente no muy amiga de las entrevistas, al diario El Espectador poco después de ese toque.
¿Cuál fue el detonante de esta pelea? Aunque probablemente pasen muchos años hasta que alguno se abra más sobre la bronca , ciertas respuestas de Echeverri frente a la incómoda pregunta parecen dar pistas de un motivo para acabar la banda luego de la pelea: Echeverri quería superar una etapa de inconformidad frente a la alta dependencia que tenía con Buitrago en la dirección creativa y técnica del material.
Eso se puede inferir a partir de algunas de sus respuestas a la pregunta del porqué de la pelea, donde Echeverri siempre describía la bronca como un episodio ‘doloroso’ pero que la empoderó.
Según ella fue una pelea que influyó mucho su trabajo en Ruiseñora en dos niveles: el primero tenía que ver con el papel que ella misma desempeñó en tareas que usualmente manejaba Buitrago como la producción, ya que estuvo casi un año encerrada en su casa en el desarrollo de ese material.
Ruiseñora fue el tercer disco solista de Echeverri, pero el primero en el que ella se encargó completamente de este tipo de tareas y donde vuelve a profundizar su visión feminista. El otro nivel tenía que ver con una gran cantidad de “energía”, según la misma Echeverri lo describió, que sentía dentro de ella tras la pelea con Buitrago.
Energía que quería plasmar en ese trabajo y que sugiere que el empute que debió tener en ese momento debió ser muy verraco pero que pudo traducirse en un proyecto interesante e incluso necesario para que este mítico matrimonio musical se diera un poco de espacio.
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