Música

Nuestro hip hop era sangre, sudor y lágrimas: BreakBeat Lou

BreakBeat Lou

Crecer en el Bronx en los años 70 no se parece en nada a estar leyendo esto tirado en un sillón mientras una empresa captura nuestra información vaya a saber con qué propósito armamentístico o qué estrategia para instalarnos, una vez más, a un candidato de extrema-derecha reptiliana en nuestras glándulas pineales. No. Si el hip hop nació en aquel distrito neoyorquino, embajada a cielo abierto de múltiples países que tenía poco de diplomacia pero bastante de gracia, fue porque los jóvenes de entonces sintieron que había que hacer algo con lo que les pasaba. Algo que, casi 50 años después, es una especie de folklore global para millones de personas en todos los continentes.

Por eso, cuando Noisey en Español pudo encontrarse con uno de los pioneros del hip hop en el marco del Laboratorio que Red Bull Batalla de los Gallos montó en La Habana la semana pasada, no se pensaba quedar con la ganas de compartir una breve charla con él. Con el hombre que empezó como b-boy y terminó siendo uno de los DJ claves del movimiento; el boricua co-creador de Ultimate Breaks and Beats: Louis Flores a.k.a BreakBeat Lou.

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Tras una charla compartida con gallos como Aczino, Skone, Chuty, Letra, etc., Lou charló con Noisey mientras en La Habana caía el sol. Estamos hablando de un señor que tiene casi 100 mil vinilos en su casa, y uno de los arquitectos sonoros más importantes en la historia del hip hop.

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Foto de Enrique Mendivil, cortesía de Red Bull

NOISEY: ¿Qué es lo principal que deben tener los chicos que quieren iniciarse como productores?
BreakBeat Lou: Para mí lo principal es que tengan respeto y pasión por la música. Que sientan pasión por hacer de esa música un a cultura y que se dediquen a ella sin “esperar” que llegue el momento. Que puedan sentir orgullo por hacer su material. Si tú tomas los discos de Public Enemy te das cuenta de que ellos no esperaron a que los reconocieran para hacer evolucionar su música. Tú escuchas un material de sus comienzos y luego escuchas otro producido diez años después y se nota un crecimiento que ocurrió sin que ellos fueran reconocidos o sin que experimentaran un cambio notorio en su vida. Nosotros empezamos en el hip hop mucho antes de que nuestra música fuera reconocida con ese nombre. Se empezó a llamar así en 1982 y nosotros ya casi llevábamos diez años trabajando, imagínate. Y en esos tiempos todo era sangre, sudor y lágrimas. Ahora alguien puede comprarse una Mac por 700 dólares y empezar a lanzar cosas. Eso quizás no suene en un buen nivel, pero el contexto actual permite que eso pueda tener eco si esa persona tiene seguidores en sus redes sociales, etcétera. Cuando arrancamos con esto estábamos obligados a poner mucho dinero. Entre las cintas de la grabación, el mastering, etcétera, etcétera, uno terminaba poniendo 2000 dólares y todavía esa música no había sido escuchada una sola vez. Si quieres entrar en esto tienes que saber que vas a sacrificarte, a poner el 100 %.

¿Qué tienen en común esa generación del Bronx con esta?
Creo que hay mucha pasión. En esos tiempos, si bien nuestra situación en el Bronx era muy particular por todo lo que ocurría socialmente, nosotros sudábamos mucho por poder hacer una fiesta o por poder llevar nuestra música a las calles. Creo que hoy hay algo de esa sensación de querer producir música con ese ímpetu de que todo el mundo pueda verla y apreciarla.

¿Qué aportaron los latinos cuando surgió el hip hop?
El aporte latino fue fundamental. Aportamos mucho y sin la sangre latina el hip hop no estaría donde está hoy. Eso no se suele reconocer tanto pero algunos de los pioneros de entonces eran muchachos hijos de latinos y tenían una influencia directa de sus familias. Mi mamá, por ejemplo, ella tenía un gran amor por la música y si yo empecé en esto fue porque jugaba con un viejo tocadiscos que había en casa. Recuerdo que los sábados, cuando limpiaba, siempre ponía música y a mí me gustaba jugar a reproducir desde el tocadiscos y desde una cassettera. Así empecé. También los latinos aportaron desde el baile a darle la formación definitiva al género. Yo comenzé como b-boy bailando y como nosotros los latinos estamos acostumbrados a músicas más rápidas como el merengue o la salsa, cuando se empezó a subir el tempo de la música hip hop quienes más bailábamos y más impulsábamos ese estilo éramos los latinos. No hay que olvidar que el hip hop nació como una música de comunidad. Y que esa comunidad, en el Bronx, tenía una diversidad de orígenes muy grande. Para nosotros bailar, primero, y rapear después, era una acción comunitaria que evitaba que muchos chicos se perdieran en las drogas o en la violencia. Quizás no eramos del todo conscientes de eso en ese entonces, pero el espacio de expresión y contención del hip hop fue enorme.

¿Le reconoces identidad latina al trap como género?
Claro. Yo creo que la identidad está y que la necesidad de expresar está. Lo que a mí no me termina de cerrar son las letras. Y también que no conozco muchos artistas que se dediquen exclusivamente al trap. Pero quizás haya algo que no esté pudiendo recibir. Como cuando mi hijo empezó a interesarse por la música y quiso saber lo que los pioneros del hip hop habíamos hecho en ese entonces. Y yo le conté y le mostré y en un momento me dijo “¿y por qué ahora no escuchas algo de lo que yo escucho?”. Y ahí me hizo pensar. Porque yo nunca me había interesado por lo que las generaciones más nuevas estaban recibiendo.

¿Qué significa para ti cuando te dicen “leyenda”?
A mí me parece un poco extraña esa palabra. No sé si me siento cómodo cuando la escucho dirigida hacia a mi o hacia algún otro músico. Si consideras que yo hice algo importante en algún momento, pues bueno, aquí está mi legado. Manténgalo. Y lo mismo para todos los que sean considerados como leyenda. A veces me parece que esa palabra se usa demasiado y como que pierde su sentido. Reitero que si alguien considera que lo que hicimos en su momento fue importante, más que pensar en términos de leyenda, hay que mantener eso vivo con más música.

¿Qué discos deberían tener en cuenta los jóvenes que quieran empezar a producir?
Ufff, eso es muy difícil porque en un momento llegué a tener 100 mil discos…. Pero bueno, para empezar, algo esencial, algo que hay que reconocer… Apache de The Incredible Bongo Bang y Give up to Funk de James Brown.

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