Ian Berry es el único fotógrafo que presenció la Matanza de Sharpeville

Sudáfrica. Transvaal, Sharpeville, 21 de marzo de 1960. Policía disparando a la población.

Magnum es quizá la agencia de fotos más famosa del mundo. Aunque no la conozcas, es muy probable que hayas visto sus imágenes, como las fotos que hizo Robert Capa en la Guerra Civil Española, la “Chica Afgana” de Steve McCurry o los paraísos vacacionales británicos de Martin Parr. A diferencia de muchas otras agencias, los miembros de Magnum son seleccionados por los otros fotógrafos en la agencia, y en vista de que se trata de la mejor agencia de fotos del mundo, formar parte de ella es un proceso bastante difícil. Estamos haciendo un partnership con Magnum, así que os presentaremos algunos de sus fotógrafos durante las siguientes semanas.

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En 1962, Ian Berry recibió una invitación de Henri Cartier-Bresson para unirse a Magnum. Esto, en términos fotográficos, es lo más cercano posible a la canonización. Ian ha cubierto conflictos en Sudáfrica, Checoslovaquia, Israel, Irlanda y Vietnam.

VICE: Hola, Ian. Llevas en Magnum más de 50 años, ¿no?

Ian Berry: Sí. Da un poco de miedito admitirlo, pero sí. Eso pone de manifiesto mi incapacidad para dejar de hacer cosas. Cada año pienso en renunciar y nunca lo hago.

Empezaste en Sudáfrica. ¿Por qué?

Bueno, como buen joven británico, quería viajar. En aquella época era fácil conseguir ayudas para pagar un viaje y Sudáfrica me parecía un lugar interesante. Pensaba que vería leones en las calles de Johannesburgo y cosas por el estilo. Mi familia conocía a un fotógrafo que había vuelto de trabajar como asistente de Ansel Adams en Estados Unidos. Quería ayudarme, así que me fui a Sudáfrica con él.

¿Tuviste alguna formación extra en fotografía?

En aquella época no había clases de fotografía en la universidad. Lo único que podías hacer era conseguir trabajo de asistente con un fotógrafo, y eso es lo que hice. La persona de la que hablo utilizaba una 4×5, así que aprendí mucho, a pesar de que me di cuenta que no era lo que quería hacer.

Sudáfrica, 1994. Simpatizantes escalan vallas publicitarias para poder ver la llegada de Nelson Mandela.

Parece que la Matanza de Sharpeville te marcó mucho.

Después de trabajar con ese fotógrafo, intenté encontrar trabajo en un periódico, el Sunday Times Group en Johannesburgo. Estando allí, escuché que un famoso editor británico de una revista de Londres llamada Picture Post vendría a editar Drumuna revista africana. Quería aprender de ese hombre, así que intenté conseguir el trabajo y al final me lo dieron.

Después hubo una huelga nacional en Sudáfrica y la mayoría de los fotógrafos y periodistas estaban preparados para cubrirla. Recibí una llamada acerca de un tipo al que le habían disparado, todo esto en un municipio llamado Sharpeville. Cuando llegué, el lugar ya estaba lleno de fotógrafos internacionales. Todos estaban afuera de las puertas cuando coches armados llegaron para entrar al municipio. En aquella época, los blancos teníamos que tener un permiso para entrar en los poblados africanos.

Nos montamos en el coche y entramos. A unos 90 metros, el coche se detuvo y el policía en cargo salió y nos dijo: “Tenéis que iros de aquí o seréis arrestados”. Así que la mayoría de los coches se alejaron. Tres coches se quedaron, incluyendo el coche en el que yo estaba, avanzamos un poco más y el policía salió de nuevo y dijo, “Tenéis que iros, ¡ésta es la última advertencia!” Así que dos coches se fueron. Nosotros seguimos conduciendo hasta llegar a la comisaría, que estaba en un recinto rodeado de alambre de espino. Hablé con algunos policías, subí la valla y vi que todos parecían estar muy tranquilos. La gente no estaba agresiva. Parecía que no iba a suceder nada, así que me alejé y justo cuando llegué a mi coche la policía comenzó a disparar. Había cuerpos sin vida por todas partes. Todo pasó muy rápido. Empecé a hacer fotos de la gente mientras corría hacia mí y cuando me di cuenta de que las estaban asesinando, me tiré al suelo.

Cuando todo terminó, me levanté y sólo quedábamos yo y otra persona. Me monté en el coche y nos fuimos. Personalmente, las fotos eran una mierda, sólo eran fotos de gente corriendo, pero fue un evento que le dio vuelta al mundo. Tom Hopkinson, el editor de la revista para la cual trabajaba, escribió a Magnum hablándoles sobre mí y esa fue mi oportunidad de entrar.

Sudáfrica, 1985. Zululandia. Zulus de camino a celebrar una boda.

Las fotos fueron usadas como pruebas en los tribunales, ¿verdad?

Sí. Según su versión, sólo dispararon una vez y la gente empezó a correr y aplastar a otras personas. Eso no era verdad. Yo tenía una foto en la que salían con armas automáticas. Muchos recibieron disparos en la espalda. Y mientras la gente corría ellos seguían disparando. Yo fui el único testigo de piel blanca y, en aquella época, la palabra de un blanco tenía más peso que la de un africano. Así que entregué las pruebas, y afortunadamente la gente que había sido acusada, fue liberada. A pesar de que las fotos no salieron bien, tuvieron una finalidad humanitaria.

Y después te contactó Magnum.

Más o menos. Primero, un tipo que estaba empezando una nueva agencia en París y que había sido jefe en Magnum me invitó a colaborar con él. Estuve en su agencia durante un año y después Magnum me invitó a participar y, claro, acepté.

Corea del Sur. Boryeong. Playa Daecheon. Onceavo Festival del Lodo.

¿Tienes algún consejo para las nuevas generaciones?
Si tuviera algún consejo, yo mismo me lo aconsejaría. Me parece interesante ver cómo le irá a Newsweek, porque de momento nadie está ganando dinero con la fotografía. A veces doy clases de foto y la gente me hace la misma pregunta. Creo que nunca la podré responder. Si quisiera ser cruel, les diría que cogieran una cámara de vídeo en lugar de una cámara de fotos, pero es un mundo diferente. Me acaban de pedir un proyecto en Mozambique y en el último minuto me dijeron que prefieren que sea con una cámara de vídeo.

La gente con buen ojo y dedicación tendrá éxito. Mi consejo es que no se desmotiven. Dudo que la mayor parte de la gente que estudia fotografía acabe trabajando en de fotógrafo. Puede que trabajen con la policía o haciendo algo para un museo, bodas o que sé yo. Pero muy pocos ganarán dinero trabajando como fotoperiodistas. En fin, sólo es mi opinión. Puede que no tenga razón.

Gracias, Ian. Ha sido un placer hablar contigo

Haz click en los numeritos para ver las fotos de Ian Berry.

China, 1996. Provincia de Gansu. Xiahe. Niño tibetano de camino a rezar.

Bangladesh, 2000. Khulna. Jessore. Al fondo puede verse la única bomba de agua que tienen disponible. Está pintada de rojo para advertir que el agua está contaminada de arsénico.

Inglaterra, 1964. Londres. Plaza de Trafalgar. Un beso a medianoche durante la celebración de año nuevo. 

Sudáfrica, 1961. Gauteng. Johannesburgo. Fordsburgo. Muestras de cariño entre una pareja en un café multiracial.

Sudáfrica, 1984. Natal. Durban. Miembros de un grupo religioso participando en una ceremonia bautista en el Océano Índico.

África, 1968. Sudáfrica. Una joven negra cuidado a la hija de una familia blanca. 

Sudáfrica, 1981. Paarl. Los blancos disfrutan de una copa de vino en Ciudad del Cabo, mientras trabajadores negros cargan cajas.

Costa Rica. Océano Atlántico. Campamento Limon. Refugiados nicaragüenses tocando la guitarra, acostados en colchones, lo único que tienen. 

Sudáfrica, 1991. Policía y manifestantes del Movimiento de Resistencia Afrikáner se enfrentan por primera vez.