“Soy PJ Sin Suela, directamente desde Puerto Rico. Me apasiona el rap, el hip hop. Quien quiera conocerme que escuche mis canciones, en ellas reflejo todo lo que soy; porque en una puedo hablar de mi familia y en la próxima de religión, luego de sexo y finalmente de muerte”. Ahí la carta de presentación de, quienes a su lado estudiaron medicina, conocen como Pedro Juan Vázquez Braga; sin embargo, para aquellos que el twerkin practican apenas atienden su flow, lo mejor es llamarlo PJ Sin Suela, un tipo que se codea lo mismo con Bad Bunny que con Trending Tropics y que en “La pelúa” encuentra su más reciente golpe en la pista de baile, un puñetazo que manda a los escuchas directo a desoldarse las caderas.
“Estudié medicina el Puerto Rico”, comenta el de la cabellera rizada, recordando cuando decidió darle un viraje radical a su vida. “Y ya estaba haciendo el doctorado, que dura cuatro años, pero al final ya traía yo la espinita de que quería hacer música en serio, ya no como un hobbie, sino como un trabajo. En una de esas surgió la oportunidad de llevar mis canciones a un nivel superior y me lancé. No fue algo espontáneo, lo pensé muy bien, estuve mucho tiempo meditando cuándo era el momento preciso para cambiar”. Dicha transformación vendría en forma de mixtape, vale decir; un compilado con trece temas titulado Letra pa´tu coco (2015) que llevaría al nacido en Nueva York a ganar reflectores en toda Latinoamérica.
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A la fecha, PJ Sin Suela eventualmente ofrece charlas y clases con la medicina como fundamento, pero tiene claro que lo suyo es enfocarse en la música de modo total. “Tomé la decisión correcta, poner a bailar a la gente es lo mío. Mantener una conexión humana con los demás latinos es un trabajo que me exige full time”.
NOISEY: Pero contigo hay más que bailar con el coco apagado. Eres una persona muy pendiente de lo que ocurre a nivel político no sólo en Puerto Rico, sino en Estados Unidos, y te gusta decir lo que piensas al respecto.
PJ Sin Suela: Nada, yo leo, yo vivo. Sí, estoy pendiente de lo que pasa fundamentalmente en Puerto Rico, pero también en el resto del mundo. Observo y analizo los comentarios y las decisiones que toman los políticos porque sé que lo que hagan va a verse reflejado en mi vida diaria. Yo nací en Nueva York, pero me crie en Puerto Rico, un país que hoy día vive una crisis económica que ha provocado un éxodo de gente que busca oportunidades en Estados Unidos, y eso es algo que a todos nos afecta.
Muy pocos exponentes del llamado género urbano abordan este tipo de cuestiones.
Es cierto, casi nadie lo hace. Muchos no quieren hablar de este tipo de temas en su música porque no les conviene a sus bolsillos. Pero hay que hacerlo. No hay que tener miedo.
En el video de “La pelúa” puede verse que en las suelas de tus tenis llevas escrita la leyenda “we are all dreamers”. ¿Se trata de una declaración de principios y simplemente del patrocinio de la marca del calzado?
No, no me auspicia ninguna marca, un amigo mío me regaló esos tenis. Yo hago música para bailar, pero también me gusta meter algún un mensaje por ahí, algo positivo, relevante. En ese video me puse aquellos tenis porque tengo muchos amigos dreamers, gente que se mudó a Estados Unidos y está viviendo allá. No estoy de acuerdo con muchas de las ideas que propone Trump, y lo digo en mi música; para mí, todos somos dreamers. Todos los puertorriqueños lo somos. Todos los latinoamericanos lo somos.
Más allá de eso, ¿en “La pelúa” existe algún mensaje para las mujeres? ¿qué papel juega un tema como ese en el momento que el feminismo vive actualmente a nivel mundial? ¿Qué opinión tienes de la forma en que se proyecta la imagen de la mujer en las letras y videos de algunos músicos?
Cómo te explico. Tengo hermanas y tengo madre. Amo de verdad a las mujeres. Son lo más importante que hay. Y esa canción la hice para bailar, es un reggaetón duro; pero también se trata de una oda a la mujer natural, a la mujer segura, que es fuerte; pero también bella y sencilla. Sé que existen muchas canciones que denigran a la mujer, pero no es el caso de “La pelúa”, en realidad es lo opuesto: ahí la mujer manda. Soy feminista, apoyo dicho movimiento y detesto la violencia hacia la mujer. De hecho, en la canción “Mueve la chola” junté a decenas de mujeres para que rapearan contra la violencia que sufren.
Hay un fenómeno un tanto extraño en México. Hay quienes, siendo mexicanos, al hacer música adoptan modismos puertorriqueños. Algo nada nuevo si se considera que con el rock ha pasado algo parecido desde siempre. Lo curioso es que esta vez se trata de dos países latinoamericanos.
No sé qué decir de eso. Prefiero no dar mi opinión. Porque, vaya, todos podemos hacer lo que se nos pegue la gana. No quiero criticar. De México he escuchado a La Banda Bastön, por ejemplo, gente muy orgullosa de su letra y del barrio que representa. Y eso me gusta, el rap mexicano de ese tipo, con esencia. Porque se trata de ser real con las letras, de no fingir. Para los actores está la actuación y para los músicos, la música.
Por último, ¿crees que existan similitudes entre hacer música y practicar medicina?
Claro. Porque finalmente se trata de conectar con otros seres humanos. En la medicina alguien te comenta sus problemas, y lo mismo pasa cuando haces música. Las dos disciplinas conectan muy profundamente.
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