Entrevistas con dos desertores del ejército sirio

VICE contactó con el fotógrafo y videógrafo Robert King con la intención de llegar al complicado fondo del conflicto en Siria. Robert es un hombre con un corazón de oro, un instinto casi sobrenatural y unos huevos de pura lonsdaleíta pura (un ultra-escaso mineral un 58% más duro que el diamante). A lo largo de más de dos décadas ha documentado los lugares más inestables del mundo en sus momentos más violentos: Irak, Albania, Afganistán, Kosovo y muchos otros. No detallaremos todo lo que ha hecho ni los lugares en los que ha estado porque este reportaje que nos envió habla por sí solo.

—–

Videos by VICE

Una entrevista con Abu Ahmad, ingeniero civil y desertor del ejército sirio

VICE: ¿Dónde creció?
Abu Ahmad: Salahedin, Alepo.

¿En qué trabajaban sus padres?
Mi madre no trabaja y mi padre es agente de bienes raíces.

¿Qué hacía antes de la guerra?
Era ingeniero civil y teniente en el ejército.

¿Dónde estaba en julio de 2000, cuando Bashar llegó a la presidencia de Siria?
Todavía estaba en la universidad.

¿Qué experiencia tuvo con soldados de Assad antes de 2011?
En lo personal, ninguna, pero no estaba del todo de acuerdo con su comportamiento.

¿Dónde estaba en marzo de 2011, cuando arrestaron a 13 jóvenes en Daraa por pintar graffitis en contra de Assad?
Estaba haciendo el servicio militar en las afueras de Damasco.

¿Hubo algún momento en el que decidiera luchar contra Assad?
Muchas cosas me hicieron unirme al Ejército de Liberación de Siria. Vi a las fuerzas de seguridad arrastrar a una mujer tras arrancarle la ropa. La maldecían y acusaban de haber contactado con Al Jazeera.

Antes de desertar del ejército, ¿participó en alguna ofensiva contra los manifestantes?
No participé en los asesinatos, pero presencié el asesinato de manifestantes en Daraa, Saqba, Zamalka y Kafr Batna.

¿Presenció la muerte de civiles en esas batallas? ¿Qué pasó exactamente?
Vi cómo mataban a hombres y ancianos cuando salían de la mezquita tras los rezos del viernes.

¿Ha matado usted a alguien?
No.

¿Cómo es la organización del ELS?
Es una organización no jerárquica.

¿Cuál ha sido el peor momento para usted desde el inicio de la guerra?
Cuando un francotirador le destrozó la quijada a un niño en Daraa, al comienzo de la revolución.

¿Va a combatir pronto?
Sí.

¿Qué hará después del conflicto?
Cuando Assad sea derrocado volveré a mi trabajo.

30 de septiembre de 2012: un combatiente del ELS apunta contra las tropas del ejército sirio en el barrio de Al-Arkoub, en Alepo.

Una entrevista con Akhi Muhamad, de Damasco, desertor convertido en oficial del ELS

VICE: ¿En qué trabajaban sus padres?
Akhi Muhamad: Mi padre era oficinista retirado y mi madre era ama de casa.

¿A qué se dedicaba usted antes de la guerra?
Era oficial voluntario en el ejército sirio, pero tenía un diploma en geografía, que obtuve mientras estuve en el ejército.

¿Dónde estaba cuando Bashar al-Assad llegó al poder?
Estaba en Damasco.

¿Cuál era su experiencia con los soldados o la policía de Assad antes de 2011?
Tuve muchas experiencias. La menor parte de la represión y humillación que viví durante mi servicio militar fue tener la sensación de una clara distinción entre los rangos de musulmanes y alauíes. Luego estaban los sobornos. Los policías de tránsito detenían a cualquiera y exigían abiertamente un soborno. Buscaban cualquier pretexto para obtener el dinero, unas 25 libras sirias [unos 36 centavos de dólar].

¿Qué pensaste al oír las noticias de las caídas de otros líderes, como Ben Ali, Mubarak y Gaddafi?
Me sentí feliz al ver que los tiranos estaban cayendo. Quería que juzgaran a Gaddafi para que revelara todos sus secretos. Es fácil de decir para mí, pero entiendo que el pueblo libio, cuyas familias e hijos fueron asesinados por culpa de Gaddafi durante décadas, tuvieran una opinión distinta a la mía. Quizá si capturamos a Bashar nosotros le haremos lo mismo o peor.

¿Dónde estaba en marzo de 2011 cuando arrestaron a los 13 jóvenes de Daraa por los graffitis?
Estaba en mi base militar en Damasco.

¿Participó en las protestas?
No. Estábamos en alerta cuando empezó la revolución. A duras penas nos permitían ver a nuestras familias.

¿Hubo un momento concreto en el que decidió tomar las armas contra Assad?
Arrestaron a mi hermano. Me contó que, cuando te arrestan, sientes que el mundo se colapsa, y cuando te torturan en prisión dejas de sentir que eres un ser humano. Y peor que la tortura física es cuando humillan todo aquello en lo que crees. Sientes que eres un insecto y estás siendo aplastado. Le pisaban la cabeza y le obligaban a decir que mi madre y mis hermanas eran unas putas, y le decían que tendrían sexo con ellas. Maldecían a Dios y le obligaban a decir que Bashar al-Assad es el verdadero Dios. Sólo dejaron salir a mi hermano de prisión cuando le dimos 300 mil libras sirias [unos 4.300 dólares] a un oficial alauí. Estaba completamente deshecho. Cuando me dijo lo que les pasa a las personas que terminan en prisión, entendí que las manifestaciones pacíficas no serían suficientes contra el régimen.

¿Cuándo oyó por primera vez sobre el Ejército de Liberación de Siria? ¿Y cómo fue?
La primera vez que oí hablar del ELS fue a través de la radio y la televisión del estado. Los medios hablaban de los grandes logros del ejército de Assad contra los “grupos terroristas”.

¿Me podría contar cómo fue su transición del ejército del gobierno al ELS?
Con el paso del tiempo me di cuenta de que mis compañeros en el ejército tenían cada vez menos miedo de hablar de lo que estaba ocurriendo en el país. Poco a poco el miedo se desvaneció. Uno de mis compañeros sugirió que desertáramos, y a otros tres y a mí nos pareció una buena idea. Pasamos semanas planeando nuestra huida. Logramos contactar con uno de los batallones del ELS en Damasco. Mientras estábamos en un puesto de control escapamos a un pueblo cercano, y allí los residentes nos ayudaron a llegar con el batallón con el que habíamos contactado.

¿Como soldado del ejército sirio, tomó parte en algún acto contra los manifestantes?
No maté a nadie. Trabajaba en la base militar, pero cuando el régimen empezó a necesitar más soldados para combatir, nos desplegaron a los puestos de control.

¿Dónde estaba y qué hacía en abril de 2012 mientras se discutía el “alto el fuego” de la ONU?
Estaba con mi batallón. Queríamos que se respetara el alto el fuego, pero el régimen siguió atacando a los civiles y eso hizo que nuestras esperanzas se esfumaran.

¿Qué cualidades necesita alguien para luchar con el ELS?
Necesita creer en lo que hace. Y saber que la muerte llegará en algún momento, ya sea por que lo maten o de forma natural.

¿Puede describir las batallas en las que ha participado?
¿Cómo describir algo así? Hay un objetivo distinto cada vez, pero el objetivo es evitar que estos criminales lleguen hasta los civiles. Cuando salimos hacemos una promesa de muerte. Eso significa que lucharemos hasta la muerte si es necesario. También rezamos. Siento que mi pulso aumenta y el sudor frío recorre mi espalda. Cuando llegamos al campo de batalla, recibo la señal de inicio de mi líder, y después sólo oiga las balas pasando junto a mí y me olvido de todo lo demás. Los sentimientos se congelan y todo lo demás desaparece.

¿Contra quién ha combatido? ¿Qué clase de armas tenían y cuál fue el resultado?
Peleamos contra cualquiera que ataque a los civiles, sobre todo el ejército y las fuerzas shabiha; en especial contra los shabiha, porque no tienen restricciones morales ni religiosas. No hay límite a lo que pueden hacer. Son matones interesados en robar y matar. No puedo decir que ganemos siempre. A veces nos retiramos por la intensidad del fuego enemigo, o por sus armas medianas y pesadas, o cuando hay muchos más enemigos de los que esperábamos. En estos combates atacamos y huimos.

¿Ha visto morir a alguien? ¿Cómo fue?
Vi a varios civiles morir a manos de los shabiha. Mi tarea era usar binoculares para evaluar la situación durante una de las batallas en Damasco. Tres soldados sacaron a una mujer de su casa. Hablaron con ella y después la mataron. Tenían tanques y un transporte de personal blindado. No sé qué le dijeron.

¿Usted ha matado a alguien? ¿Cómo fue la situación?
¿Crees que disparo por placer?

¿Cuál ha sido el peor momento para usted desde el inicio de la guerra?
El momento más difícil fue cuando decidí desertar del ejército. Tuve sentimientos encontrados. Por un lado sentía felicidad porque me liberaba de la esclavitud del régimen de Assad, pero al mismo tiempo sentía miedo por mi familia y por lo que el régimen les haría, en especial porque estaba en el ejército y si regresaba me tratarían como traidor. La ejecución era lo único que me esperaba ahí.

¿Qué planea hacer después de la guerra?
Siento que no tengo claro el futuro. Ahora estoy haciendo algo por mí y por mi gente. Quizá regrese a mi trabajo en el ejército o puede que busque otro trabajo. No lo sé. Esta no es la vida que planeaba vivir. Pero mis amigos y yo nos vimos arrastrados hasta aquí. Nunca me rendiré. Seguiremos hasta el final.