Artículo publicado originalmente por VICE India.
Era una noche ordinaria de sábado (según los estándares anteriores al COVID) para Abhijit Kelkar*, un productor de video de 27 años de Mumbai, quien se encontraba en un sala, rodeado de un puñado de sus amigos más cercanos, mientras escuchaban pop a todo volumen. Aun cuando sus amigos le rogaban con cacofónicos cánticos que se bebiera una ronda de shots de cóctel kamikaze, Kelkar se negó. En lugar de eso, eligió desbaratar con cuidado un cogollo de cannabis entre sus dedos y enrollar su tercer porro de la noche. Kelkar, que acababa de comprar un automóvil nuevo, sabía que no podía arriesgarse a que lo detuvieran por beber y conducir. Por ello, eligió lo que consideró una alternativa “más saludable y segura”.
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Fumar marihuana y conducir ha sido la solución de los que gustan de consumir algún tipo de estimulante para no tener que renunciar al uso de su auto, esto desde que las películas de Seth Rogen lo retrataron como algo genial. “Definitivamente prefiero fumar y conducir porque me siento mucho más en control”, dice Kelkar. Aunque insiste en que cualquier acto que comprometa la conciencia espacial y el estado de alerta de una persona mientras conduce es moralmente incorrecto. Kelkar también cree que ha alcanzado un nivel de comodidad suficiente con el efecto del cannabis como para confiar en sus instintos cuando está drogado. No es el único.
En un estudio de 2019 realizado por la consultoría PSB Research y Buzzfeed News, la mitad de los estadounidenses encuestados dijeron que creían que era seguro fumar marihuana y conducir. Si bien una revisión de 60 estudios presentados en 1995 en la Conferencia Internacional sobre Alcohol, Drogas y Seguridad Vial concluyó que la marihuana afecta todas las habilidades cognitivas clave para conducir de manera segura, incluido el seguimiento, la coordinación motora, la función visual y el enfoque, los usuarios señalan que estar completamente drogados con marihuana los vuelve reticentes a tomar riesgos y más cuidadosos al estimar la distancia.
En todo el mundo, no existe una forma estandarizada de medir qué tan drogado está un conductor (a diferencia de la forma clara de definir qué tan ebrio está), y las pruebas de sobriedad que se usan en el campo generalmente solo son relevantes para el consumo de alcohol.
Existen analizadores de aliento para detectar la marihuana, pero no existe una correlación clara entre la cantidad de THC (el componente psicoactivo del cannabis) que se puede relacionar objetivamente con una conducción deficiente.
Luego, también está el problema de que el THC, que se puede detectara en el sistema de una persona vía sanguínea hasta por un mes y se almacena en las células grasas, permanece en el cuerpo del usuario mucho después de que su efecto ha desaparecido.
Además, aunque los niveles de THC pueden aumentar tan pronto como una persona se fuma un porro, es posible que sus habilidades de conducción aún no se vean afectadas, ya que es posible que tarde un poco en llegar a su cerebro.
Aunque países como Canadá tienen límites legales establecidos sobre la cantidad de THC que puede haber en el sistema de un conductor, una investigación anecdótica de VICE descubrió que, a pesar de ello, todo esto resulta confuso tanto para los conductores como para las autoridades.
Y es lo mismo para los pacientes en los estados que han legalizado la marihuana medicinal. A pesar de que la ley establece que nadie, ni siquiera un paciente, puede conducir después de consumir cannabis, la ambigüedad de lo que se considera un “nivel bajo” le brinda a los usuarios un margen proverbial.
En Australia, las pruebas de detección de drogas que se aplican en las carreteras a menudo arrojan resultados falsos, lo que hace que la gente cuestione su veracidad. Mientras tanto, en la mayoría de los países de Asia, donde la marihuana suele ser socialmente aceptable pero sigue siendo ilegal y criminalizada, estas pruebas son imposibles de administrar. A esto hay que agregar que las carreteras en países como la India tienen mucho más tráfico y obstáculos, lo cual en conjunto nos permite ver con claridad que no hay evidencia a nivel mundial que vincule la seguridad al conducir y el consumo de marihuana.
“Una vez, estaba conduciendo en medio de un gran tráfico y estaba drogado con marihuana, por lo que la percepción de dilatación del tiempo que provoca hizo que pareciera que llevaba ahí horas, así que decidí cerrar los ojos y escuchar música suave incluso mientras mi auto, que estaba en modo automático, avanzaba”, le dijo a VICE Aditya Kumar* de 23 años, un ingeniero de alto nivel de Bangalore, India. “Lo siguiente que supe es que me quedé dormido y me estrellé con el coche que tenía enfrente”. Si bien Kumar salió bien librado, con solo unos pocos moretones y el parachoques del automóvil aplastado, esa fue la última vez que condujo drogado. “Aprendí mi lección, pero también estoy agradecido de que la policía no me haya atrapado. Si hubiera tenido aliento alcohólico, las cosas habrían resultado de un modo muy diferente”.
Aunque nadie resultó herido aquí, casos como el de Kumar ejemplifican los riesgos involucrados. Pero los casos de la vida real y la ciencia aún no tienen una respuesta clara a la pregunta. De hecho, un estudio de 2017 de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de Estados Unidos descubrió que los conductores drogados con marihuana en realidad eran más cuidadosos, pues conducían a “velocidades medias bajas, muy por debajo del límite de velocidad y mantenían una mayor distancia entre autos al conducir”. Lo que significa que es probable que no te expongas a conducir de manera precipitada o a exceso de velocidad cuando estás drogado con marihuana, pero eso podría resultar excesivamente lento o frustrante para otros conductores, quienes seguramente harán sonar el claxon por tu muy lenta forma de conducir.
Por otro lado, un estudio publicado en la revista Drug and Alcohol Dependence en enero de 2020 encontró que los usuarios encuestados, especialmente aquellos que fumaban marihuana con regularidad antes de los 16 años, mostraban una capacidad de conducción disminuida mucho después de que su euforia hubiera bajado. Este estudio puntualizó que no se registraron los mismos efectos en los consumidores de marihuana medicinal, e incluso señaló que no se trataba de una conclusión decisiva.
Aún así, existe suficiente evidencia médica para sugerir que la marihuana, al igual que el alcohol, afecta tus acciones.
“Conducir involucra las dos partes de tu cerebro: tus acciones conscientes y tus acciones cognitivas”, le dijo a VICE el Dr. Prashant Punia, neurocirujano de Pune, India, y explicó que las acciones instintivas de la parte consciente del cerebro de una persona se ven más afectadas por el alcohol que por la marihuana. “La marihuana puede tener un efecto peculiar en el cerebelo de tu cerebro, que es responsable del funcionamiento motor. Dependiendo de la dosis consumida, esto puede dificultar el realizar múltiples tareas cognitivas a la vez, como sería conducir, seguir el GPS y evitar baches o permanecer en tu carril”. Punia señala que los efectos de la marihuana son mucho más subjetivos que los del alcohol y difieren de persona a persona, lo que requiere una investigación más intensiva para lograr hacer una variable medible. “Si bien algunos estudios sugieren que las personas tienden a sobrecompresar y volverse más cautelosas cuando conducen drogadas con marihuana, no hay suficiente investigación objetiva para respaldar estas afirmaciones”.
Muchas investigaciones afirman que, idealmente, los usuarios deberían al menos esperar a que su euforia disminuya para ponerse al volante. Un estudio realizado por la Universidad McGill de Canadá afirma que una persona debe esperar al menos cinco horas después de haber fumado cannabis antes de conducir. Otra investigación sugiere entre cuatro y seis horas. Aunque hay una salvedad, y es que es posible que el nivel o la duración de la euforia no siempre esté determinado por el tiempo.
“No creo que alguna vez me haya sentido ‘demasiado drogado para conducir’, pero en caso de que fume de un bong o me sienta completamente drogado, prefiero esperar a que pase el efecto antes de ponerme al volante”, dice Rajesh Kapoor *, un emprendedor de 22 años de Delhi, India. Kapoor también reporta una leve sensación de ansiedad que a veces lo acompaña mientras conduce estando drogado con marihuana, lo que lo obliga a tener más cuidado.
“No tengo un límite como tal en la cantidad de porros que fumo, porque mi tolerancia ha aumentado con el tiempo y se necesitan casi tres porros para que sienta los efectos que antes me provocaba uno solo”, dice Kelkar. “Sin embargo, sigo mi instinto. Si siento que hay alguna razón para dudar de si podré conducir, simplemente no me pongo al volante”.
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*Los nombres fueron cambiados para proteger sus identidades.
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