Para muchos consumidores de música, estar a un par de clics de prácticamente cualquier grabación que jamás se ha hecho, es uno de los mayores logros de este milenio. Otros, como Dante Augusto Scarlatti, operador y dueño del sello Auris Apothecary, no están tan seguros de estas bondades. “Todo actualmente es muy instantáneo”, dice Scarlatti con escepticismo. “Con cosas como Spotify, la gente siente derecho a música interminable, y siempre están literalmente a un click de distancia”.
En los últimos ocho años, Scarlatti (en realidad un seudónimo que utiliza para separar su hobby vanguardista de la chamba de oficina), su hermano (alias Ancient Pine) y un amigo de la primaria que graba bajo el mote de Pendra Gon, se lanzaron a luchar contra la facilidad cada vez mayor con la que disponemos de releases, al lanzar formatos diseñados intencionalmente para ser difícil, o incluso peligrosos de escuchar: vinilos con tinta serigrafiada sobre las ranuras; CD-Rs que volvieron desodorantes ambientales al pegarles hierbas encima; Casetes cubiertos de vidrios rotos. (Scarlatti aclara que sus dos compañeros llevan tiempo ampliamente al margen de Auris).
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“Realmente nunca comenzó como sello”, dice Scarlatti. “Empezó como esta idea extraña de lanzar música que no pudieras escuchar o comprar. Nunca pudimos manifestar una forma lógica de aplicarlo, razón por la cual evolucionó a sello. Supongo que la idea era más como arte performático digital del absurdo, algo así”.
Lo absurdo —específicamente una cepa de abusrdo neodadaista, ciertamente geek y con inclinación al ruido—, recorre todos los “Anti-releases” de Auris. Para un casete de LATHER, quien compone arreglos con chatarra electrónica, quitaron los dientes en los carretes de las cintas, haciendo que el casete sea literalmente imposible de tocar. Otro casete —este agotado— de Unholy Triforce, Some Assembly Required, te llegaba en forma de un kit que tenías que montar antes de poder tocarlo. Scarlatti difundió una de sus propias composiciones como un pedazo de cinta magnética sin carrete.
Otras de las bromas de Auris tienen una disposición más destructiva. En el sitio web de la disquera obsesivamente nutrido de información —”Nos interesa archivar y documentar de todo”, dice Scarlatti— podemos encontrar la descripción de un “disco de pegamento” que hicieron con la impresión de una capa de pegamento blanco en otro disco, y del cual presume: “el ruido extremo que hace con la superficie y su falta de previsibilidad destruyendo estiletes”. Cubrir un casete de Mike IX Williams, frontman de Eyehategod, con vidrios rotos pretendía literalmente encarnar el peligro inherente en su música, aunque Scarlatti dice: “Creo que nos hicimos más daño nosotros, de lo que se hicieron los clientes, sólo en el proceso de manufacturarlos”.
Su anti-release favorito fue el primer anti-cassette del sello, Sandin’Yr Vagina de Unholy Triforce, que venía envasado en una caja llena de arena. “Si lo tocas como está, te destruye el reproductor de cintas”, se jacta Scarlatti. El molestísimo desorden creado fue también parte de la punchline. “La gente en la tienda de discos se quejó que se estaba filtrando en los estantes. Jennifer Allen de The Wire se quejó que estaba desparramado en su escritorio. Dejó huellas por todas partes”.
No queremos que sólo lo pongas en tu estante y digas, ‘Oh mira qué artístico’ Queremos que lo descifres. Eso es lo importante.
Si estás dispuesto a sufrir lesiones o a que tu su estéreo quede dañado, o si puedes averiguar un hack para que tus carretes de cinta funcionen sin dientes —todos los lazamientos de Auris se pueden tocar, por lo menos en teoría; incluso el casete que el equipo del sello derritió ceremonialmente o un cassette de Scarlatti y LATHER que está literalmente cortado a la mitad. “De lo contrario es sólo un objeto de arte al azar”, Scarlatti, explica, “que no es como queremos que la gente perciba a estos. Queremos que hagas el esfuerzo para escucharlos. No queremos que sólo lo pongas en tu estante y digas, ‘Oh mira qué artístico’ Queremos que lo descifres. Eso es lo importante”. (Hasta donde Scarlatti sabe, LATHER es la única persona fuera del trío de base del sello, que hasta ahora ha hecho reproducir cada uno de sus anti-lanzamientos).
Algunos de los conceptos de anti-lanzamientos del trío están más locos, o son demasiado peligrosos como para realizarse. “Hay algunos que no podemos hacer por razones legales”, explica Scarlatti. “Tuvimos la idea de poner uno dentro de un pedal de guitarra con los condensadores puestos hacia atrás. Si los pones hacia atrás en un circuito y les alimentas electricidad, explotan. No queríamos tratar con gente volándose el dedo”.
La ironía al origen de Auris como una broma sobre el concepto de los netlabels, es que en algún lugar del camino comenzó a parecer, más allá de los anti-lanzamientos, como un sello real, con un catálogo respetable —y una gama que va de jams melódicos de cítara a inquietantes deconstrucciones de ruido de ocho tracks de porno vintage— en formatos tradicionales y digitales disponibles a través de Bandcamp. «Me encanta Bandcamp», admite Scarlatti. “Personalmente, creo que cualquier lanzamiento físico actualmente es esencialmente un truco. No debe existir. Estamos todos añadiendo mierda a un basurero, finalmente”.