Este artículo se publicó originalmente en VICE Alemania. AVISO: fotos NSFW de aquí en adelante.
A diario, nos encontramos en internet con preguntas existenciales que llegan a la esencia del ser humano. Una de ellas es: ¿por qué hay tantos hombres que envían fotos de sus rabos a mujeres sin su consentimiento?
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La fotógrafa sueca Elisabeth Ubbe se ha propuesto explorar el fenómeno de las fotopollas a través de sus fotografías. En trabajos previos, se ha centrado en otros problemas de las mujeres, desde la mutilación de los genitales femeninos hasta dar el pecho en público.
Se planteó que, si los hombres realmente querían mostrar sus penes en público, ella haría realidad sus sueños. Así es como surgió Still Dick, una serie de recreaciones fotográficas de bodegones de algunos de sus artistas favoritos con algún pene asomándose por aquí y por allá.
Ubbe recreó fielmente estos bodegones en su estudio, donde invitó a modelos masculinos para que posaran sin pantalones. Nos cuenta que los hombres de las fotos se tomaron su participación como una “obra de resistencia”.
En las fotos, los penes parecen fuera de lugar, a veces incluso ridículos y tristes. Ubbe quería recrear ese sentimiento de crudeza y escándalo que producen las fotopollas indeseadas. Estas recreaciones “destacan los penes” —explica Ubbe— “sin que tengan ningún poder sobre nadie o interfieran en la esfera privada de la gente”.
Las imágenes no solo muestran penes de diferentes formas y tamaños; también recalcan la verdadera naturaleza ridícula de las fotopollas.
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