Fotos por Hugo Rubiano.
Dave Lombardo es un bacán. Acaba de dar una de las presentaciones más brutales y memorables de la historia de Rock al Parque y se encuentra como si nada. Lleva una gorra negra al revés, una camisa de cuadros y me saluda con una sonrisa y un apretón de manos. Lo primero que noto es que su palma es dura y callosa, claro después de más de treinta años de darle a los tambores como un demonio y ser uno de los bateristas más poderosos de la historia, estas se vuelven como piedra. Y son estas manos como piedras las que lograron que cientos de personas armaran el gigantesco pogo que hizo temblar todo el Parque Simón Bolívar durante el cierre del festival, el cual seguro será recordado como la puñetiza más grande en la historia del rock colombiano.
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Me encuentro con Lombardo en el pasillo de los camerinos después de la rueda prensa que dio Suicidal Tendencies. Siento mucho respeto estando frente a este hombre que, durante décadas, ha sorprendido a millones de rockeros alrededor del mundo con su forma de tocar batería. Este es el tipo que llevó el doble bombo a un nivel nunca antes imaginado y, con sus remates y ritmos, le dio un nuevo sentido a la palabra agresividad. No solo pasó a la historia por ser el baterista de Slayer, sino que también toca en ensambles de jazz y grupos experimentales como Fantômas, donde participan Mike Patton de Faith No More, Buzz Osborne de Melvins y Trevor Dunn de Mr. Bungle, un combo increíble. Además formó parte de otros grupos legendarios como Testament y Apocaliptica y, actualmente, aparte de Suicidal, se encuentra trabajando en un nuevo proyecto de hardcore llamado Dead Cross.
Este hombre de ojos cafés y expresión calmada, es una maldita máquina.
Por cuestiones de logística y afanes del cierre del festival solo pudimos conversar unos siete minutos. En una mezcla entre inglés y español, hablado con un muy marcado acento cubano, la tierra donde nació este dios del metal, charlamos de los primeros años del hardcore y el thrash metal, de lo bacán que es ser latino y de los pogos.
Ra Díaz junto a Dave Lomabrdo en el escenario.
Suicidal Tendencies y Slayer comenzaron prácticamente al mismo tiempo, ¿cómo se llevaban esas dos escenas en esos primeros días?
Había mucha amistad entre las bandas. No habían enemigos ni cosas así. Yo conozco a Mike desde los 80 y hemos hecho shows y giras juntos. Es genial estar tocando con estos tipos una música que amo y con la que crecí. En cuanto a los fans era lo mismo. Había punkeros y metaleros, pero había muchos punkeros que les gustaba el metal y viceversa. Por ejemplo, muchos punkeros eran fans de Motörhead, que fue la primera banda que mezcló ambos géneros. El crossover es algo que cualquiera puede hacer siempre y cuando se haga con honestidad y se toque música bien pesada.
¿Después de más de treinta años crees que la unión sigue?
Claro que sí. Solo mira la gente que vino hoy. Solo mira ese pogo. Que locura, este es el pogo más grande que he visto en mi carrera. Fue impresionante.
¿Recuerdas la primera vez que viste a Suicidal Tendencies?
Fue en el Concert Factory en el Condado Orange de California en 1982, tenia 17 años y probablemente fue un año antes de que saliera el primer disco de Slayer. Fue genial, yo amo a Suicidal.
¿Esa vez te metiste al pogo y toda la cosa?
No, esa vez me quedé atrás.
¿Cómo fue el primer concierto que tocaste con ellos?
Fue en San Francisco y se sintió genial. Mucha diversión. Apenas me pidieron que tocara dije que de una.
El señor Barriga hablando lora con Dave Lombardo.
Ustedes acaban de terminar una gira por Latinoamérica, ¿cómo te sentiste en esta región?
Me siento amado. Como hablo español tengo una conexión muy grande con Latinoamérica y me encanta la música y la comida latina. Siendo cubano tu sabes. Tengo amigos en Colombia, en Chile, en Perú, en Puerto Rico, en Venezuela. Somos una familia muy grande, separados por países, pero hablamos un mismo lenguaje y siento que somos mucho más unidos de lo que muchas personas creen.
¿Te sientes latino de corazón?
Sí claro, siempre. Eso nunca se me va a quitar. Soy latino hasta los huesos. Yo me crié en una casa cubana y acogí diferentes culturas y distintas personas.
En Latinoamérica los tambores tienen una tradición mística y muchas veces las personas que los tocan son poseídas por una magia que viene de la percusión ¿sientes lo mismo cuando tocas?
Sí claro, es algo en lo que me pierdo. Siento que tengo una conexión con los tambores que es espiritual, mental, psicológica, física. Es algo que está en mi sangre.
Eres el maestro del pogo, pero, ¿también te gusta poguear?
Jajaja, cuando era joven sí. Pero ahora no se poguea de la misma forma que en esa época. En ese entonces solíamos correr en círculos y si alguien se caía lo levantábamos. Ahora ves tipos lanzando puños a la cara y eso no es poguear, no se cómo lo llaman. Ya no es moshing, tal vez se llama smashing, no lo sé. Pero los tiempos cambian, las cosas son así y nada se mantiene igual. Ahora ya no pogueo. Quiero que todas las partes de mi cuerpo estén donde deben estar, no quiero ningún hueso roto. Ya me he partido suficientes huesos en mi vida.
Finalmente quiero preguntarte ¿te sientes mejor tocando en un bar pequeño o en un escenario enorme frente a miles de personas?
Prefiero tocar en un bar pequeño siempre porque siento más la conexión con las personas. O sea, aquí también sentí mucho esa conexión, pero no hay nada como ver a la gente cerca cuando estás tocando. Eso es mucha diversión.
Rueda de prensa de Suicidal Tendencies.