Este artículo fue publicado originalmente en VICE News, nuestra plataforma de noticias.
Un hombre de 37 años de origen yemení que llevaba 13 años detenido en Guantánamo acaba de ser liberado, después de que las autoridades de Estados Unidos hayan reconocido que le habían tomado por una persona que no era.
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Mustafá al-Aziz al Shamiri fue detenido en 2002. Se creía que era un miembro de la cúpula militar de Al-Qaeda que se dedicaba a reclutar y a entrenar a miembros de élite. Sin embargo, después de haber sido confinado en el centro de reclusión sin cargo alguno, los responsables del departamento de Defensa de Estados Unidos han reconocido que al-Aziz no era más que un soldado raso de poca monta a quien le fueron atribuidos las acciones y los delitos de otros que tenían nombres similares al suyo.
“Hemos sabido ahora que tales acciones fueron ejecutadas por otros conocidos yihadistas”, escribieron las autoridades en la ficha policial del detenido el pasado 25 de septiembre. Sin embargo, la información no fue divulgada hasta el martes pasado, después de que el caso de Shamiri fuese sometido a su habitual revisión periódica.
Las autoridades estadunidenses habían vinculado a Shamiri con la lucha armada en Bosnia en 1995. Al año siguiente se creyó que el presunto yihadista se habría sumado a la guerra civil del Yemen, después de que se recibieran “denuncias fragmentadas”, de que tal habría sido su proceder. “Su ficha también indicaba que habría llevado a cabo operaciones para los talibanes en contra de Estados Unidos entre 2000 y 2001. En dichas intervenciones “se habría aprovisionado de explosivos de un campo de entrenamiento en Afganistán, y habría sido alojado en un lugar seguro, en Yemen, junto a activistas que planeaban el atentado suicida contra el destructor de la marina estadounidense USS Cole”, tal y como se lee en su ficha. Sin embargo, las autoridades también han advertido que “no existen otras evidencias de que hubiese participado realmente en aquella operación”.
Las autoridades estadunidenses también redactaron que Shamiri era “partidario de la lucha armada para proteger a otros musulmanes, aunque no a través del yihadismo global”, y que “no existen nada que invite a pensar que ello haya cambiado”.
En un comunicado por escrito redactado por la Junta Militar encargada de revisar los casos de los detenidos, el representante legal de Shamiri proclamó que su cliente se había mostrado “entusiasmado” y “seriamente preparado” para la vida después de Guantánamo. Por lo visto, el recluso habría estado buscando ampliar sus estudios y conseguir un trabajo con el que poder contribuir a la economía familiar. Según parece, su familia le ha gestionado un matrimonio de conveniencia para cuando salga de prisión.
“Mustafá demostrará hoy que ya no constituye ninguna amenaza para la seguridad de Estados Unidos”, escribió su representante. “Durante su encierro, Mustafá ha acudido religiosamente a clases de inglés y de arte, y se ha formado como carpintero y como cocinero”.
El comunicado también informa que Shamiri llegó a hornear 30 platos de pastelitos para el resto de convictos. Y que lo hizo “porque es algo que le hace sentir que puede ofrecer algo y compartirlo con la gente”.
Shamiri compareció ante la junta que debía de revisar su caso el martes pasado. Lucía barba y una camiseta blanca, según informó el rotativo británico The Guardian. Los periodistas pudieron observar los primeros 17 minutos de la comparecencia a través de un link que les conectaba con un vídeo en directo. Sin embargo, se les invitó a que abandonaran sus puestos una vez la audiencia entró a valorar temas protegidos y tipificados como información clasificada.
“Mustafá se arrepiente de haber elegido el camino equivocado cuando era joven”, escribió el representante de Shamiri en un comunicado. “Él mismo nos ha confesado que, por mucho que sabe que no se puede cambiar el pasado, si se hubiese encontrado de nuevo en la misma encrucijada hubiese optado por elegir un camino distinto. Ahora lo que quiere es ganarse la vida por sí mismo”.
Mira el documental de VICE News ‘La vida después de Guantánamo: Exiliado en Kazajistán’: (pronto con subtítulos en español)
Shamiri es uno de los 107 prisioneros encarcelados actualmente en el centro penitenciario estadunidense en Cuba. De momento, 48 de esos detenidos han recibido ya la autorización para ser liberados, dentro del marco de una iniciativa que el presidente de Estados Unidos Barack Obama anunció hace ya 8 años: cerrar Guantánamo de una vez por todas.
De hecho, a finales del pasado mes de noviembre, Obama firmó una autorización de una ley que congela su potestad para cerrar Guantánamo hasta el final de su mandato. La ley en cuestión autoriza el desembolso militar para llevar a cabo la clausura, y prohíbe que la Casa Blanca utilice los fondos para transferir a los detenidos restantes a Estados Unidos, o “a construir o modificar ningún centro penitenciario en Estados Unidos, ni ninguno de sus territorios ni de sus posesiones para alojar a un detenido de Guantánamo”.
En una declaración firmada que se ha incorporado a la ley, Obama afirma que las provisiones de la ley podrían ser inconstitucionales, y aboga por que su administración se muestre “flexible” con los detenidos que quedan en Guantánamo”.
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