Música

Esto fuimos a escuchar y ver a Ceremonia 2018

Busca la chamarra ideal, pierde un rato en esta misión para que al final ni siquiera aparezca. Ahora recuerdas, la dejaste olvidada en ese servicio remedo de Über, donde puedes localizar al chofer para que al final no sirva de nada porque el número que ingresó en realidad ni siquiera existe, pero la culpa no es del chofer, es tuya por subirte a un servicio medio raro de taxis estando completamente ebrio tu fin de semana pasado.

Si ya estuviste antes en Ceremonia, sabes que el clima se pone muy loco. Te puede recibir un sol abrazador cuando llegas por la tarde, pero si no vas bien preparado, al final, cuando recién cae la noche, el aire frío de montaña te mandará a la lona.

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Pero estas son cosas de las que ya casi nadie habla a seis años del primer Ceremonia. Ahora, la mayoría, recuerda el incidente de 2017 y cómo el festival tuvo la entereza para sortearlo y de hecho la conversación —al menos la conversación entre los que todavía van a los festivales pensando un poco en la música— prefiere concentrarse en cómo el line-up del festival se acerca cada vez más a un equilibrio ideal, y aunque el riesgo y no es el conductor principal dela programación, propuestas de espíritu indomable —pensemos en Arca— van ganando cada vez más espacio.

De hecho Ceremonia soltó este año entre las cabezas del festival nombres fuertes que varios hemos estado esperando y no precisamente por el hype, sino porque lo que están haciendo realmente tiene que vivirse en vivo, hablo en específico de cosas como King Krule, el mismo Arca y ni qué decir de lo que se vivió al interior del domo Traición, donde absolutamente todo lo que bailamos vimos y escuchamos rompe con las formas imperantes en las escenas musicales y fiesteras de México.

Cuco
Mint Field

Llegamos justos para ver a una de las propuestas más etéreas dentro del elenco nacional de bandas subterráneas en México: Mint Field. El dúo—trío cuando se presentan en vivo en vivo—de Tijuana tiene poco de haber estrenado su disco debut, Pasar De Las Luces, y sus años en el circuito de giras les han valido una aceptación internacional como a pocos grupos en la memoria reciente, y tienen con qué, pero la ingeniería de sonido no les favoreció, en parte por tocarles la suerte de ser con quienes los ingenieros refinaron la mezcla para el resto del día, pero también por ser música más atmosférica y sutil, ideal para lugares más cerrados que un escenario multitudinario. Sin embargo el escenario no les quedó en ningún momento grande: la energía y la fuerza en la batería de Amor Amezcua fueron siempre palpables, al igual que las capacidades vocales de Estrella Sánchez.

Justo esta primera parte de la tarde fue toda propiedad de los talentos noveles, quienes supieron ir construyendo una jornada casi impecable, de cara a un festival más amarrado, fluido y enfocado que en su versión anterior.

El caso de Cuco resulta paradigmático porque se llevó la primera gran ovación del día, ante una inusitada respuesta por parte del público. “Nunca habíamos tocado para tanta gente”, soltó un entusiasmado Omar Banos, que entregado repasó al lado de su banda uno de los sets más luminosos, pops y entregados del arranque del festival.

Cuco es la muestra de que Ceremonia es uno de los festivales que saben abrevar el trend más actual y convertirlo en un cartel que atienda el sentido del internet en su expresión más azucarada y directa.

A Wet Baes teníamos que verlos por fuerza. Nos habían prometido una participación magistral en Ceremonia y cumplieron. Hay varias cosas que habría que destacar de su participación el sábado pasado. En primera, su interés y preocupación por entender cómo funciona la música en estos días para así desarrollar un concepto multinarrativo y una ejecución pensada para un gran escenario, dos; aunque el público no abarrotó el escenario para verlos, la cantidad de gente que convocan no es nada despreciable. Tres, el entusiasmo con el que se entregan en el escenario termina siendo contagiado al público, tienen una energía de grupo de gran talla aunque apenas estén construyendo su camino para serlo —mención especial en este rubro, por supuesto, a Andrés, pero también al baterista, y en general a todos sus músicos y músicos invitados—. Si todos los pasos que tomará Wet Baes en el futuro son de con esta ambición, tienen asegurado un futuro con brillo.

Girl Ultra

Girl Ultra llegó, textual, a la par de un soplo de aire fresco. Con todo y un cover de Miguel Bosé la abanderada mexicana del R&B y el tema “urbano pero dulce y fino” modelo 2018, buscaba romper cualquier distancia con su audiencia, mostrándose siempre sencilla, agradecida y buscando que la relación con sus escuchas no se mantuviera estática

A.CHAL

Uno de los sets más accidentados del día fue por parte del peruano radicado en Los Ángeles A.CHAL. Contó entre canciones que no pudo traer a su DJ y que casi sufren un accidente en la carretera a Toluca, pero nada de eso lo detuvo para presentarse en Ceremonia. Acompañado solo de un guitarrista con pinta de metalero que rara vez escuchamos, Alejandro Chal soltó track tras track de versiones de estudio cantando en vivo sobre ellas, su mezcla de pop, R&B, trap y hip-hop armando un pequeño reven a media tarde para sus seguidores, quienes la pasaron bomba. Hubo partes musicales bastante planas pero A.CHAL no dejó que la energía cayera en ningún momento.

Pimp Flaco y Kinder Malo
Pimp Flaco y Kinder Malo

La amplitud del espectro de Ceremonia ha apostado en general por un círculo y narrativas seguras, en las que sus propuestas aseguran una entrega y diversión sin salirse de los bordes. Prueba de ello fue la presencia de artífices ibéricos que ya tienen al público mexicano en su bolsa. Previo al anochecer, Kinder Malo y Pimp Flaco sacaron el resorte y poder de sus rimas animosas, sin mayor sorpresa que lo que ya les hemos visto con anterioridad en Ciudad de México.

La fórmula de Flaco se gasta pronto, cae en cuestión de minutos, sin embargo su presentación le vino bien a muchos, quienes sabían que si había un momento para ponerse divertidos sin mayor complicación ni exigencia era ese. Algo tiene el dueto de Barcelona que no llega a hacer suficiente frente al camino labrado por la armada Pxxr Gvng (ahora Los Santos) en México, pero que en cierto plano desarrolla un show más accesible y amigable para quienes sólo quieren tener su momento de trap afianzado.

Tal vez la transición más tosca que experimentamos fue la de pasar del trap a la electrónica suave y pop de Alex Crossan, otra de las cartas jóvenes y mediáticamente bien apadrinadas, que bajo su nombre de Batalla (Mura Masa) fue jalando al baile downtempo a un público ya entrado en calor, ante un clima en ese punto ya inmejorable y las frecuencias cambiantes de Mura Masa, quien con poco logra dar gusto a muchos, yendo de un estilo a otro, bandazos que fueron apagando a quienes no gustan del lado más hop y levantando a los que ya se decantaban por la mejor parte del festival.

Con Bomba Estéreo se notaba que iba llegando más y más gente, no importaba de qué colores vistieras, estando ahí vimos gente medio darkie, hip hoperos y hasta drag queens bailando con el par colombiano, era patente que quienes llegaron a verlos salían muy satisfechos con lo que vivieron, las sonrisas y el baile perpetuo lo delataban. Los colombianos –a modo big band para la ocasión– lucieron síncopa tras síncopa e hicieron fluir el sudor; probaron que hay fuerza en las tradiciones e incluso en el cliché, además del mestizaje y la adopción de idiomas modernos en los ritmos probados, con un show memorable para muchos. Casi les faltó tocar “Fuego” si no fuera porque sus sencillos más recientes amenazan con opacar ese clásico de las noches de perreo suave.

King Crule
King Krule
King Krule
King Krule

Para King Krule la casa estaba ya se sentía llena. El inglés es demasiado. En principio es demasiado inglés, pero esa combinación de dramatismo brit en su voz y energía desgarbada resulta irremediablamente embriagadora. Este personaje sabe aprovechar lo mejor de lo peor del temperamento adolescentoide y junto con toda la creatividad musical que maneja —¿ven a ese personaje del globo Hello Kitty que ocupa el puesto que generalmente ocuparía un tecladista o un DJ? bueno pues no traía ni teclados ni tornas, sino una mesa endemoniada de pedales para soltar efectos y trucos electroacústicos- se está volviendo una clave para entrarle al lado más fresco del pop actual. Mención honorífica al saxofonista. Rey, regresa pronto a México, por favor.

Kelela
Kelela
Kelela

Con todo y el rey Krule al otro lado, Kelela convocó, un buen número de asistentes se dejó caer ante los encantos de la cantante. Salió al escenario con “LMK”, primer sencillo de su disco debut Take Me Apart y se concentró en este gran disco del 2017, el cual cae en la tradición del R&B de los años noventa, donde sonidos vanguardistas cobijan voces educadas por el gospel, algo que le queda a la perfección y se disfruta fácil y con ganas. Kelela fue una conjunción de beats, emociones y atmósfera sensual, con nuestra anfitriona ofreciendo confesiones y palabras de aliento inclusive a la mitad de sus canciones. Terminó con “Rewind,” canción que ya se encuentra entre sus grandes, con guiños al 2-step garage, dejando que todos los asistentes se deshicieran en baile y euforia.

St. Vincent

A estas alturas del partido, lo hecho por Anne Erin Clark arriba del escenario ya es mundialmente conocido y cien a cien comprobado. St. Vincent no defraudó en ningún momento, abrevando un set lleno de lo que importa en un concierto: equilibrio de canciones, un show visualmente delicioso y contundencia interpretativa.

St. Vincent

Recientemente, la norteamericana cumplió una década de carrera artística; diez años en los que han sido más discos buenos y evolución artística que nada. St. Vincent atraviesa por su mejor momento y su presentación en Ceremonia fue una que se percibió íntima, poderosa, sin mayores fisuras. Aunque la recepción del público ya no atiende al hype de hace tres años y se decantó en su mayoría por los linderos festivos que por el rock pop de cepa inmaculada de Clark. Masseduction es un gran disco, de rolas excelsas y discretas, al que quizás tengamos que acercarnos varias veces para terminar de cachar, en el escenario vimos a una artista en plena forma en un show para recordar de inicio a fin. Y de nuevo, dando cátedras de alguien que entiende por completo el negocio de la música.

St. Vincent

Resulta pertinente voltear unas horas atrás y recordar a Pimp Flaco y su trap unidimensional, para luego alzar la mirada y dar cuenta de lo que el madrileño C. Tangana logró, a punta de un universo personal mucho más vasto y complejo, recordando siempre que ambos vienen más o menos de los mismos ecosistemas, algoritmos y dinámicas que han impregnado a la música popular de la última década.

Canciones románticas, sensualidad R&B y todo el flow que exige el contoneo de estos días, Antón Álvarez lo convierte en una fe ciega sobre el escenario; un culto que no habíamos registrado en sus presentaciones pasadas y que incluso supera por mucho buena parte de lo que sucede los actos en su natal España. C. Tangana tiene el porte y las canciones para ser ese teen idol del trap alternativo en español. Lo vimos durante el día como un dios moderno de 27 años al que todo mundo agrada. Es él, la figura que pudo subirse a la tarima dentro y fuera de su momento para demostrar que puede tocar los linderos mediáticos de un Fuego, J. Balvin o el mismo Maluma, si C. Tangana mantiene ese ritmo que lleva, con rolas que desnudan y ojitos a media campana, a punto de derretir corazones y entrepiernas.

En cuanto a Arca, la del sábado 7 de abril quedará tatuado en la memoria de muchos como la mejor presentación que el venezolano ha dado en nuestro país. Otros quizás hayan salido un poco confundidos, mareados quizás, pero seguro no la olvidarán. No fue un Dj set de cochera con lo que iba saliendo, tampoco esa pasarela enigmática, sórdida y poética que desplegó en casi todo 2017 por todo el mundo. En cambio, Arca fue de un lado a otro, follándose a los cerebros y los cuerpos de los asistentes, con un fuego sonoro que ardía a mil por hora para luego bajar la perilla y meternos en atmósferas más corrosivas aún.

Ruido y glitches a la Aphex Twin, dembow endiablado, flamenco y hasta folclor venezolano; Arca fue sin lugar a dudas uno de los tres actos más potentes, entregados y de mejor nivel de todo el Ceremonia. Resulta inspirador y emocionante dar cuenta que existen artistas latinoamericanos así de importantes, con ese rango tan amplio de inventiva y arrojo. Arca merece todo el reflector del que es sujeto hoy en día por ser un artista así de diverso y caliente, lo mismo arriba de sus controles que metiéndole un cohetón queer en el culo a todos los asistentes para que se liberen y bailen como si lo fueran a prohibir al día siguiente.

Lo de Beck fue irse completamente a la segura, explotar al máximo el Odelay, sacar jugo de los grandes éxitos -que no son ni pocos ni malos- y lucir en Ceremonia lo más colorido de sus décadas de carrera. La suya fue una presentación acertada para encaminarnos a todos rumbo al clímax. ¿Para qué irse por el lado más introspectivo? Creo que la imagen que les compartimos aquí ilustra perfectamente el paso de Güero por Ceremonia. Bien plantado desde el principio, Beck se rifó.

Otro de los grandes platillos que nos cenamos fue, sin lugar a ningún cuestionamiento, Soulwax. No importa que te gusten. No importa de hecho que te den lo mismo o incluso que los odies. Estos son dos tipos que tanto como DJs como en banda, entienden a la perfección cómo rebasar contínuamente las expectativas de sus fans más acérrimas. Con tres bateristas que le dan durísimo sobre el escenario -una de ellas mujer, otro por supuesto Igor Cavalera, consagrado como uno de los más grandes bateristas del thrash en particular y del metal en general- lo suyo fue una entrega total a lo físico. En un inicio, a lo lejos, sonaban “al mismo Soulwax de siempre” -si es que tal cosa existe- pero una vez que llegabas al escenario, entendías todo. O mejor dicho, sentías en el centro del pecho todo. Y cuando esos puentes donde únicamente sonaban los batería -varios de ellos en clave tribal-amazónica- sucedían, eso era una locura total, un Mixhell.

Quien tuvo el aplomo para llegar a la recta final del Ceremonia se habrá dado cuenta que la intimidad, dulzura y las frecuencias sensoriales fueron el broche de oro de un sábado inmejorable y bien amarrado. Sin mayores artilugios visuales más que una “lámpara de escritorio”, ese viejo lobo de mar de la electrónica inteligente llamado Kieran Hebden (Four Tet) fue aterrizando a los cuerpos enfiestados y aferrados que no sucumbieron al frío del ya para entonces domingo 8 de abril.

Four Tet logró redimir ese set variopinto que le vimos hace dos años en el Auditorio Blackberry, a punta de cálidos beats y timbres suculentos para bailar o escuchar mientras todos sonreían. Four Tet lleva dos décadas como una de las figuras emblemáticas de la electrónica contemporánea, poseedor de un techno minimal y un downtempo de profundo ensueño. Toda una delicia despedir el Ceremonia con esa vibra y calidad que exuda New Energy (2017), su más reciente disco y triunfal regreso al Four Tet de altos vuelos. Impecable.

Mientras tanto, fue posible vivir un universo paralelo en el domo de Traición en Ceremonia. Para ver y leer, tendrás que ir aquí.