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Lula da Silva, el hombre que gobernó a Brasil entre el 2003 y 2010, convirtió su comparecencia por presuntos actos de corrupción en un mitin en el que confirmó sus anhelos por convertirse, de nuevo, en candidato presidencial.
El anuncio ocurrió luego de un encuentro largamente esperado por los brasileños: de un lado, el carismático exmandatario, acusado de haber recibido millonarios sobornos, como un lujoso departamento, por parte de la constructora OAS para ganar jugosos contratos de otra pública; y, por otro lado, el juez que lo acusa, el popular Sergio Moro, quien ha dedicado los últimos meses de su vida a tratar de asegurarle una celda en prisión a Lula.
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La cita de Lula como declarante en el juicio frente a su instigador duró, según lo reseñado por medios locales, cerca de cinco horas. Durante ese tiempo, el desagrado entre ambos se hizo obvio en el intercambio de preguntas y respuestas que trataron, principalmente, la supuesta participación del expresidente en la trama de cohecho.
“Soy víctima de la mayor cacería legal jamás sufrida por un presidente”, protestó el exmandatario. “Señor presidente, lo que está en juicio no es su gobierno, sino actos concretos (de corrupción)”, reviró el juez. “No quiera saber lo que es ser expresidente de este país”, ironizó Lula. “No quiera ser juez”, contestó Moro.
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Al final del citatorio, Lula se dirigió a una céntrica plaza de la ciudad donde ya lo esperaban miles de simpatizantes que querían expresarle su respaldo. Ahí, el día de comparecencia se transformó en precampaña.
“Estoy vivo y preparándome para volver a ser candidato a la Presidencia de la República”, dijo el líder del izquierdista del Partido de los Trabajadores, acompañado por su ahijada política, la depuesta presidenta Dilma Rousseff.
“Si la élite de este país no sabe arreglar este país, entonces un metalúrgico con estudios primarios va a hacerlo”, agregó entre aplausos. “Si un día yo cometiese un error, no quiero ser juzgado solo por la justicia. Quiero ser juzgado por el pueblo brasileño”.
En caso de lograr la nominación presidencial, sería la quinta ocasión que el exsindicalista de hoy 71 años se vuelve candidato al máximo cargo político de su país. En 1989, 1994 y 1998 compitió por la primera magistratura de Brasil, pero perdió en las tres elecciones. Fue hasta su cuarta candidatura, en 2002, que ganó la mayoría de votos y se volvió presidente el 1 de enero de 2003.
Pese a que se encuentra bajo investigación, Lula da Silva aparece en las encuestas como el favorito para ganar la contienda presidencial de 2018.
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