FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

La Movida fue realmente una continuación del franquismo

Hablamos con Víctor Lenore, autor de "Espectros de la Movida", sobre los mitos de La Movida.
Alaska en la bola de cristal
Alaska en 'La bola de cristal'. Imagen vía RTVE

Cuando publicó Indies, hipsters y gafapastas Víctor Lenore puso frente al espejo a una subcultura —o más bien a una generación— que, bajo una cierta apariencia de rebeldía y compromiso, defendía y perpetuaba los valores impuestos por el sistema. A una generación cuya identidad era (y es) inseparable del consumo y que, si bien en ocasiones desafiaba estética o moralmente al establishment, también encajaba a la perfección en él porque jamás lo cuestionaba.

Publicidad

Y Espectros de la movida (Akal), el nuevo libro del periodista, parece una precuela. En él ajusta cuentas con uno de los movimientos sociales más jaleados de nuestro país, La Movida, y con una de las décadas más romantizadas, los ochenta. Con textos y declaraciones de la época de algunos de sus representantes más célebres ("no creo que les moleste el libro porque les importa bien poco el pensamiento como llevan décadas demostrando", dice el autor), Lenore pone de manifiesto cómo la Movida no fue el movimiento apolítico ni poco militante que pensamos sino que tuvo unas convicciones ideológicas profundamente enraizadas, las del neoliberalismo. Además, nos advierte de algo: quizá Alaska tenga más que ver con Tangana, McNamara con Jedet o Tierno con Carmena de lo que pensamos. Quizá de aquellos barros vengan estos lodos.

1544179936855-Espectros_de_la_movida_-_portada

VICE: Hola, Víctor. En Espectros de la movida tratas de poner de relieve, básicamente, que la Movida no fue aquella revolución sociocultural que a veces creemos que fue los que no la vivimos, sino más bien una continuación de la cultura del franquismo, un pobre sucedáneo de la revancha política vacío de sentido y profundamente superficial. Pero, ¿por qué la hemos romantizado entonces?
Víctor Lenore: Porque al final es el paradigma que ha triunfado. La cultura de los 80, en España y fuera de España era una cultura muy aconflictiva. Si te fijas, en los 70 hay un paradigma mucho más conflictivo, se refleja por ejemplo en el cine de la época: Scorsese, Coppola, la cultura del tardofranquismo con El Desencanto, Los santos inocentes, Anagrama publicando libros sobre guerrillas marxistas y maoístas y de grupos terroristas de Italia y Alemania… Sin embargo, de una cultura del enfrentamiento total se pasa a la del consenso. De intentar buscar los traumas políticos de Estados Unidos se pasa a Spielberg y a monigotes con La Guerra de las Galaxias. Los 80 nos apelan y reconfortan porque fueron una cultura aconflictiva.

Publicidad

Si vas a ver una película sobre Vietnam con tus amigos, por ejemplo, sabes que la mitad vais a estar de acuerdo y la otra mitad no sobre cómo se refleja el conflicto. Pero si vas a ver Los Goonies sabes que todos lo pasaréis bien y esa es la identidad de la cultura de los 80: no cuestiona, no desafía y no polariza. Y no es que la gente a la que le gustan los 80 sea idiota y el resto lo sean menos. Es que hay ciertos tipos de culturas que promueven el consenso y otras que promueven el conflicto y los 80 fue de las primeras.

Reproduces un fragmento de un panfleto de la época, Dejar de pensar y Volver a pensar que dice lo siguiente: "Vivimos en un mundo de imágenes: gustar, gustar a los demás, gustarte a ti mismo… La peluquería, la moda, la publicidad, el diseño, pertenecen en realidad a un 'discurso' más amplio, más profundo". Parece que está hablando de Instagram en 2018 y fue escrito hace más de 20 años. ¿De aquellos barros, estos lodos?
Claro. Hay una cosa muy importante que César Rendueles explica muy bien y por eso le pedí que hiciera el prólogo y es que el consumismo no significa únicamente comprar muchas cosas.

Cuando nos imaginamos a alguien consumista lo pensamos volviéndose loco con la tarjeta de crédito el El Corte Inglés, pero también se consumen otras cosas. Se consumen identidades, se consumen estereotipos… si soy modernito tengo que vivir en Malasaña, tengo que hacerme tal foto en Instagram en tal postura, tengo que leer tal libro, poner tal cosa en Facebook…

Publicidad

El consumismo es más fuerte aún cuando creemos que no estamos consumiendo, porque creemos que es un acto de libertad y no de sumisión. Lo que nos define como sociedad es el consumismo, el individualismo… y en el caso de la cultura en España, también una anglofilia. Pensar que las cosas que se hacen en Nueva York, Los Ángeles o Londres son más importantes que las que se hacen en Talavera de la Reina o en Jaén cuando no es así. De Utrera por ejemplo han salido tres cantaores que son clásicos de la historia del flamenco, mientras que de Nueva York no ha salido ninguno. Depende de lo que te guste es interesante un sitio u otro.


MIRA:


¿Están desafiando proyectos como el de Rosalía o si me apuras, Tangana, esa anglofilia?
No. Tangana es una continuación de La Movida. En el libro cito una frase suya que viene a decir que sus dos artistas de referencia son Warhol y Dalí, pero que le da igual la obra. Que lo que le importa es que entendieron que el dinero y el poder era lo que te hacía relevante y que había que reproducir aquellos modelos que te lo dieran. En cuanto a Rosalía, cuyo disco disfruto mucho y que me parece una tía con mucho talento, me parece lo mismo, otra continuación de La Movida.

El momento en el que Andy Warhol llega a España y aquello parece Bienvenido Mr. Marshall me parece muy representativo, pero más representativo aún me parece que se haya reproducido hace bien poco. Vino Tim Cook, CEO de Apple y su agenda consistía en ir por la mañana a la Moncloa para reunirse con Pedro Sánchez —que hizo un ridículo tremendo diciendo que Cook y él habían definido los retos tecnológicos del futuro cuando seguramente Sánchez tenga dificultades para manejar su iPhone— y por la tarde ir a la Apple Store a hacerse una foto con Rosalía. Allí, Cook dijo una frase terrible: dijo que le parecía que Rosalía encarnaba los valores de la compañía —es creativa, es mujer, es joven— pero también que su disco era la música perfecta para sonar en una Apple Store.

Publicidad

Yo he sido muy cruel con muchas críticas, nunca tanto como Cook con Rosalía. Es como si a los Rolling les dices que hacen la música perfecta para comerse un Big Mac. Rosalía es una mujer muy talentosa, que aprecia el flamenco y que tiene muchos recursos musicales. Sin embargo, no me gusta de ella que su música a lo que remita es a la sociedad globalizada de consumo e hiperconectada donde importa mucho más molar que cualquier conflicto humano que tengas. Lo que sí que me parece es un desafío del sur a la política cultural del norte y a la anglofilia es el reguetón.

"No me gusta que Rosalía a lo que remita es a la sociedad globalizada de consumo e hiperconectada donde importa mucho más molar que cualquier conflicto humano que tengas"

Para entender tu libro es necesario comprender la diferencia entre dos conceptos: transgresor y subversivo
A mí la diferencia me la subrayó Evaristo Páramo, cantante de La Polla Records y Gatillazo en una entrevista. Yo le estaba preguntando por Extremoduro y me dijo que ellos no tenían nada que ver con Extremoduro. Que mientras que Extremo eran transgresores La Polla era subversiva. Subversivo es algo que molesta al sistema: que montes una cooperativa en lugar de una empresa capitalista, que crees un espacio de relación social como una casa okupada… subversivas son las cosas que crean lazo social y que quedan totalmente excluidas de los medios de comunicación en los años 80 y 90.

Publicidad

Sin embargo, lo transgresor es algo que le viene muy bien al capitalismo. Es ponerse un tatuaje en la cara, unos piercings, gastarte el triple del dinero que tienes… Esa es la diferencia básica. En La Movida había muchos artistas transgresores pero ninguno subversivo. Muchos que hacían cosas diferentes a lo que se había hecho hasta entonces en España, porque la mayoría eran copias de lo que se hacía en Londres, Nueva York o Los Ángeles, pero no hacían cosas que le fueran a molestar al sistema de alguna manera. Básicamente como ocurre en la industria actual.

La cultura tiene dos carriles: uno por el que va el rollo indie movidero, el rollo trap y otro que en realidad es una carretera comarcal llena de piedras, que es por donde va la gente con conciencia social, con orgullo de clase, con vidas de barrio, con empatía por los perdedores de la globalización… Muchas veces la segunda te lleva más lejos que la primera, en la que muchos se estrellan en la primera curva.

Sin embargo, hay quienes dicen ir por la carretera comarcal aunque no cumplan los requisitos que, según dices, tienen los que la transitan. Se me ocurre Yung Beef autoproclamandose antisistema en el famoso debate con Tangana en el Primavera…
Este es un tema que me encanta. Aquella conversación me recuerda mucho a las escenas donde discuten Derek Zoolander y Hansel en Zoolander y Zoolander 2. Son dos personas superintensas, que se creen que el mundo depende de sus opiniones, pero que en el fondo no son más que dos supermodelos diciendo lo primero que se les pasa por la cabeza en cada momento.

Publicidad

Tangana se lo piensa un poco más, porque Tangana es un empresario de toda la vida. Su padre trabajaba en Relaciones Públicas y eso se nota muchísimo. No es casual que se lleve mejor con Risto Mejide que con Ada Colau, con Jarfaiter o con cualquier escritor que hable sobre la vida de las personas. Lo que hace C. Tangana es publicidad, a veces muy bien hecha y otras veces peor, pero publicidad al fin y al cabo. Igual que en La Movida había canciones indistinguibles de la publicidad como Enamorado de la moda juvenil, los temas de Tangana muchas veces son indistinguibles de las de la publicidad, por eso le patrocinan marcas de móviles.

"En el fondo La Vendición es como una start up de Sillicon Valley donde una persona con dinero, en este caso Yung Beef, pone parte de su capital para ver qué puede sacar de la gente que tiene talento"

El trap en el fondo es hipercapitalismo, es lo que Thomas Frank llama en La conquista de lo cool "el consumidor rebelde". Otros lo llamamos el turboconsumidor, alguien que se niega a aceptar los límites de la sociedad de consumo porque solo quiere consumir más y más. A Yung Beef, por el contrario, lo ponen como un ejemplo de tío majo porque ha creado este sello en El Raval, La Vendición, que saca a chavales de barrio, algo que me parece muy bien pero que no está alejado de los valores del capitalismo.

En el fondo La Vendición es como una start up de Sillicon Valley donde una persona con dinero, en este caso Yung Beef, pone parte de su capital para ver qué puede sacar de la gente que tiene talento. Es lo que hicieron raperos como por ejemplo Dr. Dre: cuando se separaron NWA se hizo un sello y sacó a gente como Snoop Dog o Eminem. Pero no deja de ser una forma de mantenerte en el negocio, de mantenerte fresco, vivo, en la onda, ganando pasta…

Publicidad

Pero volviendo a aquella discusión, creo que Yung Beef era muy ingenuo y que lo que le molesta no es el capitalismo sino tener que ir a las oficinas de Sony a hablar con gente con traje y hacerles caso. Y lo entiendo perfectamente, pero lo que le separa de Tangana, que sabe muy bien lo que hay, es una diferencia muy pequeña. El trap español me parece muy poco interesante, no deja de ser un sucedáneo tanto cuando hacen rap como cuando hacen reguetón, en el primer caso del estadounidense y en el segundo del latino, y creo que muchas veces son más personajes que otra cosa.

Aunque es subjetivo, creo que a la gente le interesan más las figuras de C. Tangana y Yung Beef que sus canciones. Lo que sí tengo claro es que están muy conectados con La Movida, con el indie, con el movimiento hipster… con todos estas corrientes narcisistas e individualistas que en el fondo están muy alejadas del espíritu de la música popular que significa compartir, pasar momentos juntos, contar los problemas y las alegrías y acompañarte. El trap parece todo el rato una exhibición de lo que tienes, de lo que follas, del dinero que hay en tu cuenta… es decirle a quien te está escuchando prácticamente que eres mejor que él, algo que me parece profundamente antipático.

"Se supone que si se fomenta mucho la creatividad, a cualquiera que sea pobre, que esté excluido o que lo pase mal le puedes decir que el problema es que no es lo suficientemente creativo, que no se adapta lo suficiente o que no ha puesto lo suficiente de su parte"

Publicidad

También aludes a gente como Jedet o Soyunapringada para establecer paralelismos entre la época que vivimos y los 80… ¿qué tienen que ver con McNamara o Alaska?
En el libro incluyo una frase que es de la propia Alaska en la que dice que ella se identifica mucho con esta generación, que La Movida tiene los mismos valores que los artistas de ahora. Y es verdad, claro, la Movida nunca se ha ido.

Desde entonces existen esos dos caminos culturales: el carril de adelantamiento para los personajes de la cultura y artistas prosistema narcisistas, individualistas, elitistas, anglófilos, y una carretera pedregosa para los que defienden otro tipo de valores: en su momento La Polla Records, ahora Los Chioks Del Maiz, los cantautores, la rumba de barrio…

Algo que quería dejar muy claro con el libro es cómo el capitalismo usa el concepto de creatividad. La creatividad es algo que nos apela a todos, que es una palabra muy simpática y muy agradable, con connotaciones positivas pero que en el fondo se utiliza para una cosa muy chunga que es para justificar la desigualdad. Quiero decir, se supone que si se fomenta mucho la creatividad, a cualquiera que sea pobre, que esté excluido o que lo pase mal le puedes decir que el problema es que no es lo suficientemente creativo, que no se adapta lo suficiente o que no ha puesto lo suficiente de su parte.

Es una especie de versión cool del discurso del coaching y es increíble cómo las campañas de seguros o de bancos hablan de creatividad. En la Fundación Botín se pasan el día hablando de creatividad, de que el principal problema en la sociedad española, según dicen en sus textos, es la falta creatividad. Sin embargo, la mayoría de personas que sufren las condiciones laborales del presente y el sistema económico en el que vivimos piensa que el mayor problema es la desigualdad económica y las diferencias de poder que existen en la sociedad.

Publicidad

Estableces otra relación, esta vez política, entre pasado y presente: Tierno y Carmena.
Claro. Por su aconflictividad. El otro día se suicidó una señora porque no podía pagar su piso, los sueldos están desplomados, los servicios sociales están saturados y cuando miras las redes de Carmena te la encuentras a ella haciendo magdalenas. La ciudad se cae a cachos y lo que hace es maximizar una buena medida, Madrid Central. Una pequeña mejoría que además es en el centro, donde se desarrollan a mayoría de acciones de Ahora Madrid, olvidando que dos tercios de los madrileños viven fuera de la M30.

"La izquierda en España no posee ni el relato ni los medios"

Pero Carmena es peor que Tierno porque al menos Tierno fue un paso adelante, veníamos del franquismo y consiguió algunas cosas. Muy pocas, migajas, pero las consiguió. Pero Carmena nos viene a decir, 40 años después, que lo de Tierno era el límite. Y yo no la he votado para que me diga que lo más lejos que podemos llegar política y socialmente es a lo que llegó Tierno en los 80, la he votado para que se enfrentes al lobby inmobiliario en la Operación Chamartín, para que le preocupe la desigualdad en la ciudad y tome medidas, para que un barrio perdido importe tanto como Malasaña…

Hay una idea muy extendida en el imaginario popular que tú niegas y que queda reflejada en este libro: que la cultura en España es patrimonio de la izquierda.
Claro que no lo es. La izquierda en España no posee ni el relato ni los medios. Quien mejor ha explicado esto en España es Alberto Santamaría con En los límites de lo posible y en Estados Unidos Thomas Frank con La conquista de lo cool. Si empiezas a repasar los grandes centros culturales en nuestro país te topas que si con el Caixaforum, que si con la Fundación Mapfre, que si la Fundación BBVA, el Centro de Arte Botín…. En los grandes centros de arte, pero también en los conciertos o en los festivales hay más logos que en el IBEX a día de hoy. Por eso me hace gracia cuando alguien me dice que en España la cultura es de izquierdas. ¿Qué cultura, los fanzines? ¿Dos sellos discográficos, tres editoriales?

La izquierda apenas tiene medios de comunicación, es un páramo cultural y los artistas de izquierdas llaman tanto la atención porque son muy pocos. Si una edición de los Goya ha sido tan comentada por su protesta social es porque no es lo normal, y de hecho salió Berlanga —padre de Carlos Berlanga, por cierto, de Los Pegamoides— y otro montón de profesionales de la industria diciendo que se estaba tergiversando el sentido de los Goya. Todo esto es muy interesante y es fruto de que la derecha no quiere convertirnos en activistas de la derecha, no quiere que asumamos su ideología sino despolitizar todas las formas de relación humana: despolitizar la relación en el puesto de trabajo, las relaciones culturales, la relación con tus compañeros de piso… Es algo que, además, les ha salido fenomenal. Nos han llevado al individualismo más extremo y al final hemos concebido sus valores como los nuestros propios, no como algo impuesto.

Cuando venía para acá en el metro he visto que acabas de retuitear una frase de Yung Beef. Decía que 2018 será recordado como el año en el que murió el moderneo. ¿Lo será? ¿Hemos visto morir por fin la secuela infinita de la movida?
Hace poco leí una frase de Vázquez Montalbán en los años 60 que decía que la pelea entre la alta cultura y la baja cultura era absurda. Que lo de la elitización versus la cultura popular era una disputa que no tenía mucho sentido porque al final lo que iba a ocurrir es que se iba a masificar el gusto elitista. Y eso es exactamente lo que ha pasado, que se ha masificado el gusto elitista en el peor sentido.

Si miras, por ejemplo, la cuenta de Instagram de Rich Kids of the internet, o la mayoría de vídeos de raperos, de grupos de rock… Todos queremos copiar el estilo de vida de los ricos. Coches, cadenas, mansiones, chicas en biquini… queremos copiar, además, lo que antes se llamaban "los nuevos ricos" esa gente hortera que trata de impresionar con cosas tontas como coches grandes. Antes la gente se reía de ellos. Ya nadie se ríe de los ricos. Cuando hace años un artista firmaba con una marca se vendía. Ahora si haces una campaña es que has triunfado, nadie cuestiona si estás prostituyendo o no tu mensaje porque el sistema somos todos. Somos tan todos hasta el punto que la izquierda no tiene un discurso cultural propio sino que hereda los discursos de la derecha. 2018 es el año en que murió el moderneo porque todos nos volvimos igual de modernos e igual de idiotas que los demás”.

Sigue a Ana Iris en @anairissimon.

Suscríbete a nuestra newsletter para recibir nuestro contenido más destacado.