Vía Flickr | Usuario Jakub Michankow
Uno de los mayores placeres del verano es matar el rato en un parque. Pero no siempre es fácil: para muchas personas que viven en centros urbanos densamente poblados, esto implica tener que pelearse por u pedazo de césped sobre el que tumbarse. Y si además eres como yo, también implica tener que fingir que no te molesta en absoluto estar rodeada de gente que no soportas con tal de "pasarlo bien" con los amigos.La verdad es que todos hemos sido alguna vez esa persona insoportable que solo hace que molestar en público. Es imposible estar en un sitio lleno de gente sin que alguien ponga de los nervios a alguien. Sin embargo, hay gente que ha hecho de molestar al prójimo casi una profesión. Estas son las cosas más molestas que verás hacer a la gente este verano.Un amigo me dijo que esto de la cuerda no hace daño a nadie, pero se equivoca. Verlo practicar es aburrido y los que lo hacen ocupan muchísimo espacio. Es una distracción visual innecesaria. Sí, vale, ya sé que es por todo ese rollo de la fuerza interior y blablablá, pero ¿no daría lo mismo ir a casa y hacer unas cuantas flexiones? O que lo practiquen en la acera. Por favor.Por regla general, si ves a más de seis personas blancas (dos de ellas con rastas) juntas en un parque, hay un 70 por ciento de probabilidades de que estén a punto de montar una sesión de percusión. A los blancos les flipa más la percusión africana de lo que yo, de origen africano, podré llegar a entender jamás. Lo curioso de estos corrillos de percusión es que nadie se da cuenta de cuándo se forman. Aparecen de repente y solo te queda preguntarte cuánto va a durar. Si estás cerca, el ritmo resulta hipnotizante. Si eres capaz de obviar lo invasiva que es esta actividad para el resto del público, hasta puedes pasar un rato entretenido ver a toda esa gente tocando los bongos y bailando.Este espécimen de tíos quiere que sepas que son muy activos. Se apoderan de un punto estratégico y bien visible del parque y se ponen a ejecutar una serie de movimientos que parecen extremadamente peligrosos, dolorosos y no muy buenos para el cuerpo humano. Observarlos resulta estresante porque da la sensación de que se vayan a romper de un momento a otro y hacen que te arrepientas del momento en que decidiste ir a pasear por el parque.A mucha gente no le gustan los perros, pero tampoco son lo que más molesta en un parque. Pero es que hay perros que no deberían pisar los parques. Hablo de esos perros minúsculos y que tienen un ladrido superagudo y molesto. Como los dueños se creen que sus mascotas son bebés, no los llevan con la correa, así que las bestezuelas se dirigirán a todo trapo hacia ti con la boca llena de babas e intentarán comerse tu bocadillo. Y si se lo quitas, te enseñan los dientes. Encima. Por supuesto, no esperes que el dueño venga a disculparse. Lo único que hará es decirte que su perro sería incapaz de matar una mosca o algo parecido.Estos son los que no quieren que lo llames frisbee. Ellos lo llaman "disco". Probablemente hayan participado en competiciones de Ultimate Frisbee incluso después de acabar la universidad y se toman el tema del disco muy en serio. Tanto que se les va la pinza y se les olvida que disponen de un espacio limitado. Te darán un toque en la cabeza con el frisbee y vendrán corriendo con sus pantalones cargo a decirte que lo sienten mucho. Pero es mentira, no lo sienten, porque seguirán lanzándose el dichoso trasto cada vez más cerca de ti hasta que te hartes y te vayas.Este tipo realmente no hace nada malo. Su único delito es estar tumbado sobre una manta, con unos pantalones chinos oscuros y leyendo ostentosamente Fiesta. Como ocurre con los animales salvajes que Ernest Hemingway solía matar por diversión, no deberías acercarte demasiado a este espécimen si eres mujer, porque el tipo está deseando poder darte la chapa sobre literatura y hacerte saber que es un "ciudadano de la Madre Tierra". También le encanta hablar sobre la falta de "autenticidad" en Tinder.Un vistazo rápido a esta pareja de guapos de catálogo basta para saber que han colgado todas las fotos de su boda en Facebook, con marcas de agua bien grandes. Sabes también que su fotógrafo dijo algo como: "¿Sabéis qué sería muy loco? Que hiciéramos una sesión de fotos en un parque atestado de gente y con vosotros vestidos de calle. ¡Imaginaos qué contraste más guapo!". La pareja aceptó y ahora están ahí, en medio del paso mientras intentan parecer superenamorados. El fotógrafo le ha pisado el pelo a tu amiga intentando coger un buen ángulo antes de que se vaya esa luz tan buena.A esos polis en bicicleta se la trae al pairo que hayas venido a pasar un buen rato. A sabiendas de que no pueden arrestar a todo el que esté haciendo algo ilegal, se contentan con molestarte un rato, eso sí, intentando parecer lo más amenazadores posible.A nadie le importa que haya alguien fumando hierba en el parque, pero ellos se esfuerzan lo indecible porque no se note que lo están haciendo. Aunque se huele a kilómetros, ellos se empeñan en disimular. No se dan cuenta de con esa actitud nerviosa lo que hacen es precisamente llamar más la atención.Un parque lleno de gente debería ser el último lugar al que decidieras ir para terminar el curro. Pero al parecer aún hay muchos que no lo tienen tan claro y se llevan el portátil con la esperanza de finiquitar las tareas. Lo peor de estas personas son sus intentos por imponer silencio a los grupos que tienen alrededor. Os mirarán a ti y a tus amigos con manifiesto fastidio cada vez que alguno de vosotros suelte una risotada, porque se han olvidado de que no están en una biblioteca.No importa el buen gusto musical que creas tener, nadie tiene ganas de escuchar tu música en un parque. Este tipo de personas se asegurará de hacerse con un buen sitio en el parque y pondrán a todo trapo su mix de Soundcloud mientras esperan las alabanzas de las masas.Sigue a Sarah Hagi en Twitter.
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