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premios Goya

Los discursos que nos gustaría escuchar en los Goya

Dicen que la gala de los Globos de Oro de ayer fue la más reivindicativa de la Historia, pero, ¿qué pasará con los Goya?
Imagen vía Reuters/Paul Hanna

Apenas habían transcurrido cinco minutos de la gala de entrega de los Globos de Oro cuando Seth Meyers, su presentador, mentó a la bestia. A Voldemort, aquel que no-debía-ser-nombrado pero en el que todo el mundo estaba pensando: Harvey Weinstein. Una broma macabra, a la altura de la que él ha estado protagonizando durante años, relajó el ambiente de la que, dicen, fue la entrega de Globos más reivindicativa de la Historia.

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Y abrió la veda a la reivindicación y a la denuncia. Al reconocimiento de 2017 como el año en el que la lucha por la igualdad de género y contra las agresiones machistas se hicieron mainstream y calaron en el gran público. Qué falta hacía.


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Oprah Winfrey se acordó de la niña negra de barrio que fue y de todas las niñas que estarían viendo su discurso, a las que animó a ver el nuevo amanecer que estaban viviendo, y Nicole Kidman apeló a la sororidad, al poder de las mujeres y a mantener vivo el debate sobre el feminismo. Elisabeth Moss parafraseó a Margareth Atwood y Natalie Portman, encargada de nombrar a los nominados en la categoría de mejor director, comentó, por si alguien no se había dado cuenta, que todos eran hombres.

Todas ellas fueron vestidas de negro para que se hablara de sus vestidos más que de sus actuaciones, como cada año, pero esta vez por un motivo distinto: su lucha por los derechos de las mujeres.

Las actrices de 'Big Little Lies' ayer en los Globos. Imagen vía Reuters/ Lucy Nocholson

Y, con la vista puesta en las Américas, como casi siempre, es inevitable preguntarse qué pasará el próximo 3 de febrero en los Goya. Porque Spain is different y en las sobremesas aún resuenan los "qué hacía una chica a esas horas sola por la calle" y los "yo no sé qué reivindican, si ya somos iguales". Pero no nos queramos mal: en 2017 las españolas también nos hemos mirado a los ojos y nos hemos dicho que la Manada somos nosotras. Y seguramente en los Goya se hable de ello.

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Entre los 8 nominados a mejor director, en los Goya hay dos mujeres, Isabel Coixet y Carla Simón, así que no se podrá hacer el comentario de Natalie Portman

El caso es que el encargado de leer los nominados a mejor director no podrá, aunque por poco, hacer el comentario de Portman: Isabel Coixet está entre ellos. Lo mismo ocurre en la categoría de mejor dirección novel, con el de Carla Simón entre tres nombres masculinos. "Menos da una piedra", que diría Joaquín Reyes, maestro de ceremonias de este año junto a Ernesto Sevilla.

Quizá nos toque verlos subidos a unos zancos, como ocurrió el año pasado con Rovira mientras que la caverna se remueve por si hay niños viendo la Gala. Dirán entonces que la tradición es la tradición y que en los Goya el rap de Resines sí, pero mariconadas no. Pero ojalá no necesiten disfrazarse de mujer para hablar de ellas, de nosotras.

Ojalá Reyes reflexione sobre el manspreading llamándolo despatarre como hizo en No te metas en política y ojalá caricaturice como solo él sabe hacer a los del "ni machismo ni feminismo: igualdad". Qué bonito —y qué necesario— sería que tuviera palabras para la desigualdad de género y el techo de cristal en la industria del cine, pero también en la del humor, de la que debe ser bien consciente, y de tantas otras.

Ojalá volvamos a ver a Penélope de negro, como la vimos en los Globos, para recordarnos que no estamos solas, que el silencio nos es una opción y que #MeToo. Y si le toca recoger el Goya por su papel en Loving Pablo, que además de con el color de su vestido nos lo diga con palabras.

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Ojalá —aunque de esto cabe poca duda— Julita Salmerón suba con Gustavo a recoger el premio a mejor documental y se corone como el ejemplo femenino que es, demostrándonos, como en Muchos hijos, un mono y un castillo, que el humor sí que es un arma cargada de futuro. Ojalá Gustavo la homenajee en su discurso, como hace en cada plano de la película, como la personificación del realismo mágico castizo que es. Puestos a pedir, ojalá Sevilla y Reyes pasen por ahí. El gag está asegurado.

Ojalá Calvo y Ambrossi suban a recoger su Goya —sus Goyas— en reconocimiento a una historia protagonizada por mujeres que viene a decirnos que hagamos lo que queramos hacer, sea lo que sea. Que seamos lo que queramos ser, sea lo que sea. Ojalá derrochen amor, como llevan meses haciendo en la Academia de OT, y contribuyan un poco más a que ver u oír algo relacionado con la homosexualidad en TVE no sea como contemplar un unicornio en una noche estrellada.

Ojalá Javier Calvo y Javier Ambrossi suban a recoger su Goya en reconocimiento a una historia protagonizada por mujeres que viene a decirnos que hagamos y seamos lo que queramos

Ojalá Una mujer fantástica lleve los derechos y las luchas de las personas trans al escenario de los Goya además de a las salas de cine, ojalá Santiago Alverú suba a recoger su cabezón y se anime a contar en quién se inspiró para interpretar al de corrupto venido a menos de Selfie y ojalá Marisa Paredes se marque un Oprah en versión chica Almodóvar.

Ojalá, en definitiva, la industria no defraude y se reafirme como una de las más combativas de nuestro país, como la que más y mejor abandera las reivindicaciones, las luchas del día a día que representa en sus metrajes. Ojalá el 4 de enero las crónicas hablen de que no se veía algo igual, por lo menos, desde el No a la Guerra.