#YoTambién: A mis 30 años he sufrido acoso laboral, escolar, sexual y físico

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Feminisme

#YoTambién: A mis 30 años he sufrido acoso laboral, escolar, sexual y físico

"Me mandaban fotografías de decapitados y rosas negras".

Un viernes en la noche me ganó el sueño en el Metrobús y me quedé dormida. Cuando desperté sentí la pierna mojada. Era el semen que eyaculó un pasajero mientras se frotaba contra mi rodilla. El tipo se dio a la fuga y no sentí más que indignación y asco.

A mis 30 años he sufrido acoso en distintos ámbitos: laboral, escolar, sexual y físico. El acoso a lo largo de mis últimos 15 años ha variado. Cuando estudiaba en la secundaria era bulleada por "cegatona" y por ser de las "grandotas" del grupo. Mi temprano desarrollo físico incluso propició a que en algún momento de mi pubertad me jorobara para ocultarme de los varones precoces.

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Los tipos de acoso que he sufrido a lo largo de mi vida han sido cada vez más fuertes e incluso he estado en situaciones donde mi vida ha corrido peligro. La primera ocurrió cuando tenía 19 años y mi novio intentó estrangularme porque lo había dejado. Esa noche di por hecho que dejaría de existir y les embargaría una gran pena a mis padres y a mi hija. Sobreviví y con ello me volví más cautelosa y más desconfiada de los hombres.

Hace cinco años intenté crecer en esto del periodismo y dejé mi natal Chihuahua para buscar suerte en la Ciudad de México. Tenía la percepción de que iría a la capital del albur y consciente de ello tomé mis precauciones. En tres años que viví ahí me pasó de todo: fui asaltada, acosada en las calles, en el trabajo y piropeada.

Con el tiempo aprendí "truquitos" para blindarme y pasar desapercibida. Solía usar batas largas para ocultar mi cuerpo y jamás usaría tacones, ropa entallada, ni maquillaje en el metro.

Cuando empecé a trabajar para un importante medio de comunicación, fui la comidilla de algunos jefes que incluso me hicieron propuestas indignantes para "escalar" o "crecer profesionalmente". Y es que para todo hay un castigo: si te niegas a ir al bar ya no eres parte del "club" y te lo recriminan. Su manera de vengarse es relegándote de importantes coberturas o bien, aumentando considerablemente la carga de trabajo para que batalles.

Pero dentro de todo esto, es triste ver que otras compañeras sí se prestaban a ese juego de acoso físico, abrazos y manoseos sin motivos, sólo por caer bien con el jefe. Cuando llegué a renegar de ciertas actitudes que veía, algunas compañeras me llamaron "resentida", "amargada" y "feminazi".

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Además de este tipo de acoso en mi carrera profesional, también he recibido amenazas de muerte. La que más me perturbó y me mandó directo al psiquiatra ocurrió a inicios de este 2017.

Realicé una entrevista que jamás debí hacer a un sicario perteneciente a un cártel de la droga que se terminó obsesionando conmigo. Cometí errores. Uno fue haber mantenido contacto desde mi celular personal y eso dio pie para que me investigara: hackeó mi cuenta de Facebook y Whatsapp; sabía toda mi vida y mis movimientos.

Comenzaron a llamarme de diferentes números a todas horas del día. Llegué a capturar en una tabla de Excel al menos 50 números con ladas de Sinaloa, México, Guadalajara y Tamaulipas, entre otros. También me mandaban fotografías de decapitados y rosas negras. Estaba segura que era mujer muerta.

Solicité protección al gobierno en turno, pero poco les importé y en nada me ayudaron. Estaba sola y pensaba: "ésta es mi suerte, en cualquier semáforo seré venadeada". Fueron tres meses de terror y acoso psicológico y emocional. Temía por mi vida y la de mi familia.

Cuando suceden este tipo de amenazas, no las puedes subestimar. Mucho menos cuando en ese mismo lapso asesinan a dos periodistas en tu ciudad. Juré que era mujer muerta.

En los últimos meses he tratado de levantarme. También sufrí acoso por parte de mi última pareja, una persona que amé mucho, pero que por su celotipia arruinó la relación. Al hombre le molestaba que fuera reportera y me prohibía hacer historias.

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En mis coberturas me acosaba todo el tiempo por el teléfono. Me pedía que le mandara fotografías de las personas con las que estaba, así como mi ubicación en tiempo real. De otra manera, si no le contestaba, es porque era una prostituta.

Soy mujer, soy periodista y vivo en México. Tres factores importantes para ser víctima de cualquier acoso o abuso. ¿Por qué Rubí, Miroslava, Regina, Mara Fernanda, Victoria Salas y otras no siguen con nosotras?

Todos los días le enseño a mi hija de 11 años que es lo que no debemos permitir. Estas situaciones y mis antiguas relaciones las he alejado porque no debo ni puedo normalizarlas y minimizarlas.

Es penoso tener asco por estas realidades.

@normajeanp11