MIRA: Sugar Daddies
Puesto que probablemente yo no sea la persona más objetiva para analizar mi comportamiento, decidí recurrir a terceros, concretamente, a Alan Dybner, psicólogo especializado en asuntos familiares y de pareja.Dybner accedió a escuchar una grabación que le entregué en la que había registrado mi primera cita con Johnny Love, un tío al que conocí a través de unos amigos. Eso sí, Dybner quiso que quedara bien claro que ni aquello podía considerarse una sesión de terapia ni yo no era oficialmente su cliente.Como decía, tuve un cita. Johnny fue agradable y me hizo sentir cómoda. Se le veía un tipo seguro y no le importó que grabara nuestra charla, lo cual sumó puntos a su favor. Bebimos, pero no demasiado. La conversación fluyó. Me pareció atractivo físicamente, aunque era distinto al perfil de chico que me suele atraer. Estaba en forma, se notaba que se lo curraba en el gimnasio. No llevaba ningún tatuaje de los Simpson, ni vino en monopatín, ni me pidió que echara un vistazo a su página de Soundcloud. Tampoco era actor, ni humorista ni escritor. Más puntos positivos.
Había mucho de charla trivial típica de las primeras citas, sobre nuestros trabajos y aficiones, y cosas así
Primero hizo una valoración del encuentro. "Parece que lo pasasteis bien", sentenció. "Los dos os reísteis mucho y estabais animados. Parecía que había cierta conexión". Me preguntó qué opinaba yo, y le dije que me lo pasé bien, pero que no sentí esa conexión de la que hablaba, porque no hubo casi contacto físico ni flirteo. Supuse que no le había gustado y yo también cambié el chip.Se le veía un tipo seguro y no le importó que grabara nuestra charla, lo cual sumó puntos a su favor. Bebimos, pero no demasiado. La conversación fluyó. Me pareció atractivo físicamente, aunque era distinto al perfil de chico que me suele atraer
Por alguna razón, nunca se me había ocurrido que mi cita podría sentir los mismos nervios y la ansiedad que yo. Suelo caer en el error de pensar que yo soy la que tiene que hacer el esfuerzo de ganarse al tío con el que he quedado, y cuando no hay contacto físico o no quedamos más veces, concluyo que no estaba interesado en mí.¿Me gusta esa persona o quiero gustarle? Si me gusta, ¿qué puedo hacer para demostrárselo?
Pues ¿sabéis qué? Yo sí quiero comprometerme a la primera de cambio. Quizá el problema sea mi insistencia en quedar con tíos que necesitan tomarse su tiempo para estas cosas. ¿Soy de las que siempre se enamoran de tipos inaccesibles? Si es así, entonces está claro que el problema soy yo, ¿no?"No es justo que asumas la culpa de todo", repuso Dybner cuando le expliqué este razonamiento. Coincidió conmigo en que Los Ángeles es una ciudad especialmente complicada en lo que se refiere a citas. "Mucha gente está más centrada en su vida profesional que en la sentimental", dijo. También sugirió que quizá estaba muy cómoda siendo soltera.Cuando conozco a alguien, todavía no soy capaz de reunir el valor que demuestro, por ejemplo, cuando le exijo al tío con el que estoy follando que me coma lo de abajo
Ahí es donde tengo un conflicto interno. En el fondo estoy convencida de que estoy abierta al amor y, sin embargo, pocas han sido las veces en las que he estado siquiera cerca de alcanzarlo. En cierto modo es cómodo perseguir al hombre inalcanzable, y el hecho de que este tipo de hombre sea el predominante en la ciudad en la que vivo hace que me sea todavía más sencillo vivir en esa zona de confort.Tal vez estoy evitando a los chicos que estarían dispuestos a ir un paso más allá, por miedo a enfrentarme a la realidad de sentar la cabeza. Dybner me explica que es algo muy común que la gente encuentre rápidamente algo que no le guste de una persona y lo use como pretexto para romper con ella.Las cosas fáciles nos asustan. Nos invade la baja autoestima y pensamos cosas como: Este tipo tiene que tener algo malo si está tan interesado en quererme tan rápido. Es que, a ver, ¿sabe cómo soy? ¿Sabe que escribo artículos diciendo que no me gusta hacer mamadas ? ¿Qué clase de enfermo querría estar con una mujer así?Yo sí quiero comprometerme a la primera de cambio. Quizá el problema sea mi insistencia en quedar con tíos que necesitan tomarse su tiempo para estas cosas
Está claro que hago cosas mal, pero bueno, como todo el mundo. Somos todos unos capullos asustados que no sabemos cómo gestionar nuestros miedos. Y la toma de conciencia no es suficiente para resolver el problema. Hay que tomar medidas, y eso es lo complicado. Supongo que ahora me toca trabajar ese aspecto. Hacer algo distinto, en lugar de repetir siempre lo mismo y esperar resultados distintos.A lo mejor me precipité al pensar que no le gustaba a Johnny y debí esforzarme por quedar con él una segunda vez. De hecho, es lo que voy a hacer. Si todo lo demás falla, quizá la solución sea largarme de esta ciudad.Sigue a Alison Stevenson en Twitter.Si todo lo demás falla, quizá la solución sea largarme de esta ciudad