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Identidad

El ministro de Turismo de Malasia dice que no hay gais en su país

“Creo que no tenemos nada parecido a eso en nuestro país”, explicó a la prensa Datuk Mohammaddin bin Ketapi.
Kuala Lumpur
Foto vía Shutterstock 

El martes pasado, antes de que empezara la mayor feria de turismo del mundo en Berlín, los periodistas preguntaron al ministro de turismo malayo, Datuk Mohammaddin bin Ketapi, si el país era un destino seguro para los visitantes gais y judíos. Su respuesta fue: “Creo que no tenemos nada parecido a eso en nuestro país”.

Cuando se le pidió que se explicara, un ayudante del ministro dijo que probablemente se estuviera limitando a cumplir la política de Malasia de no reconocer a los miembros de la comunidad LGTBI.

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Aunque no creo equivocarme si dijera que nadie de los presentes lo creyó, el comentario del ministro no es más que otra muestra de que las cosas no han cambiado nada pese a que muchos aseguran que, después de que el nuevo Gobierno ganara las elecciones, el país se está convirtiendo en la “Nueva Malasia”.

El mes pasado, VICE envió a un periodista al bar de drag queens más popular de Kuala Lumpur, donde sigue habiendo actuaciones todas las noches a pesar de las autoridades religiosas y la redada policial que hubo hace unos meses. Artistas queer como los miembros de la banda Shh… Diam! siguen luchando a diario contra los discursos anti-LGTBI en el país. Por tanto, lo cierto, señor Ketapi, es que sí hay “algo parecido a eso” en su país.


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La negación de la existencia de personas LGTBI en Malasia por parte del ministro se yuxtapone al trato horrible que se dispensa a diario a los miembros del colectivo. El pasado septiembre, dos mujeres acusadas de practicar sexo juntas fueron azotadas en el estado conservador de Terengganu. Un mes más tarde, Ahmad Zahid Hamidi, el primer ministro destituido de Malasia, dijo que el tsunami que había golpeado la región indonesia de Célebes meridional en septiembre fue un castigo para el colectivo LGBTI del país. No contento con eso, hizo un llamamiento a las autoridades para que iniciaran una campaña de concienciación entre las personas LGTBI para “evitar castigos similares de Dios”. El nuevo primer ministro, Mahathir Mohamad, dijo el año pasado que el país no puede aceptar derechos de las personas LGTBI como el matrimonio homosexual porque se trata de “valores occidentales” que Malasia no puede tolerar.

Según el medio alemán Deutsche Welle, este año Malasia espera recibir 30 millones de turistas, aunque el historial de leyes y sentimientos anti-LGTBI que tiene el país puede influir negativamente en esa cifra. Según un informe de 2018 de la Peter Tatchell Foundation, una ONG del Reino Unido especializada en derechos humanos, los países que criminalizan la homosexualidad están perdiendo ventajas económicas que disfrutan países que no la penalizan. Según el informe, la ayuda y las inversiones extranjeras, así como los miles de millones de beneficios del turismo, son algunos de los costes de la homofobia.

Recordad, gente: ¡no cuesta nada ser una persona decente! ¡Y, de paso, hasta puedes obtener millones de beneficios por serlo!

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