menstruación

Tíos, es hora de que empecemos a implicarnos en la regla de nuestras parejas

Es normal que como hombres pensemos que nada de esto va con nosotros ya que supone cuestionar nuestros privilegios más primarios, pero deberíamos hacer un esfuerzo colectivo por escuchar y aprender.
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Foto por Erol Ahmed vía Unsplash

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La menstruación es un tabú al que cada vez parece quedarle menos. Las mujeres han visibilizado la regla de incontables formas, transformando su significado y cómo se representa culturalmente, convirtiéndolo incluso en un instrumento de empoderamiento. Hoy en día parece un asunto mucho más naturalizado que décadas atrás cuando apenas existía un debate sobre la menstruación, pero aun así para la mayoría de hombres parece ser una realidad absolutamente ajena y desconocida.

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Todavía recuerdo la charla de educación sexual que nos dieron en primaria, cuando todavía nos sentábamos los chicos por un lado y las chicas por otro y había que aguantar la risa cuando sonaban las palabras “pene”, “vagina” o “preservativo”. ¿Cómo explicarle a todos esos niños algo tan complejo como las relaciones sexuales o el ciclo menstrual de la mujer sin que salgan de ahí haciendo bromas sobre quedarse embarazado o desangrarse?


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Años más tarde recuerdo a algunas chicas se acercaban avergonzadas al profesor de turno pidiendo en secreto ir al baño cuando no estaba permitido, intuyendo el resto de la clase que si se hacían excepciones se trataría de “aquello de la regla”, algo que las únicas veces que los chicos mencionábamos la regla a una chica era para justificar su actitud agresiva o de enfado. “He tenido parejas que me decían que dejara de utilizar la regla como excusa para justificar mis cambios de humor. También he recibido el típico comentario de 'semana de regla, semana de mamadas'” me cuenta Alessandra.

Claudia tiene 25 años y, por su parte, señala que a ella le parece importante "estar con alguien que no quite crédito a mi estado emocional simplemente porque estoy en 'esos días del mes'”. Aunque Alessandra, de 26, apunta que lo que a ella le preocupa en ese sentido es "estar mal y cansarle con mis inseguridades y cambios de humor. Mi pareja se preocupa cuando estoy así y, la verdad, es que es bastante comprensible. Aunque he estado con otras personas que me decían que dejara de utilizar la regla como excusa para justificar mis cambios de humor".

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"Es importante estar con alguien que no quite crédito a mi estado emocional simplemente porque estoy en 'esos días del mes'"

Y aunque una creciente pedagogía sobre los genitales femeninos, hasta hace poco otro tabú y misterio para los hombres, que hoy en día ha llegado incluso a los colegios, como en Francia, donde los estudiantes disponen de maquetas en 3D del clítoris para su estudio en profundidad. Pero no es así con la menstruación, de la cual apenas conocemos ni las fases. “Para mi ex él las fases menstruales eran: “Joder, cómo se nota que te va a venir la regla”, “ay… ¿te duele mucho?”, “tienes que cambiar las sábanas…”, “está durándote mucho la regla, ¿no?”, “¡a follar!”, me cuenta Marta. Hannah de hecho recalca la falta de motivación de sus parejas por conocer más sobre las fases del ciclo menstrual y su importancia.

Como por ejemplo que en España el 73% de las mujeres sufren de Síndrome Premenstrual o SPM. Aquello que los hombres solemos intuir como si supiéramos de qué se trata es un síndrome que padecen muchas mujeres como Hannah: “sufrí dolores de SPM muy fuertes durante mi adolescencia, por esa razón cuando cumplí los 18 mi ginecóloga me recomendó tomar pastillas anticonceptivas para paliar el dolor y funcionó. Dejé de tener dolores físicos fuertes, solo tenía molestias de vez en cuando. A pesar de eso empecé a tener síntomas psicológicos más severos: cambios anímicos exagerados o episodios de ansiedad y depresión".

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Varias mujeres con las que hablé señalaron que sus parejas si eran conscientes del SPM y se involucraban, como el caso de Itziar, de 21 años, quien me contó que no solo estaba al corriente del SPM y de los dolores y molestias del ciclo menstrual, sino que él se responsabilizaba de tareas compartidas para hacerle más llevadera la situación.

Pero en términos generales, la penosa educación que hemos recibido e interiorizada hace que generaciones y generaciones de hombres nos desentendamos por completo de este asunto, sintiendo rechazo e incluso asco por la menstruación. Es tal este rechazo que el calendario menstrual configura la actividad sexual, como le ocurre a Hannah: “solo una pareja que he tenido no ha tuvo ningún problema a la hora de tener sexo oral durante la menstruación, teniendo en cuenta que uso la copa menstrual y se puede practicar el sexo oral sin problema, ya que no mancha ni molesta”.

"Me frenó y me dijo que le daba asco follar con la regla y la comparó con un chorro de heces y orina. En alternativa me propuso hacerlo anal, que eso no le daba asco”

Marta* por su parte cuenta que “una vez iba a tener sexo con mi ex y estábamos a punto de hacerlo pero en el momento de desnudarme me di cuenta de que me acababa de bajar la regla. El primer día yo apenas sangro nada así que no le di importancia y seguí pa'lante con ello, pero él me frenó y me dijo que le daba asco follar así conmigo y comparó la menstruación con un chorro de heces y orina. En alternativa me propuso hacerlo anal, que eso no le daba asco”.

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Claudia tiene una historia similar, aunque con un final distinto: "Hace unos años quedé con un chico, me dijo de venir a mi casa y acepté, pero tenía la regla y en ese momento sentí que realmente eso era un problema que podía interferir en su interés por mí, así que decidí no contárselo de antemano y hacerme la sorprendida al llegar a mi casa. No se fue, pero a día de hoy sigo pensando que no hubiese pasado la noche conmigo de saber en el bar que tenía la regla y que íbamos a estar sexualmente condicionados, lo que creo es bastante triste. No volvimos a quedar hasta un mes más tarde".

Una mujer fértil tendrá la menstruación alrededor de 450 veces en su vida durante unos 40 años y el coste de productos higiénicos en este ciclo estimados por la Organización de Consumidores y Usuarios (suponiendo que se consumen 15 000 compresas o tampones, unas 416 cajas de 5 euros) es de unos 2080 euros durante todos esos años, sin tener en cuenta el uso de múltiples productos de medicinas para el dolor y otros extras, además teniendo en cuenta que a los productos para la regla se les aplica un 10% de IVA, que los fallidos presupuestos de Pedro Sánchez querían rebajar hasta el 4%. “Los hombres deberían en general normalizar más la regla, eso ya sería un paso enorme para que se nos hiciese más leve. Pero después siempre se puede ayudar cubriendo ciertos costos como los de higiene, facilitando algunos de los quehaceres que se tenga o simplemente entendiendo la situación y el dolor por el que se pasa. Al ser más comprensivos también se está más implicado” dice Itziar.

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Puede que un futuro en el que los hombres llevemos en la cartera una compresa de emergencia por si alguna mujer lo necesita suene a parodia, pero empecemos por desaprender lo que sabemos sobre la regla, trabajemos nuestra empatía (pero hagámoslo en serio, porque la única manera de hacerlo que he encontrado en internet parece sacada de Jackass) y afrontemos con madurez la menstruación de quienes nos rodean.

"Siempre se puede ayudar cubriendo ciertos costos como los de higiene, facilitando algunos de los quehaceres que se tenga o simplemente entendiendo la situación y el dolor por el que se pasa"

“Creo que es fundamental que los hombres se involucren y tengan conocimientos acerca de cómo les afecta la regla a las distintas mujeres de su alrededor. Creo que muchos hombres se sienten sabios e implicados en el tema simplemente conociendo las reglas de oro de la menstruación, y al final pecan de asumir esas reglas en todas las mujeres con las que comparten su día a día. Cada una de nosotras tiene una relación única y personal con la menstruación, para cada una de nosotras implica cosas determinadas, cada una de nosotras tiene sus paranoias y temores al respecto. Creo que los hombres deben interesarse por la forma específica y subjetiva en la que cada mujer vive su propia menstruación, y no solamente el modo en que afecta a su pareja” dice Claudia.

Es normal que como hombres pensemos que nada de esto va con nosotros ya que supone cuestionar nuestros privilegios más primarios, pero deberíamos hacer un esfuerzo colectivo por escuchar y aprender.

*Se ha cambiado el nombre.