FYI.

This story is over 5 years old.

futbol

La ambición de Bonucci: ganar la Champions League con el Milan en cuatro años

Con el nombre devaluado, Milan ha vuelto a Europa, apenas el primer paso del proyecto para dejar de vivir del pasado.

"Todos juntos tenemos que regresar al AC Milan a la cima, porque AC Milan es muy importante. Te necesitamos a ti, a ti y a ti [mientras apuntaba a sus compañeros]. Debemos convertirnos cada día más en un equipo, en cada partido, en cada problema. Jugamos como equipo, peleamos como equipo y ganamos como equipo". Hace un par de meses nadie hubiera imaginado que estas palabras serían pronunciadas por Leonardo Bonucci para animar a sus compañeros de equipo. Tras siete años con la Juventus llegaría para ajustarse de inmediato el gafete de capitán al brazo y dirigir el discurso triunfalista al que hasta hace poco había sido su rival.

Publicidad

La firma que parecía imposible le costó 40 millones de euros al Milán y lo ata a sus colores por cinco años. Las cosas no iban bien con la Juventus desde hace tiempo, los rumores de problemas con sus compañeros y la confirmación de al menos una disputa con Massimiliano Allegri advertían su salida, pero no precisamente el destino. "Al principio pensé que era una broma", reconoció Massimiliano Mirabelli, director deportivo del Milan, porque lo habló con el agente del defensor entre risas y cuando se concretó, la noticia fue difícil de asimilar para el mundo del futbol.

Leonardo Bonucci debutó con el Inter de Milan, fue campeón seis veces con la Juventus y llega al Milan para, como él dice con voz de mando abrazando a sus compañeros, devolver al equipo a su sitio, como parte central de una reestructuración que ha exigido millones de los empresarios chinos. La traición que acusan los aficionados no suena a situación menor ni siquiera si existe una lista con otros que también han apuntado en su historial a los tres clubes más ganadores de Italia, el problema es que Bonucci cantó junto en la Curva cuando fue expulsado, les juró amor eterno y se tocó el corazón para agradecerles su apoyo en los momentos difíciles.

Buscó sanar el impacto de la noticia con la página completa de un diario, compró una en La Gazzetta dello Sport, apenas el espacio suficiente para agradecer y resumir lo que considera "una splendida storia". Bonucci jugó 319 partidos, marcó 19 goles y se acostumbró a levantar trofeos. El último año no pudo con la Liga ni con la Champions League y seguirá pendiente porque, por ahora, el Milan solo tiene abierta la puerta para la Europa League. "Siempre lo he dado todo, de verdad, hasta el final. He recibido, dado y aprendido", se leía en la página con fondo rosa y letras en negro.

Publicidad

Bonucci tiene razón, ahí aprendió. Debutó en el Inter siendo muy joven y la trascendencia fue tan escasa que a ese primer adiós le siguieron el Treviso, Pisa y Bari, los dos primeros en la Serie B. "Llegué a un punto en el que creí que estaba terminado", confesó en 2012 para después hablar de la influencia que Alberto, su coach motivacional, tuvo no solo de su carrera, de su estima personal.

Con su llegada a la Juventus, la confianza de Antonio Conte lo posicionó de a poco en el sitio adecuado en el equipo y después en la selección italiana. Sus cualidades defensivas conformaron la BBC del equipo, claro, junto a Chiellini y Barzagli, pero el aporte va más allá de esa zona del campo, un gusto que ha reconocido: "Desde que era joven, me gustaba regatear a mis oponentes. Esa tendencia se volvió más fuerte bajo las órdenes de Giampero Ventura en Bari, porque nunca enviábamos el balón lejos. Esos movimientos técnicos y trucos vienen a mí naturalmente y realmente no los pienso. Es una característica mía, pero debo tratar de limitarla", declaró hace tiempo a La Stampa.

El tipo encarador y de carácter fuerte se rebeló también a los estatutos no escritos de la fidelidad. Massimiliano Allegri se anticipó a la voluntad del defensor y aseguró que permanecería: "Tiene que entender que será el futuro líder del vestuario de Juventus". Leo no lo quiso así. Fue pretendido por Pep Guardiola, quien lo considera uno de los mejores jugadores que ha visto, pero el halago no bastó, tampoco los acercamientos del Chelsea.

A los 30 años, con cinco firmados de permanencia en el futbol, Bonucci eligió ser parte fundamental de la reconstrucción del Milan, ser guía de la joven plantilla de Vincenzo Montella. Desde los 18 años de Gianluigi Donnarumma, los 19 de Locatelli, Zanellato y Cutrone, los 20 de Franck Kessié, los 21 de Silva y Mauri. Fue por el reto de regresar al Milan a la Champions League, esa competencia que, con los dos títulos consecutivos a finales de los 80, lo situó entre los mejores equipos de la historia, además por la espectacularidad del juego dirigido por Arrigo Sacchi.

Los millones lo sedujeron, señalan algunos de sus nuevos detractores, porque Leo es ya el jugador mejor pagado de la Serie A: "A quién me llama mercenario le contesto que tenía ofertas del extranjero, donde habría ganado mucho más". Él dice que fue el proyecto ambicioso de conquista el que lo convenció: "Que sepan que si me pitan, me darán fuerza como siempre me la dieron los insultos que recibí vistiendo la elástica bianconera". Quiere llegar más lejos y en un periodo de cuatro años, ganar la Champions League.