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La nueva propuesta de Dubái para construir un Mall de 7 kilómetros dentro de un domo con aire acondicionado, una propuesta distópica.
Imágenes: Dubai Holdings

Dubai está construyendo la "primera ciudad con control climático del mundo"—un centro comercial peatonal de 7 kilómetros que será techado con una cúpula retráctil y que proporcionará a sus compradores aire acondicionado durante los calurosos días de verano. El centro comercial se llama Mall of the World, y se convertirá en una espectacular y exuberante atracción de Dubái, ciudad mundialmente reconocida por este tipo de cosas. Pero poco después, probablemente se transformará en una igualmente espectacular distopía del mundo real.

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Al proporcionar una cúpula de aire acondicionado para casi 300.000 metros cuadrados, Dubai está agrandando una de las más notorias brechas sociales de nuestra época actual—los 100 hoteles y apartamentos dentro de la atracción serán frescos, cómodos, y estarán sumidos en el entretenimiento más bien macabro del paraíso consumista.

Las masas, incluyendo a los mal pagados inmigrantes que sin duda ayudan a construir el domo, podrán estar libres de pasear por el día, pero seguramente no podrán costear vivir ahí. Según la ONU, un total de 88.5 por ciento de los residentes de los Emiratos Árabes Unidos son extranjeros; la mayoría trabajadores inmigrantes que reciben poca protección de las leyes laborales del país. Se estima que hay cientos de miles de trabajadores inmigrantes en Dubái, muchos de los cuales trabajan en condiciones que se asemejan a la servidumbre por contrato.

Y a medida que el calentamiento global hornea la región—la cual ya está alcanzando temperaturas récord— la diferencia entre ricos y pobres, entre los refrescados y los sofocados por el calor, ahora va a incrementar.

El domo de clima controlado, destinado a ser una ostentosa atracción internacional, puede llegar a producir un espectáculo totalmente diferente y feo. No pasará mucho tiempo antes de que haya quienes estarán desesperados por entrar; y eso significa que una autoridad se establecerá para decidir quién puede y quién no.

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Como señaló mi colega Alex Pasternack, hay algo especialmente triste en cualquier propuesta de colocar una cúpula sobre una ciudad—significa que hay algo que necesita ser mantenido afuera, algo que necesita ser tratado con urgencia, incluso de una manera tan descuidada como ésta. En Dubái, es el calor y las personas no consumistas. En China, es la contaminación. En los Estados Unidos de mediados de siglo, fue el frío. De hecho, algunas de las propuestas más antiguas para ciudades cúpula se originaron aquí en los EE.UU. —Paleofuture nos señala que en 1952 los científicos afirmaban que establecer comunidades con sistemas de clima controlado era "perfectamente factible".

En la ficción, las cúpulas normalmente tratan de impedir la entrada a todo el mundo exterior, un mundo que ha crecido áspero y desagradable para cualquiera lo suficientemente desafortunado de estar en el lado equivocado del cristal.

Las ciudades selladas son íconos importantes dentro de las historias distópicas; el clásico de culto Zardozimagina un futuro en el que los seres humanos que viven fuera de las ciudades enclaustradas han involucionado en salvajes, mientras que en el interior otros revolotean disfrutando de una vida de abundancia.

Otro análogo relevante a la propuesta de Dubai es La fuga de Logan, la película de de ciencia ficción de 1976 que imagina una sociedad dentro de una cúpula entregada al consumismo y a los placeres tecnológicos—pero la diversión termina rápidamente cuando los juerguistas cumplen 30 años y el control de población se hace cargo.

Los medios en general han adoptado un tono de asombro para hacer frente a este hecho— primero playas refrigeradas, luego centros de esquí bajo techo ¿¡Ahora esto?! ¡Ese loco Dubái está haciendo de las suyas otra vez! —Pero además de esto hay algo especialmente cínico sucediendo.

La cúpula no es meramente una atracción turística ni un inductor de asombro. Hay algo inequívoco en la metáfora impuesta aquí por la cúpula, algo mucho más discriminatorio, y todo esto sucediendo en uno de los lugares más excluyentes de la Tierra.

Tal vez es que ya contamos con este tipo de modelos sociales diseñados para una distopía, y esta ciudad cúpula está condenada a convertirse en eso. Y a pesar de todo, Dubái sigue construyendo.