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La historia de Talossa, un país dentro de una habitación

Un reino imaginario gobernado por un adolescente, con cientos de ciudadanos de Internet y problemas reales.
Imagen cortesía de Robert Ben Madison

El 26 de diciembre de 1979, Robert Ben Madison, de 14 años, se convirtió en rey al anunciar que la nación de Talossa —en realidad se trataba de su habitación, en una casa en Milwaukee— se había separado de Estados Unidos. Es poco probable que él hubiera podido prever en lo que terminaría convirtiéndose su fantasía, pero 37 años después, el Reino de Talossa sigue existiendo con algunos cientos de ciudadanos de todo el mundo. Tiene su propio idioma, el talossano, que muchos de sus ciudadanos hablan con fluidez; un sistema de leyes completamente desarrollado; y una historia pintoresca y problemática. En la década siguiente a la fundación de Talossa, Madison se propuso a diseñar el lenguaje talossano, que hoy tiene un léxico de más de 35.000 palabras, así como a bosquejar las leyes de su monarquía constitucional. En esos primeros años, Talossa albergó únicamente a Madison y a algunos familiares y amigos cercanos. Se reunían en el verano para "Talossafests" anuales en un parque de Milwaukee y para celebrar el día de la independencia en diciembre 26. Madison y sus amigos también se dedicaron a trabajar en los detalles del país ficticio: formaron partidos políticos, organizaron elecciones y publicaron periódicos con alguna regularidad. "De 1979 a 1996, Talossa existió como una comunidad completamente 'real', situada exclusivamente en Milwaukee", me dijo Madison. Luego, en 1996, él creó una página web en la que "se le permitía la ciudadanía a personas de todo el mundo y que no tuvieran una conexión con la comunidad de Milwaukee". Poco después de que Madison creara la página, Talossa llamó la atención de periódicos y revistas importantes, incluyendo a Wired y el New York Times. Esta cobertura mediática tuvo como resultado un periodo sin precedentes de "inmigración" a Talossa; más personas ingresaron en 1996 que en los 17 años pasados. Estos nuevos ciudadanos se interesaron en Talossa por distintas razones: lingüistas curiosos por el fenómeno talossano, aspirantes a políticos a los que les gustaba la posibilidad de poder trabajar inmediatamente en el gobierno talossano, y todos aquellos a los que simplemente les gustaba la compañía de otros extraños, creando una fantasía colectiva en Internet.  Sin embargo, a medida que crecía la población de "cybercits" —ciudadanos que llegaron a Talossa a través de Internet, y no por la comunidad de Wisconsin— en todo el mundo, creció el descontento frente a cómo estaba organizado el país. "El principal problema era que muchos de los ciudadanos de Internet creían que los talossanos que no fueran activos en la página no debían mantener la ciudadanía", me dijo Madison. "Muchos cybercits me acusaron de 'controlar' a los ciudadanos pre-Internet que no votaron por sus [partidos] políticos. 'Ben' se convirtió en un símbolo de tiranía e incluso de 'lavado de cerebros' simplemente porque yo hablaba por la mayoría".

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El malestar que muchos talossanos sintieron por la forma en la que Madison gobernaba hizo que formaran una micronación rival y disidente llamada la República de Talossa; todo mientras Madison estaba de vacaciones. Fueron varios los años de luchas internas entre las facciones talossanas, con la República realizando ataques personales a Madison y sus seguidores. En 2004, Madison renunció a su autoridad en Talossa, después de un periodo que me describió como "la experiencia más traumática de toda mi vida; peor que una muerte en la familia o el divorcio". Pero según John Woolley, que llegó a Talossa en 2005 y ahora es el rey de la nación, la realidad es más complicada. "Esta es sólo mi opinión, pero creo que la mayoría de personas involucradas con Talossa dirían que el problema central era la personalidad de Ben", me dijo Woolley. "Ben es un tipo inteligente, pero es muy controlador. [Talossa] era su bebé y él quería manejarlo".

Según lo cuenta Woolley, los ciudadanos de Internet de Talossa se estaban cansando de la inhabilidad de Madison de dejar libre a su creación y permitir que otros ayudaran a formar al país. Una vez, dijo Woolley, Madison incluso contrató a un detective privado para averiguar los asuntos personales de una persona y usarlos para solucionar un problema de Talossa.  Cuando le pregunté a Madison al respecto, lo negó completamente. Dijo que él y su familia se habían convertido en el blanco de muchas amenazas verbales, y que su computador sufrió en numerosas ocasiones de hackeos que, él sospecha, fueron orquestados por un talossano insatisfecho. "Mi reacción fue preguntar si esta persona podría recurrir eventualmente a la violencia o si sólo era una exageración de Internet", me dijo Madison. "En un intento por responderme esa pregunta, consulté una base de datos en línea para ver si este tipo tenía antecedentes penales. Los archivos comprobaron que, de hecho, sí tenía antecedentes y una orden de alejamiento, que protegía a una mujer a la que él había agredido violentamente". Al final, Madison se cansó del descontento que dividía al reino. Después de que abdicó al trono en agosto de 2005, nombró a su nieto de ocho años, conocido como el Príncipe Louis Adam, como cabeza del reino. El príncipe Louis fue gobernante de facto hasta que su madre pidió que los talossanos escogieran a un nuevo rey, pues ella se sentía incómoda sabiendo que un montón de adultos estaba hablando de su hijo en Internet. En 2007, casi 30 años después de la fundación de Talossa, el reino se encontraba dividido y sin una cabeza de estado. El futuro de la micronación fue incierto hasta que Woolley fue elegido como nuevo rey y se comprometió a manejar una monarquía constitucional sostenible. Él ha gobernado desde entonces. La República de Talossa fue absorbida nuevamente por Talossa en 2012. Durante el día, Woolley trabaja como ingeniero de software, pero en la noche es el rey de Talossa. Las exigencias de este puesto varían; a veces pasan semanas sin que él se involucre con Talossa y en otras ocasiones tiene que pasar muchas horas en la noche resolviendo los conflictos de su reino. La naturaleza de estos conflictos varía, pero Woolley recuerda como un momento particularmente estresante en su reinado a un incidente de fraude en las votaciones, en el que un solo talossano se hizo pasar por muchas personas en Internet para poder alterar las elecciones de Talossa. "En gran medida, ha dependido de mí hacer que esta monarquía funcione como tal, y no como un culto a una personalidad", me dijo Woolley. "No quiero sentar unos precedentes que nos afecten en unos 50 a 100 años y se caguen las cosas. El reino de Talossa debe ser capaz de ser estable por un periodo de tiempo prolongado". Cuando hablé por teléfono con Woolley, él desde su casa en Denver, a más de 1.600 kilómetros de donde empezó Talossa, me dijo que la nación representa para él un experimento hermoso en política y lenguaje, que ha reunido a desconocidos de todo el mundo. Incluso la rebelión de los ciudadanos de Internet contra Madison y los talossanos pre-Internet en 2005 hizo manifiesta la pasión que los nuevos habitantes sentían por el proyecto de crear nación que un niño de 14 años había imaginado en su habitación hace casi tres décadas. La intención de los rebeldes talossanos no era destruir la creación de Madison, sino permitir que el país creciera y desarrollara una verdadera democracia. Pero para Madison, que hoy trabaja en una floristería en Milwaukee, las heridas de ese periodo todavía se sienten muy reales. "No me cabe duda de que lo que pasó en 2004 y 2005 fue un golpe contra el estado de Talossa y su gente", me dijo Madison. "Pero llegué a la conclusión de que el grupo que ahora controlaba al país ya no era Talossa en realidad. Y creo que esa fue una conclusión equivocada. El Talossa de hoy parece ser el Talossa que fundé en 1979, y nada me haría más feliz que poder reunirme otra vez con el reino".

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