En el CD Bargas de Toledo están hasta los güevos, y con razón. Imagen vía Facebook
Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:La Federación de Fútbol de Castilla-La Mancha considera que la expresión "puto mono de mierda" no es racismo. Así se desprende del comunicado que el ente envió al CD Bargas después de que el club apelara a la sanción de cuatro partidos impuesta a su jugador Mario Lema Crespo en un partido del 9 de octubre frente al CD Calera.El árbitro expulsó al jugador después de que este propinara un cabezazo a un rival, y hasta aquí todo parece normal. El problema es que previamente le habían agredido verbalmente al grito de "puto mono de mierda", pero el agresor solo fue sancionando con un encuentro. La Federación definió las palabras del rival como una ofensa y una provocación, pero "la expresión 'puto mono de mierda', valorada asépticamente, tal y como lo describe el árbitro, está exenta de rasgos relacionados con el racismo o xenofobia", describe el documento adjuntado por el propio CD Bargas en las redes sociales."Si alguien por la calle me llama 'moro de mierda' no es lo mismo que un colega o compañero de trabajo, pero está claro que no puede ser una expresión de referencia en nuestra sociedad", explica Mohamed El Ghaidouni, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas en Cataluña a VICE Sports. "Sin toda la información no se puede valorar exactamente la dimensión de las palabras, pero la Federación sabrá lo que hace al desestimar eso como un insulto racista".Parece una respuesta blanda pero, según el testimonio de un exárbitro de tercera división, los comités de competición acostumbran a ser poco diligentes con los insultos: "El otro día un juvenil me esperó a la salida del campo para decirme 'hijo de puta, me cago en tus muertos', y para el comité solo fue un acto de 'menosprecio'".Alfredo del Moral, presidente del CD Bargas, lamentó en declaraciones a eldiario.es que no es la primera vez que su jugador es víctima de la xenofobia: "En cuanto hace un regate más bonito, al otro no le gusta y la respuesta inmediata es 'el mono, el puto negro, la patera'. Esto viene de los jugadores del campo, pero también del público. Es algo que cansa y aburre y que afecta mucho al chico. Los árbitros, además, siempre dicen que no han oído nada".Otro exárbitro nos cuenta que los colegiados no tienen el poder sancionador sobre los insultos racistas, más allá de la tarjeta roja y la descripción en el acta: "El árbitro tiene que describir lo que ha escuchado textualmente y después es el comité disciplinario el que decide". En este caso, el colegiado hizo lo correcto y expulsó al jugador, pero quien parece que hizo la vista gorda fue el Comité de Disciplina de la Federación de Fútbol de Castilla-La Mancha.
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