Femen: ‘No estamos dirigidas por hombres’

Integrantes de Femen ensayando sus técnicas de protesta en su sede en París.

Las activistas feministas en topless de Femen han tenido unos meses un poco duros. Desde que a comienzos de este año hiciéramos un documental sobre ellas, tres activistas han sido encarceladas en Túnez, su sede en París sufrió un incendio y tres de sus principales activistas fueron secuestradas y golpeadas en Kiev. Para culminarlo todo, Ukraine Is Not a Brothel (Ucrania no es un burdel), una nueva película de la cineasta australiana Kitty Green, revela que un autoproclamado patriarca, Victor Svyatski, es el cerebro detrás de este movimiento feminista ucraniano que lucha por aplastar el patriarcado. Lo cual está claro que es un poco paradójico.

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Cuando llamé a Inna Shevchenko, una de las líderes de Femen, que se encontraba en Venecia para hablar de la película, me pareció sorprendentemente poco afectada por el impacto que pudiera tener en el futuro del grupo. “No estoy preocupada, porque la película habla de nuestro pasado. Al final, Victor fue destruido. Hace más de un año que se le expulsó del movimiento. El futuro de Femen –y lo que he construido junto a las activistas de todo el mundo que se nos han unido a lo largo del año pasado– se basa en nuestras propias ideas y deseos de luchar contra el patriarcado y la opresión”.

Inna estaba al tanto de que la inconveniente verdad acabaría por salir a la luz; “Le dimos permiso a Kitty para que rodara la película, de manera que sabía que mostraría la historia del movimiento y cómo Victor tomó el papel de líder”. Inna, sin embargo, niega que Victor fundara el movimiento. “Femen lo creó y organizó una unión de mujeres. Fue una mujer la que tuvo la idea del activismo en topless”, me dijo.

Victor Svyatski, el ex líder patriarcal de Femen.

¿Pero cómo tomó Victor el papel de líder? ¿Y por qué él, que se califica a sí mismo de patriarca, querría ser el líder de un movimiento feminista con el objetivo de aplastar el patriarcado? Según Inna, su ambición personal no era política ni feminista, sino simplemente estar en una posición de liderazgo.

“Cuando me uní a Femen, él ya estaba allí”, continúa Inna, “y si querías formar parte del movimiento, tenías que aceptar que así era. Quisimos combatir eso, pero no sabíamos cómo librarnos de él. Esa es la maldición de nuestro movimiento; que nacimos en una sociedad patriarcal en la que los hombres piensan en las mujeres como en subordinadas, y puesto que él es un hombre –así sucede en todas las familias, y en la sociedad– pensó que podía liderarnos siendo amenazador. Desde el principio vi que esto era un problema enorme, pero no quería fracturar el movimiento. Cuando me marché a Francia, serrar la cruz [Inna y otras activistas cortaron en Kiev una cruz con motosierras en protesta por la persecución contra las Pussy Riot] fue una de las razones, pero también hacer realidad el plan secreto de construir un Femen real sin él. Puede que yo no hubiera tenido este deseo de no haber albergado tanto odio y rabia contra él”.

Cuando le pregunté qué aportó Victor al grupo, Inna me explicó que él trataba de dictar cómo se debían comportar y qué hacer durante las protestas. “No puedo negar que a veces seguimos su consejo, pero otras sugerencias no las aceptamos. Fue un catalizador, porque nos despertó mucha más rabia. Identificó para nosotras al enemigo: su rostro. Nuestro enemigo es el patriarcado a nivel global, pero él nos enseñó –con un modelo práctico– lo que era un patriarca. Y ahora estamos aquí, en el festival, para hablar de eso”.

Inna no sólo tiene la tarea de convencer a la prensa, sino también a todas las nuevas reclutas, como las activistas de Femen a las que grabamos en París, quienes probablemente ni siquiera hayan conocido nunca a ese hombre. Pauline Hillier –una de las activistas francesas que estuvo un mes en una cárcel tunecina tras una protesta en topless para crear atención sobre el juicio a una ex miembro de Femen, Amina– sólo recientemente supo de la participación de Svyatski.

Inna Shevchenko.

“Para mí fue un choque, por supuesto”, me dijo. “Nos hablaron del contenido de la película y de la revelación sobre Victor hace apenas unos días”. Pauline me asegura que las ramas internacionales no han hablado nunca con Victor Svyatski sobre ningún tipo de acción o decisión. “Por lo que nosotras sabemos, él sólo era un activista dentro de Femen, y no hemos estado en absoluto en contacto con él, de modo que al principio fue tremendamente duro y emocional saber que la opresión masculina podía infiltrarse en el más fuerte y radical de los movimientos feministas. Pero en vez de abochornarnos o tener la sensación de que nuestro movimiento se había fundado sobre unos cimientos dudosos, lo consideramos una lección de lo alerta que tienes que estar frente a las diferentes formas que puede adoptar la opresión patriarcal. Femen se las arregló para librarse de su control, y cuando Inna se trasladó a París y dio inicio a la sede de Femen en Francia, marcó un nuevo comienzo para el movimiento”.

Pauline se unió a Femen en diciembre de 2012 porque le atraía la idea de un feminismo a pie de calle que convirtiera los pensamientos en acciones. Para ella, Femen representa un modo más accesible de ser feminista, más joven, más dinámico y valiente. “Llevo casi un año formando parte del núcleo de Femen, y nunca me he encontrado ni he tenido interacción alguna con ese hombre, lo cual demuestra que nunca tuvo que ver con nuestras decisiones. Me siento orgullosa de cada acción en la que he participado y ninguna de ellas fue orquestada por otra persona que no fueran las chicas que las iban a realizar. Nos negamos a que nuestro combate sea secuestrado por esas historias que pertenecen al pasado del movimiento”.

Activistas de Femen cabreando a una recua de fascistas en París.

La película de Green sugiere que Victor Svyatski se implicó en Femen para “conseguir chicas”, pero, ¿no es cierto que podía haber hallado medios más sencillos para poder echar un polvo? Hay algo innegablemente siniestro en la existencia de una figura oculta moviendo los hilos, al estilo de Los ángeles de Charlie, y más teniendo en cuenta que trataba mal a algunas de las chicas. Pero cualesquiera que fuesen sus verdaderas intenciones, e incluso si fue un personaje clave cuyas ideas siguen aceptando nuevas reclutas que no necesariamente saben quién es él, resulta injusto descalificar al movimiento entero.

Está claro que Femen ha evolucionado y adquirido una vida propia, expandiéndose a nuevos países y estableciendo nuevas líderes a medida que sigue adelante, algunas de las cuales ni siquiera han oído hablar del turbio patriarca que al principio movía los hilos. Y, cierto, la noticia del papel de Svyatski como inicial publicista y marionetista supone una decepcionante revelación, pero, ¿acaso descalificaríais el movimiento punk al completo simplemente porque lo inventó Malcolm McLaren?

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