Música

Feminismo, afro-descendencia y hip hop: Una charla con Queen Mary y Tink

Queen Mary

Cuando en 1930 el filósofo comunista Antonio Gramsci acuñó los conceptos de “hegemonía” y “batalla cultural” tal vez no se imaginaba que esas ideas se convertirían en herramientas indispensables que el futuro “pensamiento progresista” utilizaría para explorar, explicar y combatir el fascismo en todas sus expresiones. No es por ponernos Titanic, pero “han pasado 84 años” y la canción sigue siendo la misma. Desde aquí nos preguntamos, retórica y a la vez inocentemente, ¿es posible analizar la producción de la cultura con las mismas perspectivas que a principios del siglo pasado?

Si entendemos —y pueden y deben comentar si no comparten— que el arco de ritmos urbanos que incluye al hip hop, al trap, al reggaetón y más géneros, constituye hoy la expresión de música más popular y a la vez masiva del mundo, ¿no corremos el peligro de ser anacrónicos al decodificar esta producción desde una perspectiva made in 1930? Y vamos más allá todavía: ¿la “batalla” cultural” tiene que ser una batalla? ¿El 90 % del mundo trabaja como buey para vivir y en su tiempo libre tiene que dar una batalla? ¿Es con ese espíritu solemne y ascético que se puede persuadir a las millones de conciencias que están votando propuestas fascistas como la de Bolsonaro en Brasil, Vox en Andalucía y Liga en Italia?

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A los ritmos urbanos, que desplazan al rock como género primordial y marco de referencia simbólico para millones de jóvenes en el mundo, muchos los han criticado desde una presunta superioridad moral y estética. También hay quienes solo ven violencia como efecto de la circulación y el consumo de los y las artistas que hoy son, por lejos, los más escuchados del planeta. Ese radar, que parece activarse con bastante menos intensidad a la hora de medir géneros como el rock, el tango o el jazz —consagrados como culturas oficiales por gobiernos y formadores de opinión pública— se activa constantemente con los ritmos urbanos y tiene generalmente un único resultado: el rechazo.

Por todo esto, aprovechando la Final Internacional de La Batalla de Gallos de Red Bull en Buenos Aires, charlamos con algunas protagonistas de este evento seguido por millones de personas alrededor del mundo para conocer su perspectiva. En esta primera entrega, Queen Mary, la española host de La Batalla de Los Gallos y Tink, MC afrobrasileña criada en los suburbios argentinos, nos acercan sus perspectivas sobre los cruces entre feminismo, hip hop, reggaetón y más.

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Tink actúa en la final nacional argentina de Batalla de los Gallos, 2018, foto cortesía de Red Bull

NOISEY: Es común escuchar que los ritmos urbanos y la cultura hip hop degrada a la mujer y es contraproducente para combatir el machismo, ¿qué piensas?
Queen Mary: Creo que hay muchas lecturas. Para empezar, sí hay machismo en una parte de los ritmos urbanos y el hip hop en particular, pero estamos en una época en la que el feminismo viene avanzando con fuerza en todo el mundo y la música que más se escucha en esta misma época es el reggaetón. Se da entonces una dualidad entre algunas lecturas que puede tener el reggaetón y el hip hop y lo que promueve el feminismo. Y a mí eso me pone a pensar mucho, claro. Porque si bien es cierto que el hip hop tiene una tradición de la old school norteamericana que me parece muy machista, creo que hay una nueva escuela que respeta mucho a la mujer. Y aquí entra a jugar la cantidad de mujeres que hoy están haciendo hip hop y otros ritmos urbanos como el reggaetón. En España hay muchas mujeres que lo hacen desde su propia línea y desde su propia mirada. Somos más conscientes. Con Internet llegan muchas noticias sobre lo que sucede con el feminismo en el mundo y eso nos mueve a hacer lo que hacemos con otra conciencia

Tink: Creo que los géneros y los espacios guardan sus sentidos particulares. Cuando alguien en una batalla de freestyle me dice “puta” no me produce más que una adrenalina de buscar cómo responderle. Al principio era cómo “mirá lo que me dijo”, pero hoy es muy diferente. Porque entiendo que, así como en el tango está en lunfardo y ese género tiene sus reglas no escritas, el freestyle también tiene sus reglas y significados implícitos. A mí “puta” nunca me pareció un insulto per sé porque respeto a las trabajadoras sexuales y porque si se asocia ser ‘puta’ con la promiscuidad, es una decisión de la persona que es dueña de hacer lo que quiere con su sexualidad. Después, yendo al rapeo propiamente dicho, por ahí alguien está rapeando y te dice “ey, acá llego, puta…” y quizás tiene más que ver con una terminación de rima que con intentar insultarte. Creo que el significado te lo termina dando el marco del lugar.

¿Para ustedes feminismo y hip hop, reggaetón, trap, son campos que se pueden mezclar?
Queen Mary: Sostengo que el feminismo puede hackear y transformar el hip hop, el reggaetón o cualquier otro género. Y cualquier otra cosa que una mujer quiera hacer. Me siento feminista porque tengo que luchar un montón, pero no voy a sacrificar el ponerme un vestido o ponerme guapa, eso no lo voy a cambiar. Lo hago para mí y es como me gusta a mí, no tengo que demostrarle nada a nadie. En lo personal siento que cuando escuchamos reggaetón, y si ese género nos hace bailar y disfrutar no creo que apliquemos literalmente lo que la letra dice a todo ámbito de nuestra vida. Entiendo que una mujer que disfruta el reggaetón no es necesariamente machista, no creo que escuchar reggaetón defina lo que pueda pensar una mujer sólo porque esa música les haga bailar y pasárselo bien cuando están de fiesta. Y me parece excesivo intentar tildar a toda esta música como negativa. Pero creo que eso se debe a que el reggaetón ahora está llegando a lugares y a una popularidad que nunca había llegado antes y cuando eso sucede con algún género lo más fácil es ser reaccionarios y salir a dar “palos de ciego” porque no se sabe muy bien cómo lidiar con todo ello. Entonces se intentan poner definiciones que no salen muy bien.

Tink: Nosotras sabemos que el machismo está y nuestra onda es enfrentarlo con todo el profesionalismo y los argumentos posibles. Llevar nuestras ganas de transmitir el mensaje dentro del ambiente tratando de romper y mostrando tus capacidades y tu mejor faceta. Lo que pienso, mis quejas, lo que sea, lo respaldamos con rimas. No sé si el problema es que alguien diga “puta”, para mí el problema, porque no lo considero un insulto, como dije antes, es que la gente reaccione como “uuuh mirá lo que le dijo”, como si fuera un insulto o una gran teoría o una gran filosofía. Aquí en la cultura hip hop medimos mucho las diferencias entre alguien que quiere largar un intelecto o alguien que busca lo básico y ya. Entonces no puede tener más valor alguien que diga “puta” como un insulto que alguien que mezcle la violencia de la policía con el cosmos, que sea capaz de hacer esas conexiones. Además el hip hop siempre fue una cultura de protesta, es decir lo que pensás y plantear la revolución de tus ideas. El desafío hoy es no repetir el discurso conservador de la sociedad. Como lo han hecho, en Argentina, Actitud María Marta, Alika, Asterisco, Acru…

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Queen Mary en la Final Internacional de Batalla de los Gallos 2018, foto cortesía de Red Bull

Queen Mary: De hecho, me parece el territorio perfecto. Y considero valioso que sea en la propia música popular donde se defienda el feminismo y se defienda lo que se quiera contar, porque es el territorio donde están las cabezas del futuro. Mira, en Andalucía el gran ganador de las últimas elecciones legislativas fue un partido de extrema derecha. Es de locos. A mí me asusta, me da miedo y debemos concientizar sobre eso. Y todos los ámbitos son válidos para hacerlo. A propósito, me gustaría recomendar unos libros de una autora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, que es maravillosa. Tiene unos libros muy cortos sobre el feminismo y una carta que le escribe a una amiga suya sobre cómo educar a una hija en el feminismo. Son libros muy bellos y que no necesariamente buscan la polémica. Ella sostiene que desde pequeños se nos condiciona por ser hombre o ser mujer y sostiene que tendríamos ser más libres para tener todas las opciones abiertas. Eso me parece primordial, este tipo de cosas me parecen súper estimulantes e interesantes. A tal punto que voy a dar charlas en universidades y espacios educativos sobre mujeres en el hip hop y ritmos urbanos.

¿Cómo ha sido su experiencia personal enfrentando al machismo dentro del ambiente?
Queen Mary: Yo puedo decir que al principio enfrenté un hate genérico de todo el mundo. Todo el mundo me odiaba porque no me conocía, porque era mujer, porque era nueva. Recuerdo que bajaba del escenario y me iba al baño a llorar pensando que no iba a poder con esto. Hasta que decidí relajarme y pensar que a pesar de todo, este sería mi camino. Y tres años después, las cosas han cambiado y mucho. Hoy considero que mientras más naturalizo mi cuerpo y el cuerpo del otro y la otra, menos violencia habrá en el medio. Sexualmente existen muchos tabúes y al final esas prohibiciones generan represiones, violencia. Entonces mientras más se naturalice el cuerpo de los y las demás, menos violencia va a haber. Y quizás uno de los medios para naturalizar los cuerpos sea el hip hop y el reggaetón. Entonces no podemos dejarlo de lado en tanto territorio.

Tink: Siempre supe cómo estaba la condición pero lucho para cambiarlo desde el lugar que me toca. No bajo los brazos. Lo que yo quiero, lo tengo bien firme. Y conociendo esos preconceptos que están hace tanto tiempo, lo importante para mi pasó por saber que podía hacerlo de todas maneras. Sé que además el ser negra iba a hacer las cosas más difíciles, pero, ¿por eso me iba a dejar de gustar rapear? Porque me miraran de costado en alguna competencia, ¿iba a dejar de anotarme? Tu preconcepto es tu preconcepto. Mis ganas de hacer mi arte, van a ser mis ganas. Y las ganas tienen que ser las ganas. Mucho más cuando sos una chica afroamericana y sabés que muchos piensan que tu lugar no está en el escenario sino lavando los platos. Este espacio durante mucho tiempo ha sido como el fútbol, un lugar definido por los hombres. Pero no por eso íbamos a dejar de intentar cambiarlo.

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