ANDREA BEAUDOIN VALENZUELA (Bogotá, 1989). Estudió Literatura en la Universidad Nacional, donde también cursó la maestría en Escrituras Creativas. Actualmente cursa el doctorado en Literatura Latinoamericana de la Universidad de Cincinnati, en Estados Unidos.
En nuestro Especial de Ficción 2016 participó con la pieza “Bronce”.
VICE: ¿Para qué “sirve” la literatura?
Andrea Beaudoin: Sirve para cuestionar. Es un discurso cuyo valor reside más en lo que deja de decir que en lo que dice. En ese sentido, en lugar de enunciar, cuestiona y abre al diálogo. Sin embargo, no creo que sea pertinente preguntarse por su ultilidad, en realidad no “sirve” para nada, pero es imprescindible. No todo lo necesario es útil. De hecho, creo que en general las personas tienen y se aferran mucho más a cosas, experiencias y emociones inútiles que a las que sí “sirven” para algo.
¿Cuál es la mentira que más repite?
Que la literatura sirve para algo. He vivido de esa mentira durante los últimos diez años.
¿Recurre a la literatura para responderse preguntas existenciales? ¿Qué libro le ha sido más efectivo en este apartado?
Recurro a la literatura para intentar responder desde las preguntas más simples hasta las más existenciales. Sin embargo, siempre encuentro más preguntas que respuestas.
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¿Tallerea sus textos? ¿Con quién?
No con mucha frecuencia. Una de las cosas más difíciles a la hora de escribir es encontrar buenos y honestos lectores.
¿Qué reliquia literaria le gustaría poseer?
No se me ocurre ninguna. Me parece que el valor de la literatura está en los libros.
¿Pensamiento mágico o rigor científico?
Un poco de las dos: “que la inspiración te encuentre trabajando”.
Para la escritura, ¿ruido o silencio?
Suficiente ruido para no intimidarme y suficiente silencio para concentrarme.
¿Con qué estimulante atiza a la musa cuando anda lenta?
Si las musas existen, la mía es bien perezosa. A veces me resulta útil dibujar o escribir sin filtros sobre cualquier otra cosa excepto lo que quiero escribir. Las dos cosas sirven para soltar la mano.
¿Ha usado la trama de alguno de sus libros para ajustar cuentas con algún enemigo? (en caso de que los tenga, porque acá, asumimos, somos todos gente de mucha paz).
Uso la escritura para ajustar cuentas conmigo misma y con lo que no comprendo (que es mucho). A veces he llevado al papel conflictos con otros, claro, pero no a manera de venganza, sino en busca de respuestas.
¿Cree en el talento?
Sí, el talento existe, pero no basta para hacer de la escritura un proyecto de vida o una vocación.
¿Qué artículos descansan sobre su mesita de noche?
Los objetos que nunca dejan mi mesita de noche son una lámpara de lectura y una foto de mi abuelo. Después hay una gran población flotante de cosas en la mesa: casi siempre libros, mi billetera, mi celular, y ocasionalmente juguetes de gatos, recibos, gafas, esferos, tazas de té, aretes.
¿Por qué cuesta tanto trabajo escribir bien sobre sexo?
Porque es un tema muy susceptible de volverse cliché. El sexo es una experiencia que no se puede generalizar, que no se puede asumir desde el lugar común ni pensar que las mismas experiencias o imágenes resultan excitantes para todo el mundo. El reto al narrarlo es particularizarlo lo más que se pueda, asumirlo como algo humano, imperfecto y que no siempre es sublime.
¿Con que género artístico distinto a la escritura dialoga su obra?
Me gustaría pensar que con las artes plásticas, porque siempre me han interesado mucho. Pero no creo que mi obra dialogue con otro género artístico, está bastante ensimismada en la escritura.
¿Cuándo fue la última vez que pensó que iba a morir?
Afortunadamente, desde la adolescencia no es algo que me pase con mucha frecuencia. La última vez fue en una pesadilla en la que me atacaban unos cocodrilos.
¿Qué libro le parece más sobrevaluado?
El viejo y el mar, Tokio Blues y La Biblia.
¿Qué autor o autora le gustaría que nadie más que usted conociera?
Toni Morrison.
¿Roba libros? ¿Cuál fue el último?
Me gustaría tener el valor de hacerlo, pero no robo libros.
¿Qué opina de los apoyos del Estado a los autores?
Creo que las dinámicas editoriales o de incentivos a escritores (públicas o privadas) hacen que sea cada vez más difícil ser una nueva voz. Es más fácil y rentable apostar por autores ya posicionados.
¿Si se le daña el disco duro irremediablemente, lo consideraría una tragedia o un alivio?
Una tragedia. Aunque nunca haga nada con la información que tengo ahí, si la perdiera tendría la eterna sensación de haber podido hacer algo con ella.