Fiestas de San Pedro: para estudiar más hay que tomar menos

El primer fin de semana de julio se celebraron las ferias y fiestas de San Pedro en diferentes municipios de Cundinamarca, Tolima y Huila. Es tradición que en este festivo se realicen reinados, cabalgatas y conciertos para alimentar el espíritu y aguantar lo que queda del año. Con aguardiente, lechona y baile los colombianos se trasladan hacia estos destinos con el propósito de cambiar la rutina y ‘descansar’ del ajetreo, aunque después de aguantarse el trancón de la entrada a la ciudad y de haber dormido en cama ajena, el cansancio quizá es peor.

Es normal que las alcaldías de los municipios aporten la mayor cantidad de dinero para que se realicen estas festividades. Los conciertos, las corridas de toros y las cabalgatas son los eventos preferidos por los comensales, al mismo tiempo que son los que más presupuesto necesitan. Llevar a cabo el reinado nacional del bambuco o el reinado departamental del café, consiste, en pocas palabras, en meterse la mano al dril. Si bien estos eventos tienen un contenido cultural, la mayor cantidad del dinero se destina a la parranda, a pesar de que existan otras necesidades mucho más urgentes en la población.

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El Mal Economista viajó a Viotá (Cundinamarca) para presenciar una de las fiestas que se realizan en este municipio en el puente de San Pedro, con el fin de analizar cuánto y en qué gastan las alcaldías.

Y se formó la gozadera

Durante cinco días los viotunos se congregan alrededor de alboradas, corridas de toros, harinadas y bailes populares en el parque central; la lechona y el néctar verde no pueden faltar. El día más importante es el domingo: desde las 12 del medio día las carrozas parten de un punto del pueblo y lo rodean hasta que llegan al parque principal. Antes, durante y después el plan es vestirse con lo más viejito que haya en el clóset y prepararse para echar y que le echen harina, huevos, espuma y agua. Desde los techos arrojan agua con mangueras y baldes y desde el suelo, harina de colores. Una vez se acaba la recocha el plan es irse al río a quitarse todo lo que le echaron. El jabón chiquito, el champú en tarro y el guaro en botilito aparecen por doquier. Es impresionante la cantidad de gente que cumple a cabalidad, y con religiosidad, cada una de las etapas de este goce pagano.

La frutilla del postre siempre es el gran concierto que se realiza en el parque central después de la elección y coronación de la reina departamental del café. En esta ocasión el encargado fue el cantante de reguetón Pipe Calderón. El concierto empezó poco antes de las 10 de la noche, con gran acogida entre los viotunos. De un momento a otro, el artista sorprendió a la multitud con una invitada muy especial: Daneidy Barrera, más conocida como ‘Epa Colombia’. Estuvo en el escenario no más de 5 minutos animando al público con su popular ‘Rico Rico Rico’. La noche no podía terminar sino con orquesta, cerveza y mucho baile de integración.

En plata blanca

La pregunta es: ¿cuánto le cuesta al municipio hacer todo esto? Muchos pensaran que la información es confidencial o que no hay registro de los desembolsos o de los contratos. Si se asume con ingenuidad que todos los contratos son debidamente publicados a través del Sistema Electrónico de Contratación Pública (SECOP), la información consignada allí corresponde a todos los gastos en los que incurrió la alcaldía municipal para llevar a cabo esta celebración.

En el SECOP aparece registrada toda la información de los contratos que adjudican y celebran las distintas entidades estatales, desde instituciones educativas hasta las alcaldías. Con la información disponible es posible ver que la alcaldía y el Instituto Departamental de Cultura y Turismo destinaron cerca de 200 millones de pesos para la celebración. Evidentemente este no es el costo real de toda la fiesta, porque otras entidades pueden aportar capital y tampoco se tiene en cuenta el gasto de los privados en la limpieza y el reordenamiento del espacio público.

¿Y eso es mucha plata?

En este punto, usted puede estar pensando que lo que se gastan en las fiestas es marginal y que todo el mundo tiene derecho a celebrar. Lo llamativo es que este no es el único evento para el que la alcaldía debe meterse la mano al dril. También está el festival de la cultura cafetera, la participación del municipio en el reinado de la mora, entre otras cosas. Cada rubro va sumando y la plata se va acabando.

Ni la harinada ni los conciertos de reguetón son muestras culturales que reproduzcan la identidad de la región y tampoco promueven el desarrollo artístico o empresarial. Siendo estos costos evitables se podrían destinar gran parte de los recursos a necesidades mucho más trascendentales para la población.

Es preciso advertir que Viotá es un municipio de 13.351 habitantes. Haciendo cuentas alegres, si el municipio de Viotá destinara esos 200 (o más) millones de pesos a un fondo de educación superior para los oriundos de la región, 40 jóvenes tendrían la posibilidad de estudiar en una universidad pública como la Universidad Nacional. Según la Senadora Claudia López, el Estado hace transferencias (por estudiante) cercanas a los 5 millones de pesos anuales para las instituciones públicas de educación superior. Si los cálculos se hacen con la misma información de la Senadora, pero para los jóvenes de Ser Pilo Paga, cada año 11 viotunos podrían estudiar en la Universidad de los Andes.

Si el municipio de Viotá destinara esos 200 (o más) millones de pesos a un fondo de educación superior para los oriundos de la región, 40 jóvenes tendrían la posibilidad de estudiar en una universidad pública como la Universidad Nacional.

Aumentando un poco más la escala, podríamos analizar el caso del reinado nacional del bambuco, en Neiva (Huila). Esta celebración también se lleva a cabo en el puente de San Pedro pero tiene un alcance más nacional. Se realizan encuentros de artesanos, danzas tradicionales, el reinado del bambuco y el gran tablado popular, entre otros eventos. El gran concierto, a diferencia de Viotá, contó con figuras internacionales como Gilberto Santa Rosa, y nacionales como Alkilados y Martín Elías. Si se hace un cálculo del gasto de la fiesta proporcional a la población de Neiva (344.026 habitantes) el resultado sería algo así como 5.000 millones de pesos.

Haciendo el mismo ejercicio de trasladar los recursos de la fiesta a la educación, con la información de la Senadora López, sería posible que 1.000 estudiantes gozaran de una beca de educación superior en una universidad pública. Esta cifra llama un poco la atención, si se entiende que el caso de los jóvenes provenientes del país rural quizá es el de más gravedad. Dentro de los rubros que se encuentran en el SECOP aparecen cosas como: 15 millones para el apoyo en la recuperación y restitución del espacio público ocupado indebidamente en la temporada de San Pedro. De nuevo, estos son costos evitables y transferibles.

Menos rumba y más educación

No todo está mal en las ferias de estos municipios. Se pueden rescatar las muestras artísticas y culturales, así como las ferias gastronómicas y de artesanías. El punto es que la mayor cantidad del presupuesto se dedica a la fiesta pura y dura, cuando esos mismos recursos se podrían utilizar en causas que pueden tener un verdadero impacto positivo dentro de la población. Por eso es que es necesario que haya menos rumba y más educación.

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