Mucha gente le gusta Slayer durante un tiempo y luego se le pasa. Pero para los que realmente son fans, Slayer es mejor que cualquier banda que escuches, siempre lo ha sido, siempre lo será y te jodes. Al fin y al cabo, la música extrema provoca reacciones extremas.
Los fans originales han sido fieles a la banda desde la década de los 80. Los niños que grababan el logo de la banda en los pupitres del colegio ahora son los hombres gordos sin camiseta que gritan “SLAAAAYER” en de cada concierto. Pero las filas de fans siguen y siguen creciendo. Quizá se debe a que lanzan álbumes constantemente y pasan mucho tiempo de gira a pesar de que la banda se formó hace 35 años.
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Sanna Charles lleva más de diez años tomando fotografías de los fans de Slayer. Empezó en un festival en 2003 y sigue hasta el día de hoy. Recopiló todas sus fotos en un libro llamado God Listens to Slayerque va publicar la editorial Ditto Press el próximo 17 de abril. Por eso creí que era un buen momento para reunirnos y hablar un poco.
VICE: Hola, Sanna. Empecemos desde el principio,¿cómo empezaste en la fotografía?
Sanna Charles: Todo fue gracias a The Parkinsons, una banda londinense de punk . Fui a una jam session en un bar llamado The Boston Arms [al norte de Londres] y vi al vocalista rodando desnudo por el suelo. Había una chica que se encargaba de hacerles fotos pero lo hacía fatal y supuse que yo podría hacerlo mejor. Así que me volví la fotógrafa oficial de la banda. Después, a la revista Melody Maker le gustaron algunas de mis fotos y así empezó todo.
¿Y cómo empezaste el proyecto de Slayer?
Cuando trabajaba en NME me mandaron al Download Festival en 2002 para sacar fotos de Slayer. El concierto se pospuso tres horas, hacía un calor infernal y en vez de tocar en un escenario al aire libre, los cambiaron a una carpa más pequeña. El lugar estaba abarrotado y el público se quedó esperando tres horas. Tanto la espera como el concierto fueron increíbles. Los otros fotógrafos se salieron cuando apenas habían tocado tres canciones pero yo me quedé porque el público me tenía fascinada.
Los fans dejaban salir su furia y su rabia y se sentían libres. Estaban apretados en la carpa como gatitos tratando de salir de una tienda de mascotas. Al final saqué tres fotos de los fans saliendo de la carpa como recuerdo. Y en cuanto las revelé, me enamoré perdidamente de una de esas fotos.
Ahí fue cuando decidiste seguir a Slayer por todo el mundo.
Sí. Me dije a mí misma, “Tengo tarjeta de crédito, ¿no? ¿Y si la utilizo? ¿Y si los sigo en toda la gira?” Entonces le propuse a un amigo un recorrido por todo Reino Unido en su coche y pedí a algunos colegas que me acogieran en su casa. Al final todos aceptaron. Después dijimos “¿Qué tal si vamos a Noruega o a Finlandia?” Y sí, lo hicimos. Pagué todo con mi tarjeta de crédito. No lo volvería hacer, estoy segura, pero a veces hay que arriesgarse en la vida.
Fue increíble. Los vi nueve veces y conocí a gente muy divertida. Seguí tomando fotografías de los fans en los festivales europeos. En mi opinión, los fans de Europa son diferentes a los fans de todo el mundo en general, aunque no sé por qué.
¿Cómo son los fans europeos?
Había un fan de Estonia que venía en silla de ruedas y estaba justo frente al escenario. Me contó que perdió su trabajo por ir ver a Slayer porque no le dieron permiso para faltar y decidió mandarlos a la mierda. Le pregunté si le iba a costar mucho volver a encontrar empleo y respondió: “Sí, será prácticamente imposible”. Pero estaba muy feliz de poder ver a Slayer.
¿Viste muchos rostros conocidos en todos los conciertos?
¡Vimos a los mismos revendedores en todo el país! Hasta vimos a uno en Noruega. No teníamos idea de cómo pagó su billete a Noruega para vender entradas.
¿Han cambiado los fans en estos últimos diez años?
Creo que sí. El público en los festivales de metal ha cambiado. Se ha hecho más accesible. No solo el público de Slayer, en sí todo el metal se ha vuelto más accesible. Cada vez hay más fans.
¿Tuviste la oportunidad de fotografiar a la banda?
No. Tenía muchas ganas pero ése no era mi objetivo. En el primer concierto de la gira, el manager nos dijo que si volvía a vernos tomando fotos en los camerinos, nos iba a quitar nuestros pases y nos iba a echar de la gira. Por eso decidimos no arriesgarnos.
¿La banda ha visto las fotos?
Les mandé una copia pero no sé si las han visto. Uno de sus DVDs en vivo, que salió poco después del 2000, incluye una parte extra dedicada a sus fans donde salen gritando “SLAAAAAYER”, que es justo lo que no quería que hicieran. Los quería tal como son. Después del grito, trataba de tomarles una foto sin que se dieran cuenta. Quería capturarlos en su estado natural, no como un montón de niños fuera de control.
¿Qué hace que los fans de Slayer sean tan únicos? ¿En qué son diferentes a los fans Metallica?
La música de Slayer es más extrema que la de Metallica. Slayer se apegó a una fórmula y es justo eso lo que aman los fans. En Helsinki conocí al líder del club de fans de Slayer en Rusia. Se hacía llamar Kerry y tenía los mismos tatuajes que Kerry King [el guitarrista de Slayer] en la cabeza. Era muy amable y su pasión por Slayer era increíble. Pasa lo mismo con Motörhead. Al público le gusta la fórmula. A los fans más jóvenes les gusta porque no hay nada que se le parezca. Además, sus letras no cambian a pesar de que los fans envejecen y cambian de estilo de vida. Los fans son eternos porque la música es eterna.
Gracias, Sanna.
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