Bianca, Ruth, Laura, Ana, Romina, Jessica, Merly y Micaela, y las demás participantes de Miss Gordita Paraguay tienen en común vivir la discriminación social por ser gordas, o gorditas, como prefieras llamarlas, un diminutivo que suena menos vejatorio o negativo; quizá pensamos que nos exime del pudor de que realmente la palabra que pasa por nuestra cabeza al verlas es “gorda”, y por alguna razón social indeterminada, es políticamente incorrecto. Entre todas ellas suman más de 700 kilos.
Las ocho retratadas para esta historia hace un año no hubiesen sido capaces, ninguna, de mostrar su cuerpo como lo hacen en estas fotos hechas en sus habitaciones. Participar como candidatas en el Miss Gordita se los permitió, pero para ninguna fue fácil.
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Miss Gordita Paraguay es un concurso que se realiza en la capital Asunción, donde mujeres de entre 18 y 25 años y que tienen entre 96 y 120 kilos de peso compiten por un título que no es para la más gorda, ni para la más arreglada ni para la más bonita. Pero primero reflexionemos, ¿quién estableció las reglas de la belleza?. Es evidente que todas las mujeres del planeta tienen encantos visibles ya que la belleza es única e individual. En Miss Gordita aunque solo hay una vencedora, el premio es para todas: aceptarse como son.
Sin embargo, el problema de la obesidad es algo serio en Paraguay, donde seis cada diez adultos la sufre. Solo hace falta pasear por las calles del centro de la capital para verificar esta estadística. Sorprende ver que en la dieta paraguaya, además de la carne, los protagonistas sean el almidón, los carbohidratos, las gaseosas y las salsas envasadas. Un cóctel para alojar grasa que pudiera ser mortal.
El creador del certamen, Michael Beras, un brasileño paraguayizado, me explica por qué lo creó: “primero, para realzar la belleza de la mujer que es o está gorda”, y mientras dice esto, su novia y mano derecha en la organización, Verónica, lo mira con amor; ella es gordita. Continúa, “pretendemos romper las barreras de una discriminación injusta hacia las personas con sobrepeso. Le puse ese nombre por rebeldía. Cuando empezamos en el año 2012, no existían espacios para chicas gorditas en pasarelas de moda y mucho menos en concursos de belleza en Paraguay. Si te fijas bien la televisión está llena de presentadoras y modelos delgadas, con evidentes cirugías estéticas. Cansado de ver este estereotipo de mujer tan marcado fue cuando tuve la idea de hacer este certamen, para protestar”.
Y vaya que lo ha conseguido, que lo amen y lo odien. El concurso ganó mucha fuerza desde la última edición, en mayo pasado. Aprovechando el tirón mediático mundial se han insertado en la política del país y Mike ha hecho un pedido al congreso paraguayo para que se excluya la palabra “Buena Presencia” en las ofertas de empleo, así como también prohibir que se pidan fotos o límite de edad. Beras especifica “no quiere decir que uno tenga que ir sucio o vestido con pantalones cortos y zapatillas de deporte a una entrevista de trabajo, lo que pasa es que esa frase se utiliza para frenar cualquier posibilidad de que personas con sobrepeso tengan las mismas opciones que cualquier ciudadano de este país”.
Además de tener éxitos, el Miss Gordita está continuamente expuesto a burlas y a buscar contradicciones del propósito del mismo. Desde muchos flancos, sobre todo la televisión y la radio, reciben críticas como la de que promueven que estar gorda es bueno, cuando puede ser un problema de salud evidente en la mayoría de los casos.
Ante esto Mike se defiende, “estoy cansado de que se burlen de las chicas. Para ninguna ha sido fácil exponerse como lo hacen ellas; son muy valientes, ¿sabes? Pienso que ser gordo también es una decisión, es algo personal, y claro, para la salud estar así puede no ser bueno. El caso no es abusar y cuidarse lo más que se pueda y mantener un peso acorde con las expectativas de cada quien. Hay chicas que les cuesta bajar de peso más que otras pero al final lo que se les trata de enseñar es a alimentarse mejor, a que lleven una rutina alimenticia más balanceada. De ninguna manera se les dice que deben rebajar porque sí; se les dice que coman más sano y que si siguen gordas no pasa nada”.
Sin duda, el Miss Gordita es un espacio donde las chicas son las estrellas principales. La estructura les da a cada una la oportunidad de mejorar su calidad de vida a través de talleres informativos de nutrición, asesorías de imagen y terapias de ayuda psicológica tres meses antes del desfile del concurso. La ganadora recibe como premio un viaje a una playa brasileña, electrodomésticos, ropa, tratamientos odontológicos, además de maquillaje y peluquería gratis por un tiempo determinado.
Norma Espinola, tutora de las chicas durante esos meses, me lo explica: “realmente lo que trabajamos es que se encuentren con ellas mismas, el síntoma principal de la obesidad es esconderse dentro de uno mismo. Yo lo que hago es tratar de que se descubran, de encontrar el foco de la ansiedad que las activa, y que se sientan cómodas con ellas mismas. Algunas pertenecen a familias con evidentes disfunciones y la ansiedad lo que lleva es a comer. Al final todo se trata de buscar las características positivas que tienen, que son dueñas de sus vidas, que pueden decidir bajar de peso o no. Cuando llegaron a mí, ninguna sabía el valor que tenía, para qué son buenas; todo lo que recibían de sus entornos eran descalificaciones relativas con su gordura”.
Mirley Espinoza, que quedó entre las cinco finalistas en el concurso, da fe de lo antes expuesto, “ahora conozco mi cuerpo mejor que nadie y no me avergüenza. Aprendí a llevar tacones sin tropezarme, llevo vestidos cortos y me visto sexy; soy dueña absoluta de mi manera de ser. Los hombres me buscaban antes por sexo, y luego para pasear por la calle no se atrevían a tomarme de la mano. Eso ya no me pasa”. Su novio Damián, asiente y añade “la gente en este país piensa que por ser gordita ella no puede ser feliz. Yo la amo, es el tipo de mujer que todo hombre debería tener en su vida”.
Laura Barbudes, 24 años. 119 kilos. Estudia maquillaje profesional y peluquería.
“Mira, yo lo que quiero es un novio que me quiera y me acepte, ¿es tan difícil? Mis planes a futuro son encontrar un trabajo estable y quererme aunque no sea perfecta. Yo no sabía que era una chica especial, después de Miss Gordita ya lo sé”.
Jessica de Souza, 21 años. 90 kilos. Estudia arquitectura y urbanismo y trabaja como proyectista de muebles.
“La gente me dice que ser gorda quita la belleza, que soy linda pero gordita. Con Miss Gordita pude ir de tras de mi mayor sueño, y hoy día lo estoy realizando con mis estudios. Pude encontrar mis capacidades como persona”.
Mirley Espinoza, 22 años. 94 kilos. Es técnico en Ciencias Ambientales y estudia Administración Agraria. Trabaja como manicurista.
“Yo no quiero ser flaca, me siento a gusto con mi cuerpo. Después de Miss Gordita mi vida cambió para mejor, soy otra persona ahora”.
Bianca Valdéz, 19 años. Estudia Kinesiología y Fisioterapia.
“Mi exnovio pedía el doble de comida para mí, para engordar más y que ningún hombre me viera. A través del Miss Gordita pude descubrir ese reflejo que guardaba detrás de mí y con el tiempo se me fue quitando la timidez. Me estoy convirtiendo en quien quiero ser”.
Ruth Peralta, 25 años. 110 kilos. Licenciada en enfermería.
“A los 15 años yo era una flaca que se ponía cualquier ropa; ahora me cuesta mucho encontrar prendas que me gusten en las tiendas. Desde el Miss Gordita cambié mi estilo de vida para mejor, y sigo en ese camino”.
Ana Fleitas, 26 años. 106 kilos. Masajista terapéutica.
“Yo soy una persona libre, por dentro y por fuera. Unos dicen que no soy hermosa; a mí me gusta lo que veo en mi espejo. Después del concurso siento que mi autoestima está equilibrada. Ahora estoy buscando empleo estable pero las empresas se fijan en la presencia. Y yo soy capaz de muchas cosas, y no se me debería juzgar por mi apariencia física”.
Micaela Arce, 25 años, 97 kilos. No estudia ni trabaja.
“Me he sentido mejor luego del certamen. Soy una persona positiva que no se guía por lo que dicen lo demás así que trato de mostrar un lado sexy con el que me siento feliz”.
Romina Verna, 24 años. 95 kilos. Ganadora del Miss Gordita 2016. Estudia administración de empresas.
“Yo me gusto, y si bajo de peso es por salud, no porque no me guste ser gordita”.