Freddy Adu, promesa eterna, está sin equipo

Las hipérboles son jodidas. Una mañana un infante está jugando a la pelota, resulta que lo sabe hacer con prematura destreza y al día siguiente ya tiene colocado el mote de prospecto. Unos días más y ya está siendo candidateado como futuro profesional de genio. No muchos días después le ofrecen contrato, casaca con número y futuro golorioso al pequeño que no ha cumplido, digamos, quince. Y a partir de entonces, todo lo que haga será medido no contra sus pares o sus contemporáneos, sino con esa imagen superlativa y traicionera: pobre de ella, pobre de él si no cumple.

Cosa similar ha sucedido con el otrora llamado “Nuevo Pelé”. Freddy Adu, nacido en Ghana, avecindado y naturalizado estadounidense, tiene aún el record como el jugador más joven en firmar un contrato profesional: catorce años, para el D.C. United de la MLS en 2004. En sus botines estaba depositado una fe tan hiperbólica como incomprobable: había poco concreto en qué basarse. Y de ese profesional a los catorce ahora queda un pasaporte bien lleno de sellos y un huérfano de equipo a los veintisiete, una vez más según lo reportó el Washington Post.

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Algo que pueden decir muy pocos, Freddy conoce campos en varios continentes: después de tres años con D.C., pasó al Real Salt Lake, ahí mismo en Estados Unidos. De ahí un traspaso cacareado hacia el Benfica. Después de once salidas al campo y dos goles, se fue de préstamo al Monaco. Después de nueve salidas al campo y ningún gol, préstamo ahora al Belenenses. Después de tres salidas al campo y ningún gol, préstamo al Aris de la liga griega. Después de cinco salidas al campo y un gol, préstamo al Caykur Rizespor de la liga turca. Después de once salidas al campo y tres goles, venta al Union de Filadelfia. Después de dos años, treinta y cinco partidos y siete goles, partida al Bahía brasileño. Después de dos salidas al campo sin goles, traspaso al Jagodina serbio. Sin salidas al campo ni goles traspaso al KuPS finlandés. Cinco salidas al campo, sin goles, y préstamo al KuFu98 de la tercera división finlandesa. Y finalmente, tres salidas al campo y dos goles después, de vuelta a Estados Unidos con los Tampa Bay Rowdies de una liga menor. Doce partidos disputados y sin embocar un solo gol, queda ahora libre para buscar equipo. Su decimo tercero.

Salvo que la cuenta de goles esté mal, en materia profesional y sin contar los que anotó cuando usó los colores de la selección nacional, lleva menos de treinta en su cuenta. Y salvo por algunos en la tercera división de Finlandia, no ha marcado en alguna primera división desde el año 2012. Cómo pesa que te llamen “el nuevo Pelé” a los catorce. La historia de Adu es la del atleta engullido por las expectativas. Una historia común, pero una en la que él ha sabido destacarse. Vaya paradoja, Adu es quizá el más exitoso caso de una promesa fallida. Esperemos que encuentre equipo pronto.