Síguenos en Facebook para saber qué pasa en el mundo.
Tres asesinos convictos fugados de una prisión de máxima seguridad en Argentina han sido recapturados. Su huida había puesto en marcha un amplio dispositivo de búsqueda y captura seguido muy de cerca por los medios de comunicación nacionales.
Videos by VICE
El arresto de los fugitivos es un nuevo capítulo del escándalo político que incrimina a miembros de alto nivel del anterior gobierno en la red de tráfico de efedrina.
El caso ha brindado al gobierno del presidente Mauricio Macri la oportunidad de marcar un perfil alto en el combate del tráfico de drogas y la corrupción.
Víctor Schillaci, Cristian Lanatta y su hermano Martín escaparon de la cárcel el 27 de diciembre.
Ese día desaparecieron súbitamente del centro penitenciario de alta seguridad N30, a unos 250 kilómetros de Buenos Aires.
Primer encontronazo entre Argentina y Venezuela tras la llegada de Macri al poder. Leer más aquí.
La única pista de su fuga viene de una cámara de seguridad que filmó a los tres hombres abordando una camioneta negra a las 2:30 horas de la madrugada. Las autoridades de la prisión afirmaron que usaron una pistola de juguete y salieron de la cárcel por la puerta principal.
Al principio, la operación se limitó a la región de Buenos Aires, pero después el rastro de los fugitivos llevó a la policía hasta una área rural en el centro de la provincia de Santa Fe, a unos 480 kilómetros de la capital.
La persecución llevó a Martín Lanatta a pasar algunos días escondido en el sembradío. Fue cuando Lanatta se acercó a una persona que trabajaba en el área y le dijo “mátame o entrégame, pero dame agua” cuando éste llamó a las fuerzas policiales y Martín fue arrestado.
Los otros dos fugitivos fueron arrestados en un arrocero a un 1,6 kilómetros de la ciudad de Cayasta, donde tomaron a un trabajador como rehén el lunes por la mañana.
Después de 40 minutos, el trabajador fue liberado y los fugitivos apresados.
Segunda condena por corrupción contra el ex presidente argentino Carlos Menem. Leer más aquí.
Los tres fugitivos estaban condenados a cadena perpetua por el asesinato de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina — tres empresarios farmacéuticos — ocurridos en agosto de 2008.
Un mes después de los asesinatos, la policía argentina llevó a cabo una redada en un laboratorio de drogas y detuvo a 10 personas, 9 de las cuales eran mexicanas. Las investigaciones revelaron que el laboratorio era capaz de producir entre 200.000 y 250.000 pastillas de éxtasis y metanfetamina por día.
Después de varios años, cuando parecía que el caso estaba olvidado, Martín Lanatta concedió una entrevista a una televisión nacional en agosto de 2015, en la que confesó ser parte de una red de tráfico de efedrina cuando mataron a los tres empresarios.
También dijo que disponía de pruebas que implicarían a Aníbal Fernández — el jefe de gabinete de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner — en esta red.
“Aníbal Fernández y personal de los servicios de inteligencia tomaron el control del negocio del transporte de efedrina. Forza se convirtió en un obstáculo”, declaró Lanatta durante la entrevista, refiriéndose a uno de los dos empresarios muertos.
Sus declaraciones describieron detalladas acusaciones sobre como varios agentes gubernamentales estaban conectados con los cárteles mexicanos de la droga en Argentina.
“Están divididos en células. Una de ellas recibe el producto; el que coordinaba la entrega era la mano de derecha de Aníbal Fernández, otro entregaba el producto y el otro efectuaba el pago”, aseguró. “Recibí millones de dólares en efectivo de un empresario mexicano para Fernández”.
Antes de la fuga, días antes de las elecciones generales, un abogado supuestamente cercano a Aníbal Fernández se citó con Lanatta. Martín grabó en secreto el encuentro en el que el letrado le ofrece retractarse de sus declaraciones a cambio de beneficios judiciales. Lanatta rechazó la oferta y difundió el vídeo en los medios.
Lanatta fue puesto a disposición judicial para prestar declaración contra Fernández. Víctor Schillacci, también implicado en los asesinatos, estaba a punto de salir el 28 de diciembre, cuando su novia tenía previsto dar a luz a su hijo.
En ausencia de su hermano huido, Franco Schillacci contó al canal de televisión C5N que su fuga era la oportunidad perfecta para silenciar a testigos peligrosos en el caso. En este sentido, afirmó que su hermano y los Lanatta no disponían de la “logística” necesaria para salir de la prisión por sus propios medios.
“Fueron secuestrados”, sentenció.
Mientrastanto, el caso atrajo la atención de otras investigaciones judiciales en proceso sobre el tráfico de efedrina que ya habían salpicado a varios funcionarios del gobierno de Cristina Fernández.
Ocho días después de que los cuerpos de Forza, Bina y Ferrón fueran encontrados en una cuneta en agosto de 2008, el entonces ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Aníbal Fernández, anunció nuevas restricciones en la importación de efedrina, mucho más accesible tiempo atrás. La que aquellos años fue ministra de Salud, Gabriela Ocaña, y el secretario de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha Contra el Narcotráfico (Sedronar) en 2008, José Ramón Granero, tuvieron un rol destacado en la puesta en marcha de esta medida.
En julio de 2014, la jueza María Servini de Cubría procesó a José Granero después de que una nueva investigación señalara que, en vez de supervisar las importaciones de efedrina hacia Argentina y bloquear su uso para la producción de droga, supuestamente estaba vendiendo los cargamentos químicos a los cárteles mexicanos de la droga.
Argentina mira hacia Oriente: la relación con Pekín, ¿crisis u oportunidad?. Leer más aquí.
La ex ministra de sanidad Ocaña contó a VICE News como funcionaba el comercio de efedrina.
“Como cualquier empresario farmacéutico, utilizaban farmacias para comercializar medicinas falsas e importar la efedrina que luego vendían a los narcos”, afirmó.
Ocaña también dijo que Forza, uno de los hombres de negocios, financió la campaña presidencial de Cristina Fernández en 2007.
Los asesinos convictos de Forza están otra vez en la cárcel, pero no está claro aún si van a continuar removiendo las aguas del caso de la efedrina.
Sigue a Gaston Cavanagh en Twitter: @gastoncavanagh