Fui a la marcha por la defensa de la familia y no me dejaron pasar

Foto por Daniel Castillo.

Cuando me enteré que esta marcha sucedería en la Ciudad de México pensé que sería un total fracaso. Después de todo, esta ciudad ha sido llamada la más de “izquierda”, progresista y tolerante con las diferencias tanto a nivel social como legal, por lo que pensé que aunque hubiera un frente manifestándose a favor del odio se podía armar un contrafrente más grande y ruidoso que lograría atenuar las “civilizadas” consignas homofóbicas, machistas y misóginas en defensa de la “Familia Natural”.

Me imaginé un contrafrente de gente diversa cruzándose por enfrente de los conservadores y cimbrando mentes con nubes de diamantina y géneros sin definir. Me imaginé niños pequeños hijos de “familias naturales” soltando carcajadas ante tal despliegue de color y música. Me imaginé señoras y señores frustrados porque en esta ciudad no iba a ser posible superar la diversidad con el dogma. Pero no fue así.

Videos by VICE

El día de ayer sucedió la última de las marchas organizadas por el Frente Nacional por la Familia en el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México. Según datos tomados de la cuenta de Twitter de la organización, se reunieron al rededor de 15 mil personas en el Auditorio Nacional desde las 11 de la mañana para marchar pacíficamente hasta el Ángel de la Independencia y manifestarse en contra del matrimonio igualitario, la adopción homoparental y la modernización del programa de estudios de la Secretaría de Educación Pública para incluir la enseñanza de una educación sexual más integral y amplia desde temprana edad (algo que por algún motivo ellos llaman Ideología de Género).

Foto por Martín León.

El Frente Nacional por la Familia (FNF) es una organización sin cara que surgió después de que Enrique Peña Nieto presentara en mayo de este año la iniciativa de incluir en el Art. 4o Constitucional el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, sólo para acabar de hacer valer la determinación de la Suprema Corte de Justicia (SCJN) que desde 2015 declaró inconstitucional la imposibilidad de las parejas del mismo sexo de contraer unión matrimonial.

El FNF explica en su sitio de internet que son una iniciativa ciudadana constituida por “millones de padres de familia y por más de mil organizaciones civiles” que están en contra del paquete de reformas. Numerosos artículos periodísticos han vinculado, de distintas maneras, al movimiento con la Arquidiócesis Católica de México y el conservador Partido Acción Nacional (PAN), cosas que no son difíciles de creer después de ver la cantidad de dinero invertido en las tantas pantallas gigantes, las miles de pancartas y volantes serigrafiados y el gran escenario para conciertos que ocupaba toda la parte posterior del Angel de la Independencia el día de ayer.

Foto por Federico Giménez.

Quedé de verme con un par de amigos desde la mañana del sábado para comprar cartulinas y pensar en unas buenas frases para escribir en ellas y luego salir a marchar. Salimos un poco tarde, cerca de medio día, y caminamos por la colonia Cuauhtémoc hasta llegar a la glorieta del Ángel de la Independencia, en donde el Frente Orgullo Nacional, organización civil que convocó la concentración, había establecido su punto de reunión para recibir al FNF en un su meta con consignas por la diversidad y el respeto por los derechos universales.

Cuando llegamos, mis amigos y yo nos sentimos desilusionados porque la concentración era de menos de mil personas; sólo contaba con un pequeño camión con un sistema de sonido y un micrófono abierto, una muy limitada prensa registrando los hechos y una valla inmensa de rejas y policías que dividía a la glorieta en 4 partes, como si fuera un pastel, separándonos por más de 30 metros del lado en que llegarían nuestros antagonistas, de modo que hacía imposible saber si ya estaban ahí aún no habían llegado.

Aunque el ambiente ahí era festivo, también se sentía un aire bastante anticlimático: todos parecían estar esperando a que pasara algo pero nadie sabía muy bien qué. Si bien el gobierno de la ciudad podría argumentar que el operativo había sido aplicado para garantizar que no se suscitara ningún tipo de enfrentamiento violento entre los dos grupos, la manera en que estaba organizado terminaba por volver inocua nuestra manifestación, ya que ellos no tenían forma de saber que existíamos.

Después de un rato de sólo estar ahí parados tomando fotos y saludando amigos, nos enteramos que la policía estaba permitiendo el paso de peatones del lado poniente en la lateral de Paseo de la Reforma. Nosotros queríamos enseñarles nuestras pancartas al FNF, así que corrimos a ver si era cierto. Efectivamente había una fila de gente cruzando al otro lado monitoreada por la policía; unos eran ciudadanos ajenos a la causa que sólo iban pasando por ahí, otros, evidentemente, iban a encontrarse con el FNF. Mis amigos y yo nos unimos a la fila pero al llegar al frente, los oficiales nos detuvieron tajantemente y abrieron espacio para que el resto de la gente pudiera seguir pasando. Al preguntarle a una oficial la razón por la que ellos podían pasar y nosotros no su respuesta fue: “Es que ustedes traen pancartas”.

Foto por Daniel Castillo.

Comenzamos a cuestionarlos; exigíamos una explicación lógica para no poder pasar. El escándalo hizo que un colectivo feminista que estaba en los carriles centrales haciendo una suerte de performance lo notara y corriera de inmediato a unirse para intentar cruzar al otro lado con nosotros; fue impresionante ver como eso atrajo más y más gente y en cuestión de segundos se generó una energía tal que la policía tuvo que aplicar un operativo de emergencia alrededor de nosotros que terminó por encapsularnos. Unas 10 o 15 personas quedamos encerradas dentro de esas vallas mientras el resto se quedó fuera. Debo aclarar que no estábamos siendo retenidos, simplemente quedamos en medio de las dos vallas de contención que armó la policía porque la gente indignada era tan grande en número y pasión que amenazaba la efectividad de la valla original. La policía le prohibió el paso a todas las personas que se acercaron después de eso. Así, tan rápido como empezó, todo volvió a la “normalidad”, esa normalidad en donde la autoridad no tiene ninguna obligación de explicarte porque toma decisiones por ti. Después de eso nos retiramos.

Después de esas más de 60 marchas a lo largo y ancho del país, el tejido social ya quedó dañado y ahora hay mucha gente religiosa y no religiosa que se siente apoyada en sus sentimientos homofóbicos. Al final, ¿qué es lo que está en juego aquí? ¿El matrimonio entre personas del mismo sexo? Lo dudo, la determinación de la SCJN es indisoluble. Lo que está en juego aquí son dos cosas que considero mucho más importantes: la normalización de la homofobia y el Estado Laico.

Yo salí con los ánimos altos por haber ayudado a que se provocara algo que aunque muy efímero logró atraer la atención de los medios sobre una pequeña demostración de opresión que sucedía en aquella esquina, pero si queremos ser honestos la verdad es que aquí, los gays, las lesbianas, los transexuales y los freaks perdimos. Perdimos todos los menos privilegiados, los que no estábamos apoyados por ninguna institución, los que no tenían camiones de diez estados diferentes de la república, los que tuvieron que hacer sus carteles a mano en lugar de recibirlas directas de la imprenta, los que no tenían pantallas gigantes colocadas a lo largo de Reforma. Perdió la gran ciudad gay-friendly de Miguel Angel Mancera que no tomó partido por la diversidad, ni por la lucha auténtica de los derechos universales.