Rufián no para. Tiene que durarle la batería del móvil poquísimo. Su actividad en las redes sociales y en especial en Twitter es incesante. Apenas cuesta imaginarle en pijama encerrado en una habitación llena de pantallas monitoreando “zascas”, palabra odiosa por cierto, y con un contador gigante de retuits que gira a ritmo de vértigo al compás de su tecleo frenético mientras se retuerce entre carcajadas. O bueno, lo mismo no. Borrad esa imagen.
El diputado de ERC que se ha consagrado definitivamente como influ-tuitero, despierta a diario tanto odios como pasiones, y su crecimiento en seguidores aumenta jornada tras jornada de manera exponencial, sumando a diario miles de nuevos seguidores hasta llegar a más de 450.000 followers.
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Pero —porque todo tiene un pero en esta vida— desde hace un tiempo esas mieles del éxito se están viendo empañadas por la polémica, y es que más allá de su lenguaje épico o lo incendiario de sus tuits, no son pocas las acusaciones que recaen sobre él de plagio o copia de ideas de otros tuiteros sobre las que está cimentando su éxito copando portadas y artículos en tabloides digitales.
Personas que descubren alguna “semejanza” con otros tuits o que se atribuyen esas frases o ideas y que efectivamente ya las han tuiteado con anterioridad hacen pensar que Rufi, a veces, no es lo suficientemente original a la hora de crear o plasmar.
Echando un vistazo a su timeline podríamos considerar a Rufi como un habitual usuario de los “tuits plantilla”, fórmulas estándar ya creadas que vienen a ser como memes a base de caracteres, del rollo “os indigna más X que Y” u “os imagináis…” y demás contraposiciones de ideas o argumentos que siempre dan chicha y crean debate cuando se publican.
Fuera de las redes también hizo mucho ruido mediático su personal versión de la mítica frase de El Planeta de los Simios “quita tus sucias manos de encima, mono asqueroso”, dirigida a Rajoy desde su escaño de diputado, y relacionándola directamente con la intervención por parte del Estado para desarticular el 1-O, aquel maravilloso día que también tiró de algunos memes de Twitter para llevar hasta el Congreso de los Diputados esa vieja impresora que llevaba años dando tumbos por su casa pero que nunca llegó a subir a Wallapop.
Frase, todo hay que decirlo, que previamente también pilló Jon Idígoras, mítico líder de Herri Batasuna para dirigirse a Felipe González allá por 1995. Minuto 5:58.
Eso sí, es muy peculiar el modo en el que Rufián ha comenzado a hilar su comportamiento en redes sociales con su discurso el mundo exterior, algo que matizamos charlando con Juan Soto Ivars, autor del libro Arden las redes que nos hace un rápido análisis del personaje mediático creado por Rufián “Acusan a Gabriel Rufián de plagiar tuits. Esto es ya una actitud patética, pero para mí el plagio más grave es el que hace de Donald Trump. Rufián usa Twitter, los medios de comunicación y el estrado del Congreso para encender hogueras virtuales. Todas sus declaraciones son pura agitación. La finalidad es meter ruido y desviar a la opinión pública de cualquier cosa que pueda parecer un debate racional. Cumple la misma función que Pablo Casado en el PP. Su actividad incendiaria es un rasgo de lo peor de la nueva política. Parecen bocachanclas pero actúan con un manual detrás”.
Rufi ha bromeado alguna vez sobre un presunto equipo que le crea los tuits pero en la realidad tampoco sabemos si realmente es él quien presta tanta atención y dedica tanto tiempo a inmiscuirse en Twitter.
A modo de conclusión, sea quien sea quien se encuentre tras su perfil tuitero, es indudable que en ocasiones encuentra la inspiración en respuestas y en tuits ya publicados, y otras directamente fusila dichos textos, aunque por otro lado, hay que reconocérselo, al menos tiene buen gusto para el humor en las redes sociales y tiene buen filtro, algo que rememora un poco aquello que decía Picasso, “los buenos artistas copian, los genios roban”.
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