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el número del viaje de fin de curso

El club de las mamás salidas

El verano pasado mi madre creó el Bad Moms Club. Ahora va a los bares de South Beach y Fort Lauderdale varias veces al mes para beber y bailar con otras madres solteras. Como Destiny’s Child en 1999, las miembros del club fluctúan, pero dos de ellas se...

Foto de istockphoto.com/CREATISTA

En primavera de 2010, mi madre tuvo una ducha de realidad cuando vio un poster que decía, “Vive, ama, ríe, perdona” y se dio cuenta de que apenas había reido y había vivido muy poco (al menos la vida que ella habría deseado). Fue madre a los 19 años y a los 48 ya tenía tres divorcios y cinco hijos. Durante 30 años había dedicado su vida a criar a una familia de la forma más aburrida y suburbana posible, haciendo caso omiso de las caóticas, gozosas, eternas vacaciones de primavera que acontecían a su alrededor en Florida.

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   En verano pasado decidió cambiar esto creando el Bad Moms Club. Ahora va a los bares de South Beach y Fort Lauderdale varias veces al mes para beber y bailar con otras madres solteras. Como Destiny’s Child en 1999, las miembros del club fluctúan, pero dos de ellas se mantienen: mi madre y su amiga Barbie, una inmigrante cubana con el tipo de trasero de los que hablan en las canciones rap. Al igual que mi madre, Barbie se casó con un chico joven a temprana edad porque creyó que era lo que tenía que hacer, y después experimentó una epifanía: a los 38 años se divorció de su marido abogado, bebió alcohol por primera vez y se echó varios compañeros sexuales. “Había malgastado mi vida”, me contó Barbie. “Ahora follo pollas negras”.

   Como a Barbie solo le interesan los jugadores profesionales de fútbol americano, el club tiende a encontrarse sobre todo en almuerzos para los jugadores de los Miami Dolphins y en YOLO, un bar que Barbie describe como “un sitio de clase alta de atmósfera muy agradable al que muchos hombres de piel oscura con muy buena pinta”.

   “Me gustan los hombres negros”, me dijo. “Me gustan los deportistas. Son esos que dicen, ‘Yeah, he pillado a esa zorra. La he pillado pero bien’. Lo que no saben es que soy yo quien les pilla a ellos. Así funciono yo. Juego con ellos. Les hago creer que soy una cuarentona inocente”.

   Una noche, Barbie le envió un mensaje a su actual novio-jugador de la NFL desde el teléfono de mi madre. “¿Puedo ir a tu casa?”, le preguntó Barbie simulando ser mi madre. “Quiero follarte”. Le envió al jugador de los Dolphins fotos de mi madre desnuda y él la invitó a que se pasara por ahí. Mi madre le preguntó la dirección y después dejó a Barbie en su casa.

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   “Nos peleamos en el parking. Por supuesto, yo me lo follé más tarde”, me dijo Barbie. “me encanta jugar con las cabezas de los hombres. Me excita. Hace que me corra”.

   Mi madre practica juegos parecidos con los tíos que le van babeando detrás. Una noche, después del trabajo, le estuvo enviando mensajes guarros a un socio del negocio sin tener intención de tirárselo. “Me gustan estos juegos”, dijo. “Me gusta trastear con la mente de los pervertidos”.

   Las componentes del Bad Moms Club confían en que sus hijos sigan su ejemplo y no comprometan sus deseos carnales. “Nosotros no somos malas madres”, dijo Barbie. “En Bad Moms Club somos madres a las que no le importa una mierda lo que piensen los demás. A veces, las mujeres sienten que por ser madres tienen que esconder quiénes son en su interior. A la mierda. Tu hijo o tu hija harán lo que les salga de las narices. Si mis hijos no me juzgan, ¿quién coño eres tú para juzgarme? Estoy disfrutando los últimos años de mi puñetera vida. Me lo estoy pasando bien. Si eso te supone algún problema, que te jodan”.

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