Lejos de ser una carta de amor, respeto y libertad es un alegato a los miedos del ser humano, un tembloroso sollozo de desesperación de un hombre aplastado por la losa del rechazo, algo que no solo lo ve como potencialmente factible si no que lo acepta como un sino inevitable.Detrás de este baile silencioso de sábanas y carne se encuentra la pesadilla desoladora de un hombre con miedo, un mensaje apocalítpico que contrasta con ese atardecer barcelonés tan idílico.Cojamos el texto y veamos como este señor nos ha querido pasar el horror por amor, algo que quizás lleva haciendo durante toda su carrera.Que empiece la transcripción del texto:Detrás de este baile silencioso de sábanas y carne se encuentra la pesadilla desoladora de un hombre con miedo, un mensaje apocalítpico
Debo reconocer que empezar una carta de amor con el pronombre posesivo "mía" es de valientes, sobre todo teniendo en cuenta los tiempos que corren. Estamos hablando de un tipo con un buen par de pelotas. Este inicio pasará a los anales de la historia juntamente con el famoso "en un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme" y el "vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura" de Ginsberg.No me extrañaría que los estudiantes tuvieran que analizarlo en la selectividad (¿aún existe eso?), de hecho, sería ofensivo que no fuera así.Mía. Sólo mía. Miísima. Más mía no puedes ser. Y no porque yo te lo diga, sino porque así lo has decidido tú.
Que empiece la fiesta. Risto no tiene paciencia y en el segundo párrafo ya lo suelta todo. Él es un ser débil y famélico oculto detrás de una armadura de tipo duro, de poeta beat y canalla televisivo.Intenta justificar su osadía al declarar que posee a su parienta y luego hace un giro mágico afirmando todo lo contrario, que él, lejos de poseer, es poseído (como un hogar), un espacio del que las cosas entran y salen. Y es precisamente durante ese "salir" cuando su voz se declara más temblorosa ante nosotros.Mía. Sólo mía. Miísima. Esa mía tan tuya de la que me he enamorado. Esa tuya tan nuestra que ahora siento sólo mía. Pero no es un mía de tenerte aquí atada conmigo. Es un mía que nada tiene que ver con la posesión. Porque contigo he aprendido que con la puerta abierta nadie se va. Porque contigo ya no soy lugar, sino destino. Porque mi máxima aspiración es convertirme en tu hogar, ese sitio al que siempre quieras volver. Aún cuando en la planta de tus pies traigas arena de otro mar. Mira que me lo advertí.
Pobre diablo, aquí tenemos el párrafo del autoengaño. Risto, claro que no quieres ver a tu mujer completamente libre y libertina, si no, no empezarías este párrafo con las palabras "mía" y "atrapar".Mía. Sólo mía. Miísima y ya está. Si quieres a alguien, no es que lo dejes libre, es que lo quieres ver volando cada vez más alto, cada vez más lejos, más allá. Por eso, siempre que vuelves a mí lo haces no sólo porque quieres, también porque necesitas que te vuelva a atrapar.
La cáscara se rompe por completo, la palabra "celoso" retumba dentro de la habitación del hotel Silken. Este tipo tiene un miedo atroz a perder su pareja. Pero no pasa nada, supongo que todo el mundo siente lo mismo, ¿verdad, cobardes?Mía. Miísima. Más que mía y de verdad. Mía porque por mucho que te tenga, jamás te dejas poseer del todo. Porque te revuelves, porque te rebelas, porque te vas. Siempre que estás volviendo es porque te vas. Y está bien que así sea, está bien que sea yo quien te tenga que esperar. Yo que me había creído que jamás sería celoso. Hasta que hubo algo que temí perder, algo tan valioso, tan de verdad. Y a estas alturas de mi partido me descubro sufriendo cada vez que ya no estás. Este Otelo ya se deja de hostias. Esta Desdémona es de armas "tomar".
No me malinterpretes, no es que tema que les gustes a otros, o que ellos te puedan llegar a gustar. Sería lo lógico que les pasara, cualquier otra cosa sería poco normal (pausando, contundente). Si es justo lo que me ocurrió a mí al verte. Cómo no les va a ocurrir a ellos, cómo les voy yo a culpar. Y a ti aún menos, s-si lo que me apasionó de ti desde el principio es que fueras un arma de seducción pasiva, que me volvieras loco sin prácticamente pestañear.
La clásica técnica del pasivo agresivo, madre mía, ¡de cuántas refriegas me ha sacado esta actitud! Aquí Risto lo maneja muy bien, acepta su maldita suerte y como buen perdedor agradece a todo el mundo haber podido tener la oportunidad de jugar la partida. Esta técnica es perfecta, te sube al podio de lo moralmente irrebatible.Tampoco es que tema que me dejes, porque eso ya lo tengo asumido. Cada día despierto con la angustia de que ése es el día en que te vas a dar cuenta realmente de con quién estás. Es una sensación con la que me estoy acostumbrando a desayunar. Y cuando llega la noche y no ha ocurrido pienso en el regalo que el destino me ha hecho, dejándome disfrutarte 24 horas más.
Es que no sé si lo he dicho, pero mía. Toelrrato. Toeldía. Ya.
Está bien que Risto afronte sus miedos y que se arrodille ante su chica para que no le deje pero, joder, que deje en paz a los demás.Yo también he tenido amores increíbles, ¿¡qué te crees!? Es más, joder, incluso te diré más: no hay amores increíbles, desde fuera todos se ven lamentables y pomposos. Él lo sabe.Ahora está bajo el hechizo, cuando todo esto termine se dará cuenta de que, joder, tampoco valía tanto la pena todo esto de querer a alguien y hacer un vídeo sobre ello.Ojalá todo el mundo pudiese vivir un solo día lo que hemos vivido hasta ahora tú y yo. Yo, si un día acabamos, que sepas que será lo mejor para ti. Porque jamás te merecí del todo. Porque hay tanta gente mejor que yo, que jamás me creí que del todo fueras mía.
Descripciones, lo que se dice descripciones, no hay demasiadas en este texto. No sé si la tipa es una apasionada del primer disco de los Primal Scream o si prefiere los posteriores. O si se le da muy bien dibujar caras de elefantes o, por lo contrario, no tiene ningún tipo de gracia ilustrando animales. De hecho no sé nada de ella, sé tan poco que incluso podrías estar hablando de un gato o un televisor. Es más, no hay nada en este vídeo o carta que demuestre que Risto se está dirigiendo a un ser humano.Yo no soy un profesional de esto de las cartas de amor pero os garantizo que si a alguno de vosotros se le ocurre la locura de escribir una, sigáis la primer y más fundamental de las normas para las misivas amorosas: no escribirlas.Pero hoy sí.
Hoy soy mía y eres tuyo.
Hoy hacemos uno y cada uno de nosotros se multiplica por dos. Es lo que tiene ser mía, tan tuya y tan de nosotros.
Que para escribirte, describirte y prescribirte ya no me hace falta ni siquiera la palabra amor.