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Sexo

Archivo VICE: Cogiendo en público en San Valentín

El 14 de febrero pasado salí a coger en público con mi novia.

¿Qué hiciste el 14 de febrero pasado? Yo no pude darme el lujo de cenar en un restaurante rodeado de parejas tristes intentando recordar los días en que todas sus conversaciones no giraban en torno a sus muebles, y tampoco quise arriesgarme visitar algún bar lleno de solitarios desesperados por el Día del amor. Así que salí a coger en público con mi novia.

Aquí en Inglaterra cogemos en público muy seguido. Tan seguido que hay lugares conocidos como punto de encuentro entre gente que gusta del sexo en público. Pero tampoco soy una maldita máquina sexual obsesionada con la pornografía en busca de nuevas formas para venirme. Sólo soy un idiota con unas rosas, algunas tarjetas y una bolsa llena de conejitos de chocolate Lindt, que decidió manejar por las calles olvidadas en el campo en busca de hombres con el pito de fuera.

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Con la ayuda de una fotógrafa y mi amigo Sam –con un bat por si acaso– manejamos a Milton Keynes.

Encontramos el primer lugar a las afueras de un campo de golf, a unos quince kilómetros de MK. Este lugar es bastante conocido en los foros de internet sobre coger en público. En el camino nos encontramos a Smiley. El mundo moderno tiene demasiados cupidos, pero ninguno más efectivo que este hombre. Tal vez respire como un perro viejo con leucemia, no se entiende nada de lo que dice y se gana la mitad de su dinero quedándose con el cambio de las personas cuando el semáforo se pone en verde, pero me gustaría ver a alguien más intentando enamorar a las parejas en una helada noche de febrero.

Estas son las tarjetas que compramos. Que yo sepa, nunca he estado en compañía de un güey al que le guste coger en público, así que no sé si son tan inteligentes como para descifrar bromas visuales tan sofisticadas como ésta…

…o ésta. ¿Cómo escribes una tarjeta del Día del amor para alguien a quien nunca has conocido y que tu única intención es venirte en tu parabrisas antes de correr a casa y masturbarte pensando en tu experiencia? A veces "Feliz día del amor y la amistad" no es suficiente.

Nos fuimos por algo más musical con ésta.

Llegamos al lugar, y en un rincón alejado estaba esta pareja. ¿Puedes ver la silueta de mis jeans? En ese momento me sentía como un seaguller (el término en inglés para un voyeur que disfruta subirse al cofre y venirse en el parabrisas). A pesar de la crisis económica, las compañías de lavado de autos están saliendo adelante gracias a estos atrevidos pervertidos.

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Ver a dos personas coger en el estacionamiento de un pub cerca de Milton Keynes no evitó que nuestra fotógrafa Holly se pusiera "un poco artística". Esto es bastante sexy, ¿cierto? Como la portada de una novela a medias de JG Ballard o algo así. Para entonces ya nos habían visto a nosotros y a la cámara, pero con un verdadero estilo ballardiano, no les importó.

Sin pena, siguieron cogiendo.

Cada tanto el tipo quitaba su cara de sus tetas y nos echaba una mirada de "acérquense". Bajó la ventana y les dimos una rosa y un conejo de chocolate, y platicamos un rato. Dijeron que podíamos usar sus fotos siempre y cuando taparamos sus rostros y las placas del auto, lo cual fue muy amable de su parte.

Creo que estaban disfrutando la atención.

¡Mira el color de sus piernas! Si puede hacer que se le pare estando así, con este frío, es el rey de reyes. En este punto comenzó a gritarnos: "saquen sus pitos".

El Hombre #1 se vistió y se fue, así que la Mujer #1 nos invitó al calor de su ropa y de su coche. Rechazamos la primera invitación, pero aceptamos la segunda, y platicamos casualmente sobre cómo incluir el sexo en público en tu rutina diaria con los Black Eyed Peas de fondo. Después apareció este tipo de la obscuridad. Muchos grandes escritores de ficción han pasado capítulos enteros intentando capturar la primera mirada entre dos amantes. Creo que ninguno, incluyendo a Will.I.Am, lo imaginó así. Parece que "siente" que "esta noche será una buena noche". Nosotros no, así que salimos del auto.

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El segundo cogedero al que fuimos estaba a unos siete kilómetros, en un estacionamiento sobre la A421 hacia Buckingham. Creo que no tiene punto intentar encubrir la identidad del Área de picnics en Brogborough. La policía la conoce bien como una zona de sexo en público, y la pareja que nos topamos antes nos prometió "mucha diversión" en ese lugar, incluso en una helada noche de febrero. Apagamos las luces y nos quedamos en la obscuridad escuchando a Chet Baker un rato, pero nos cansamos de eso, así que salimos con nuestra lámpara y encontramos toneladas de empaques de cigarros vacíos…

Y esta nota: "Puta de TV que le gusta que la usen, ahora le gustaría ser grabada, así que escríbeme al 07768926288 y dime cómo me usarías".

Después apareció este tipo. No vio las luces cuando metimos el freno (el sutil código de los cancaneros para "Soy gay") así que hicimos parpadear las luces interiores un rato, antes vernos envueltos en un estúpido juego de código Morse con luces. Nos echaba las altas de regreso, pero no se bajó de su auto incluso después de que pretendimos tener sexo con Holly sobre la mesa de picnic, así que para romper el hielo le dimos una tarjeta y un conejo de chocolate. Nos dijo que estaba esperando a alguien. Diez minutos después salió volando; nos había mentido. Lo perseguimos.

Rebasó un camión en una curva y lo perdimos en esta vuelta. Para cuando llegamos sólo estaba nuestra tarjeta, tirada en la calle :(

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Desamparados y sintiéndonos rechazados, tomamos el camino de regreso a Londres. Habíamos escuchado de un "Carril de los Enamorados" junto al río en Chiswick. Esta es la vista del río. Bastante linda. Pensé: "Algún día quiero coger con alguien en un auto en este lugar".

No hubo mucha actividad en Chiswick. Creo que llegamos tarde. Eventualmente, este ciclista que había estado recorriendo la calle nos alcanzó frente a la entrada al Club de Rugby de Chiswick, así que le parpadeamos nuestras luces interiores y se acercó. Puedes juzgar su reacción a nuestro flash en las siguientes tres fotos. ¡Qué imagen!

Nos dijo que nos "meteríamos en problemas" con un acento amanerado de Europa del Este, antes de mirar nuestras placas durante una eternidad y perderse en la noche. Espero que hayas encontrado el amor, ¡maldito ciclista comunista!

Dulwich fue el lugar más macabro, y por eso, el más divertido. Ya no teníamos conejos de chocolate, así que tuvimos que bajarnos en una estación de servicio y comprar algunos Ferrero Rocher, algo afortunado porque creo que este tipo era el embajador del sexo en público.

Fue muy modesto y no quería publicidad. Después de seguirlo hasta el final de la colina, una patrulla nos detuvo porque nuestro auto parecía un "vagón de fiesta". Tuvimos suerte de que no nos pasaron báscula porque ya estábamos cansados y nuestros rostros estaban cubiertos con ese extraño sudor de coche. Tampoco había muchos lugares donde esconder el bat de Sam. Nos fuimos a casa, nos limpiamos tanta vergüenza y nos metimos en cama demasiado cansados para coger.