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Si Virginia Woolf pedía una habitación propia, Kathleen Hanna continúo su legado reclamando un espacio en el pogo, en la primera línea de fuego de la contracultura punk. Su “girls to the front” fue el mantra de una de las bifurcaciones del feminismo de tercera ola, la llamada “revolution girl style now” o riot grrrls a secas. Al frente de su banda Bikini Kill -junto a Tobi Vail del pionera zine Jigsaw, ¡que aún se puede consultar! , aparecía con la palabra slut (puta) pintada en el cuerpo, precediendo lo que ahora se llama SlutWalk o marchas en contra de la cultura de la violación.
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Como cualquier otro movimiento, las riot grrrls también tuvieron sus detractoras. Las mismas Bikini Kill se disolvieron y lo abandonaron cuando, al volver a Olympia después de una larga gira, se encontraron con que sus premisas originales se habían tergiversado. Y el resto de la historia seguro que ya la conocéis: Kathleen fundó la banda Le Tigre donde amplió su lucha a los colectivos LGTB con el mensaje, a lo Emma Goldman, de “la revolución será bailada”, le detectaron la enfermedad de Lyme –de la que habla en su documental The Punk Singer– y ha recuperado lo que inicialmente era su proyecto en solitario, The Julie Ruin, ahora con Sara Landeau, Carmine Covelli, Kenny Mellman y la bajista Kathi Wilcox de su primera banda.
Y, menuda casualidad… ¡resulta que hoy editan su segundo disco! Que no os engañen esas voces y colores chillones o sus líneas synth-pop, porque en él hay el habitual mensaje peleón, que una no deja de ser la Pasionaria de la noche a la mañana. Hit Reset (Hardly Art, 2016) es Kathleen Hanna bailando encima de sus tripas, abierta en canal a través de sus letras, sacando algo valiente y bonito de toda esta sangre. Ahora bien, para que no se escape nada de lo que cuenta, tal vez deberíais conocerla mejor. Así que aquí va una guía de curiosidades que van más allá del archiconocida pelea con Courtney Love en el Lollapalooza de 1995 o del graffiti que inspiró a Kurt Cobain.
EL CAMPO DE PRUEBAS
Bikini Kill se ha coronado como uno de los mejores grupos de los 90s, pero no fue la primera banda de Kathleen Hanna. Antes tocó con Amy Carter, en homenaje a la hija activista de Jimmy Carter, junto a Tammy Raey Heidi Arbogast. Rae era, al lado de Hanna, la co-fundadora de a galería Reko Muse en Olympia, donde actuaron la mayor parte de las veces. La formación no llegó lejos, pero luego derivaría en el fanzine queer “I <3 Amy Carter“ sobre la importancia de tener modelos femeninos a seguir, que se editó entre 1992 y 1995.
¿Qué tal sonarían? De los que aún se puede escuchar un breve EP, es de Viva Knievel, segunda banda que Kathleen formaría con Zeb Olsen y el futuro guitarra de Bikini Kill, Billy Karren. Ésta fue la auténtica semilla, pegad el oído.
NO HAY MITO QUE VALGA
Kathleen Hanna bailando para Sonic Youth
“Cuando estoy con gente nueva a la que no he conocido antes, me asusta que pueda ser una decepción constante para ellos, porque soy una persona totalmente diferente fuera y dentro del escenario” le contaba Kathleen a Kim Gordon en esta conversación, dónde además admite que a pesar de ser considerada un icono ha pasado momentos de pobreza ( “¿dónde está mi carretilla llena de oro?”).
Kathleen no defiende la mitomanía ni en el nombre de su sello Kill Rock Stars (del que NOFX hicieron mofa) ni sus propios principios, así que su nueva canción “Mr. So and So” es una crítica al fetichismo del feminismo y a los años en los que fue “encumbrada como una feminista, cuando era una simple músico.”
SIBYL VANE + LE TIGRE@ SALA APOLO (BARCELONA, 2005)
Le pedimos a Rocío de Sibyl Vane que nos cuente qué recuerda de esa noche:
“Las que me conocen saben que no tengo memoria. Bueno, si tengo, pero es terrible. Y muy selectiva. El algoritmo consiste en recordar todo aquello que no sirve para nada. De cuando tocamos con Le Tigre… ¿Fue quizás la primera vez que tocamos en el Apolo? Recuerdo morir de la emoción al ver el autobús aparcado en Nou de la Rambla y fantasear un rato con la idea de poder girar durante tanto tiempo. Lo de lucrarnos con la música nunca me importó, pero ¡aaaaaay! las giras. Luciana y Padi eran (y son) de mis personas preferidas así que saltar a la carretera siempre era una buena idea.
Después del concierto, su tour manager nos invitó a conocer el bus por dentro, así que empezó la segunda ronda de fantasía. Creo que fue ahí cuando le sacamos a Albert Guardia (La Castanya, Nueva Vulcano) una foto con JD en la que parecían gemelos. JD era sin duda la más accesible y simpática. Con los años me la he encontrado un par de veces y siempre se ha tomado el tiempo de seguirme el rollo. Coincidimos con ellas sobre todo antes del concierto, ellas en el camerino, nosotras en el pasillo. No podíamos entrar, pero desde fuera las escuchábamos calentar la voz. En una de esas me armé de valor y le pedí a Kathleen Hanna que me firmase la portada de mis discos de Bikini Kill. Creo que me odió, pero todavía lo tengo guardado.
Nunca fui tan fan de Bikini Kill en lo musical pero sí de su manera de pensar y hacer las cosas. ( Bratmobile y Quix*o*Tic eran mis preferidas.) Es muy frustrante como las categorías de géneros siguen siendo infranqueables: un grupo de chicas siempre será un grupo de chicas. Te obligan a jugar en otra categoría aparte. Ahora ya no lo haría así, pero por aquel entonces todavía creía que la música era un espacio libre paralelo al mundo real. Nuestros amigos músicos jamás nos discriminaron, al contrario, siempre nos sentimos muy incluidas pero por parte de la prensa era un desgaste constante. ¿Enserio, tener tetas te convierte automáticamente en una riot grrrl?”
A lo que Padi añade:
“Intentábamos ser un grupo, no un grupo de chicas. Nunca explotamos nuestra feminidad en el grupo. Estaba implícita (obviamente) en todo lo que hacíamos. Para mí eso era en sí ser radical. Y de hecho aún lo es.”
EL PÚBLICO MÁS BESTIA…
Le Tigre en la sala Apolo de Barcelona
… fue el de ese día en la Sala Apolo. Johanna Fateman de Le Tigre escribió en el blog de la banda: “En términos del comportamiento arriesgado de la audiencia, ¡Barcelona se lleva la palma!”. Hubo desnudos, sexo oral y espectáculos varios que detallan aquí.
INCURSIONES EN EL TERRITORIO ENEMIGO
Que Hanna participe en la canción “A Moment with Kathleen” de Mykki Blanco o, incluso, en “Letterbomb” de Green Day es de conocimiento popular, ¿pero sabéis que escribió “Just My Kind” para Christina Aguilera? ¿Y que la línea “You get so emotional, baby” de “Double Dare Ya” la robó de Whitney Houston? Por si fuera poco en 2008 coló “Rebel Girl” al videojuego Rock Band: ¿rebeldía o marketing? “Tenia un doctor en D.C. que me estaba salvando la vida, me gasté al menos 100,000$ en ese tipo, así que os jodan, hasta vendería una canción a Star Trek para recuperar ese dinero.”
¡NO CONFIES NI EN TU PROPIA MADRE!
Eso le dijo la madre de Kathleen Hanna, mientras la dejaba caer de espaldas en ese juego de lanzarse al vacío para que el otro te recoja, pero en realidad fue una gran influencia para ella. En este nuevo álbum le dedica “Calverton”, porque “no pudo salvarme del abuso, pero me ayudó a sobrevivirlo” . Trabajaba enfermera psiquiátrica y los fines de semana atendía llamadas de víctimas del maltrato. De ahí, Kathleen cogió la afición de catearse con personas de todo el mundo: “tengo los mismos amigos por correspondencia que hace 25 años. Empecé a contestar cartas porque me había formado como consejera en caso de asalto sexual. Les quería animar a que buscasen ayuda local, no solo en la cantante de una banda cualquiera.”
DESMONTANDO EL TÓPICO DE LAS STRIPPER
“Era un trabajo horrible. Me siento muy ofendida cuando la gente lo engloba en el feminismo. Hay un monstruo Frankenstein que salió de la escena riot grrrl y que siempre me ha molestado, que dice que el trabajo sexual es a) erótico, b) exótico. […] Quiero que la gente sepa que es un profesión de mierda, degradante y que había mujeres que me doblaban la edad y que estaban allí trabajando por sus hijos. Así que le jodan a toda esa gente que lo probó durante cinco minutos para luego escribir de ello. Es clasista reírse de las mujeres que tienen que trabajar de ello llevando un disfraz.” Así narró para The Guardian el verano que, por falta de ingresos, tuvo que pasar haciendo de stripper en Portland.
EL FORREST GUMP DEL INDIE ROCK
“Soy el Forrest Gump del indie” bromeaba hace poco en una entrevista para Spin, dónde también cuenta que ha escrito un episodio piloto para una serie que protagonizará la humorista Bridget Everett –de la que se confiesa fan a nivel deadhead– y va a llamarse “Bridget Drives the Bus”. Las personas con alta consciencia política o, en su caso, de género, tienen un igualmente grande sentido del humor. Echadle un vistazo a esto.
¿ADAM ANT O AD-ROCK?
De adolescente estaba enamorada de Adam and the Ants , así que cuando le dijo a su madre que tenía un romance con un músico famoso llamado Adam, ella se pensó que hablaba del icono del glam británico, en vez de su actual marido Adam Horovitz (Ad-Rock de los Beastie Boys).
¿Y QUÉ PASÓ CON LOS FANZINES?
A través de los fanzines -igual que en la escena del punk y el hardcore- se tejió esa red neurálgica que llegaba de Olympia a la Manga del Mar Menor dónde Hello Cuca hacían su fanzine “Miau”. ¿Pero dónde están ahora? Kathleen donó toda su colección a la Fales Library de NYU: “Un amigo mío que trabajaba allí me preguntó si quería guardar toda mi mandanga, así que le di los originales del fanzine Bikini Kill, de otro que escribí sobre Evan Dando y otro que iba sobre la adicción. Pensé, si las cosas de Richard Hell están ahí, ¿por qué no poner también las mías?”