Ser futbolero en México es como una ley de vida. Este deporte va más allá de todos los límites; el que no es profesional acusa a un problema en la rodilla por no haber logrado su sueño; el que prefiere ser espectador se declara fanático recalcitrante, pero quien dice ser un seguidor “común y corriente” es visto como un bicho raro.
Esta situación es parecida en los clubes, sobre todo entre los de Primera División. La mayoría tienen una disputa muy particular por ser el más querido de México; otros prefieren apuntalar por ser el de mayor amplitud a nivel corporativo y deportivo.
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“Pachuca es el equipo de México”, fueron las palabras que emitió Pelé en el 2004, durante una entrevista para el programa Tuzzocer. Nadie esperaba que “el Rey” se refiriera al equipo de la Bella Airosa de tal manera. Lo que jamás imaginó fue que desataría una guerra entre equipos, pues sus palabras calaron profundo en el ego del Guadalajara, el único club conformado por jugadores mexicanos.
¿Pero cómo una institución en cuyo plantel existían colombianos y argentinos podría considerarse como tal? Interrogante que surgió una y otra vez en el seno de la directiva rojiblanca, misma que se ha empeñado en manifestar que su equipo es el que debería llevar tal mote.
Edson Arantes do Nascimento quizá no estaba equivocado. Sus palabras se enfocaron en lo que Grupo Pachuca estaba logrando en el país. Siendo una institución de provincia, logró que el equipo tuviera un auge importante a nivel nacional, sobre todo por la incursión de diversas fuentes de trabajo en Hidalgo, mismas que fueron reflejadas a nivel institucional con la creación de empresas como Tuzoccer, Tuzomanía, Tuzoplaza, entre otras, y que ayudaron a que la economía de Pachuca incrementara.
Por si esto fuera poco, forjó también una base estudiantil gracias a la creación de la Universidad del Futbol y el Alto Rendimiento Tuzo, complejo único en el país en el que los jóvenes pueden jugar futbol mientras se preparan a nivel primaria, secundaria, bachillerato o licenciatura.
Con el paso de los años, el cuadro hidalguense levantó en materia deportiva. El 2006 fue el año que marcó a la institución gracias a su cuarto título de liga y al campeonato de la Copa Sudamericana, mismo que ningún otro equipo mexicano ha podido conseguir. Un año después sumó su quinta estrella en el torneo local; además, se adjudicó la Interliga y la monarquía de la Concachampions.
Mientras todo esto sucedía, Jorge Vergara Madrigal, propietario de Chivas, veía el tiempo pasar. Su equipo pasó por un bache futbolístico luego de proclamarse campeón del Apertura 2006. Parecía que la obscuridad había llegado a Verde Valle, complejo en donde el club entrena a diario.
Por su parte, si algo puede rescatarse es el impulso de Grupo Omnilife, mismo que pertenece a Vergara Madrigal y que incluso en un momento se convirtió en prioridad para el directivo, quien decidió utilizar el naming de su propia empresa, para el nuevo estadio de Chivas, en 2010; sin embargo, seis años después, se le cambió el nombre por problemas nupciales legales.
Pero no todo es a nivel empresarial; en el ámbito deportivo también hay una fuerte disputa. Mientras los Rojiblancos presumen de tener un plantel compuesto al cien por ciento de mexicanos, los Tuzos alzan la voz por ser una de las canteras más destacadas de los últimos años.
Chivas dejó ir a Javier Hernández Balcázar al Manchester United en 2010; Pachuca cedió a Héctor Herrera al Porto en el 2013. Chivas vendió a Marco Fabián al Eintracht Frankfurt en 2016; Pachuca concretó la venta más elevada en el futbol mexicano al pasar a Damm a Tigres (ocho millones de dólares, aproximadamente).
Actualmente, ambos equipos son bases de selecciones menores; sin embargo, los de la Bella Airosa poseen jugadores de mayor proyección, siendo algunos de ellos la base de selecciones juveniles y contando con apariciones en el combinado mayor: Hirving Lozano, Erick Gutiérrez y Rodolfo Pizarro han robado todos los reflectores, mientras que Erick Torres y Carlos Fierro, surgidos del cuadro tapatío, ya no forman parte del equipo.
Ser el equipo de México va más allá de tener una plantilla conformada por elementos aztecas. Se debe dejar en alto el nombre del país en todos los aspectos, porque sí, representar a la pasión del país, en cualquier ámbito, es lo que te da el mote, más allá de si lo dijo o no uno de los mejores futbolistas de la historia; eso se va forjando día a día.