La guía VICE para heteros de cómo comportarse en bares de ambiente

Una de las cosas que más molan de la discoteca más potente de cualquier ciudad es que, hoy en día, los gays son bienvenidos. Pero con la aceptación viene la responsabilidad, y a lo largo de los años los fiesteros gays han tenido que aprender las claves de cómo desenvolverse en un ambiente mayoritariamente hetero sin molestar a nadie. Es un mundo de heteros, es lo que hay.

Desgraciadamente, no se puede decir lo mismo cuando un hetero se presenta en un local gay lleno de amigos interesados en personas de su mismo sexo. Nos encanta que los heteros se vengan con nosotros, de verdad, pero voy a romper algún tópico sobre aquellos castizos que olvidan cómo comportarse cuando ven una bandera arcoiris en la pared. Para nuestro propósito hablamos de bares masculinos gays, sabiendo que los bares de lesbianas, al igual que los pandas en libertad y las buenas sesiones de folk acústico de mujeres, son muy difíciles de encontrar.

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Tu vagina no tiene ningún poder.

Esta es la lección más importante que las chicas han de saber antes de dar un paso en los dominios maricas (a no ser, claro, que se trate del mítico bar de lesbianas). Las mujeres están acostumbradas a entrar en pubs de primera sin pagar entrada, a ser atendidas rápidamente y a que se les permita cualquier cosa que se les pase por la cabeza. Esto es precisamente porque, de no haber mujeres, los hombres no irían a ponerse ciegos e intentar zumbárselas. Todo dios está pensando en los cachetes del personal. Justo al contrario que en los bares gays. Las mujeres perreando son casi invisibles en una fiesta gay. Tienen que hacer cola para unos servicios diminutos (petados probablemente de tíos y drag queens), no molestar al DJ con peticiones musicales, y el camarero (probablemente sin camisa) las atenderá de las últimas. Enhorabuena, chicas, así es como se sienten los hombres en los bares hetero. Ahora solo hace falta que os acostumbréis a ello y no joder y molestar porque nadie os ponga en un pedestal (o permita que bailes en una plataforma de gogó). Probadlo aunque sólo sea una noche. Aún eres guapa y especial, pero nadie te va invitar a una copa ni invitarte a la sala VIP. Nadie quiere acostarse contigo aquí. Nadie quiere follar contigo, así que basta con que aprendáis a joderos vosotras mismas.

¿Recordáis cuando dije que nos encanta que los heteros vengan a nuestros bares? Bueno, pues no siempre es así. Hay locales a los que no queremos que vengan. Por lo general se trata de bares donde los chicos van para liarse con desconocidos y montárselo en un rincón oscuro. No vengáis a estos sitios. No importa lo que digan tus amigos, no pintas nada en El Pilón o cualquier otro local con el nombre de órganos reproductores masculinos, o algo tan ridículamente macho como Rawhide, Truck o Woody’s.

El bar

Los chicos a los que les gustan los chicos van allí para pillar cacho, y cuidar de los heteros no aporta nada a ese fin. Cuando aparecen tus amigos allí es hora de se vayan… a tomar pizza, o a pillar un taxi a casa. También pírate de cualquier lugar llamado El Águila Solitaria, a menos que quieras ver a un montón de osos con arneses y otros complementos de cuero echándote miraditas mientras se pegan tirones unos a otros.

A nadie le gusta un espantapollas

Evitar que tu “mejor amigo gay” se enrolle con alguien es pecado capital, aunque estés en una especie de lounge mixto, dance club o tugurio infecto. Si algo pasara, tú estás ahí para ser un apoyo, un colega. El problema es si nadie quiere tener sexo contigo. Esa es la razón por la que es mejor ir a un bar gay con una pandilla de gays: si uno de los chicos tiene suerte, puedes prestar atención a otra cosa. No seas el obstáculo que impide que el amor triunfe solo porque necesitas que alguien baile contigo la canción de Robyn que está sonando. Si percibes el amor juvenil brotar, sal de enmedio, o discúlpate y ve a hacer una llamada.

Acceso de chicas denegado

Chicas, no nos importa ir a fiestas de solteras, porque nos encanta apoyaros como amigos incluso si vemos un poco insultante (o genitalmente incorrecto) que os empeñéis en llamarnos “una de las chicas”. De cualquier modo, si no te conocemos no tenemos ningún interés en ir a las fiestas. Esto significa que os mantengáis lejos de los bares gays. Sabemos que queréis mirar a los strippers, pero tenéis que encontrar dónde pueden hacerlo las mujeres. Id a Chippendales, o a Thunder, o a Down Under, o a algún local de striptease llamado Danglers que sea lo que buscáis, chicas. No os presentéis en un bar gay de striptease cualquiera y os pongáis a gritar y hacer ruidos y echar todos los prejuicios a un lado para meter un billete de 20 por dentro de un taparrabos de spandex. Para ti será solo una noche loca, pero para nosotros es nuestra vida. Por favor, respétala, y llévate tu rabia de altísimos decibelios a algún sitio donde puedas tener tu “gran día”.

Las manos quietas.

De acuerdo, chicas, hagamos un trato. Nosotros no os tocamos las tetas si vosotras dejáis de palparnos la chorra. Sabemos que es interesante para vuestras partes femeninas tener unas impresiones, pero eso no significa que tenga que haber algún tocamiento inapropiado. No queremos que nadie en público se nos amarre al miembro a menos que os invitemos a ello, así que, por favor, manos quietas.

A cambio, intentaremos resistirnos a tocaros las tetas. Es duro para un gay dejar las tetas tranquilas porque son algo extraño y disfrutable (por algo son tan populares) pero nos mantendremos alejadas de ellas a no ser que digáis lo contrario. Lo que tampoco significa que nos cojáis las manos y las pongáis ahí. Las vuestras podrían no ser el tipo de teta que nos interesa.

Esto para los caballeros

OK, heteros, sólo porque estéis en un bar gay no significa que os guste incrustaros pollas en el culo. Puedes dejar de toquetear a tu novia como si fuera una especie de seguro de tu heterosexualidad y sumergirte en un mar de receptividad anal. No hace falta que la tengas cogida de la mano y te líes con ella para proclamar a los cuatro vientos tu condición sexual. Es un poco insultante. Y deja en paz la luz del móvil. Si quisiéramos ver heteros enrollándose iríamos a cualquier otro sitio, como todo el mundo.

Donde fueres haz lo que vieres

Que los gays de un bar sepan que un chico es hetero no significa que no puedan ir a por él. De hecho, probablemente aumente la probabilidad de que más gente quiera charlar con él. ¿Sabéis de la atracción de los chicos heteros por la acción chica-chica? Pues los gays sienten algo parecido con los heteros, sabiendo que querrán intentar ponerte cachondo. (Eso si no eres feo, en tal caso estás salvado). Deja que ese pobre alma confundida crea que te está poniendo burrísimo. No te sientas insultado. Incluso puedes flirtear un poco para conseguir un par de copas gratis. Que no estés interesado no quiere decir que no puedas ir a por todo lo bueno que él tenga. Por lo menos una chica lo habrá hecho ya antes, ¿verdad? Si tu pretendiente sigue presionándote o se vuelve tocón, no le pegues un puñetazo en el estómago. Toda la sala se giraría y te llamaría “represor” más rápido de lo que puedes decir “Aranda de Duero”. No; tírale tu bebida a la cara como si estuviérais un episodio de Dinastía. No solo solucionará tu problema sino que probablemente ganarás un montón de nuevos amigos.

Y no te pidas un Cosmopolitan.

En serio, ya no estamos en 1997 y tú no eres la maldita Carrie Bradshaw. Relájate y ve a pedirte una vodka o una birra, como todo el mundo.

@brianjmoylan