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Comida

Una fonda tijuanese sustituyó los tacos por comida haitiana

En la Fonda Dulce, en Tijuana, ya no hacen frijoles y ni tacos, ahora pasan el día cocinando recetas originarias de Haití, como sus nuevos clientes.

En la Fonda Dulce, en Tijuana, ya no hacen frijoles ni tacos, ahora pasan el día cocinando recetas originarias de Haití, como sus nuevos clientes.

Los seres humanos, como los otros animales, migramos, pero no es el frío el que nos obliga, sino la necesidad de buscar nuevos lugares para vivir mejor. México es el paso al norte y al "sueño americano", hace algunos meses en la frontera noroeste hay una crisis humanitaria debido a la llegada de miles de haitianos, pero hay quien ha sabido sacar provecho de la situación y de paso, ayudar a los inmigrantes.

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Faustina Rosalía Castillo y su esposo José Luis Bernabé, dueños de la "Fonda Dulce", tiene su local ubicado cerca de la oficina Atención al Migrante en Tijuana, en la calle Ocampo, así que el ir y venir de personas de distintas nacionalidades no es raro, pero si notaron que había una nueva comunidad y comenzaron a cambiar el menú mexicano hasta sustituirlo con nuevas recetas caribeñas.

Una mujer haitiana les pidió a Rosalía y José Luis espacio para cocinar ahí sus alimentos y ella misma les dijo que sus compatriotas buscaban donde comprar comida, así comenzó la unión entre esta fonda y la comunidad de Haití varada de Tijuana. Hoy venden un plato con arroz —cocinado con mucho ajo y frijoles– acompañado de pollo cocido y luego frito aderezado con especias como clavo y chile habanero (endémico del Caribe). Todo se prepara como la cocinera haitiana ha implementado y la ración tiene un precio de $40 pesos.

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El barrio "haitiano" está cerca de la llamada 'zona de tolerancia', llena de bares y sórdidos locales de table dances. Según Proceso, en los últimos meses han llegado a México 15,000 personas originarias de Haití aproximadamente, de las cuales más de 5,000 ya consiguieron entrar a Estados Unidos sin visado y otras miles —algunas ubicadas también en Mexicali— quieren conseguir una cita con la oficina estadounidense de Aduanas y Protección Fronteriza. Y mientras esperan, quieren comer algo que les recuerde su país, pues su viaje aún no concluye (la gran mayoría vienen desde Brasil y entraron por Tapachula, Chiapas).

La crisis se agravó porque en octubre pasado, el gobierno de Barack Obama anunció que ya no recibiría a más haitianos sin visa y que si éstos se arriesgaban a cruzar como ilegales podrían sufrir una deportación inmediata. La única vía que les queda es comprobar la necesidad urgente de asilo político.

Para colmo, se han reportado algunos grupos como el Frente Nacionalista de México que han hecho campaña para expulsarlos. Aunque parece que la victoria de Donald Trump, que posiblemente complicará más los flujos migratorios y las relaciones bilaterales, suavizó la postura del gobierno mexicano. Según Wilner Metelus, presidente del Comité Ciudadano en Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos, Humberto Roque, subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaria de Gobernación se comprometió a no deportar a los extranjeros establecidos en Tijuana.

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Mientras continúan las conversaciones entre políticos acerca del futuro de los haitianos en México, ellos hayan consuelo en un plato de arroz con pollo de la Fonda Dulce.