Dentro del extraño mundo de los clubes para menores de 18
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Música

Dentro del extraño mundo de los clubes para menores de 18

Una influencia corruptora en una generación perdida.

Una vez que entras al club por primera vez, una parte de ti nunca se va. Esa primera gran noche es un rito de paso de buena fe. Para mucha gente el proceso toma lugar aproximadamente a los 17 años, cuando se juntan con algunos amigos con identificaciones falsas para pasar una noche en grupo abrazándose, chocando el puño y tomando unas chelas. Pero para otros, llega mucho antes. Desde hace décadas, un selecto grupo de clubes nocturnos británicos ha intentado convertir los viejos clichés de de las políticas de puerta cerrada, renunciar a los matices de códigos de vestimenta y salir como completos iconoclastas en el status quo. Estas noches buscan atraer a un grupo demográfico que hasta ahora ha sido rechazado por la élite nocturna: los niños.

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Para ser claros, no estoy hablando de clubes en callejones de mala muerte que dejan entrar a bebedores menores de edad con esperanzas de volver a llenar sus vacíos lugares. Estoy hablando de los sitios en la isla que lo hacen de manera apropiada. Estoy hablando de las noches para menores de 18, libres de alcohol, con "reglas de juego" y llamativos sitios web con aprobación legal del consejo. Noches que tienen políticas de protección para niños y una agenda con los números telefónicos de los padres para poder llamarlos en cualquier momento. Noches que, por una noche, revisan tu identificación para verificar que seas menor de edad, antes de alborotar tu cabello y te dejen entrar a través de sus doradas puertas.

Las noches por debajo de 18—o Nappy Nights—han estado ahí por décadas. La más popular se lleva a cabo en un brillante club como Pryzm, o sus equivalentes en pequeños pueblos, a veces incorporando pirotecnia, aparición de celebridades y lo más sonado de la música; pero en años recientes, se han puesto a disposición de los jóvenes una diversa lista de opciones. Noches como "Pop, Bubble, Rock" en Manchester y la "Pulp Party" se centran en competencias, regalos y DJs que aman el indie, mientras otras noches como "Retrospekt" en Brighton, actúan más como noches proto-warehouse, con un público entre los 15 y 16 años recibiendo un agresivo dubstep y Chupa Chups gratis.

Para dar un contexto personal, te cuento sobre mi primera Nappy Night. Recuerdo distintivamente estar sentado en el asiento del pasajero del Ford KA de mi mamá, mi mejor amigo venía atrás, el auto circulaba por Oceana para encontrar un punto donde dejarnos. Había una energía salvaje y eléctrica en el aire, una masa de gente que se expandía y zigzagueaba entre los súper clubes tecnicolor que se forman en la costa de Bristol. Recuerdo voltear a ver a mi mamá mientras salíamos del auto, dando palmadas a la bolsa de mi pantalón para asegurarle que mi 3510 estaba cargado, tocando el techo del carro porque había visto a los adultos hacerlo en TV, para después cerrar la puerta y desaparecer en el mundo adulto.

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Recuerdo la principal pista de baile. Parecía expandirse de forma infinita, la multitud brincaba con el pulso sintético de "Whistle Song" de DJ Alligator. En la esquina había una pista más pequeña, un reflejo de su prima mayor, y una que se levantaba cuando te parabas en diferentes partes de ella. Tomamos fotos de las siluetas de nuestros pies contra los colores y fotos de nosotros saltando de arriba abajo y entonces nos dirigimos hacía la verdadera pista de baile para experimentar ser un chico mayor.

Dentro de Oceana, las bebidas eran efervescentes y las emociones llegaron baratas. Parecía que todos los que conocía estaban ahí y periódicamente incluso nombres grandes se unían a la fila para correr por las escaleras con alfombra. Y corrimos, corrimos por todas partes esa noche. Me imagino que si hoy en día corriera por todo un club, terminaría vomitando.

Imagen vía Youtube.

Esto puede sonar como diversión inofensiva, pero las noches dirigidas a un público menor de 18 son un tema general de burla. En Bristol, por ejemplo, un juez realizo un discurso personal contra ellas, declarando que "es muy inocente asumir que [los chicos asisten] no serán tentados a comportarse de una forma que pueda ser dañina o los dañe." Mientras tanto en Shropshire, un grupo de Pastores Cristianos condenaron las prácticas después de que un adolescente fuera enviado al hospital por envenenamiento con alcohol en el renombrado club del pueblo, Crush. Estas preocupaciones no son de sorprender cuando la seguridad de los chicos está en la hoguera, pero los promotores y grupos jóvenes han sido rápidos para responder, enfatizando que los salvaguardias son puestos en lugar para asegurar el bienestar de los niños. Luminar, los entonces dueños de Oceana en Bristol, publicaron un comunicado, mencionando que ellos han realizado por siete años noches similares sin tener incidentes y siempre trabajan en acuerdo con las autoridades locales para mantener la seguridad de todos los asistentes. De forma similar, en Telford, el dueño de un club, Costas Vanezi, se proclamo en Street Pastors con una declaración hacía la prensa local, mencionando que "otros lugares como los cines están abiertos hasta tarde y tienen a personas de 16 o 17 años en ellos." No puedes discutir con hechos.

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Sin embargo, a pesar de la reacción violenta, las Nappy Nights están creciendo en escala y ambición, y la idea no parece debilitarse. Eventos como Evoke en Chelmsford prometen no sólo luces UV, sino apagones y caídas de globos—y su clientela parece estar más sedienta de nuevos gimmicks, capacidades más grandes y DJs más importantes. Solo, por debajo de la escala de los eventos, y su percibida amenaza social, ¿Qué es lo que realmente está pasando? ¿Son las Nappy Nights un signo de una generación que ha olvidado cómo ser joven, o simplemente una excusa para que un club nocturno haga algo de dinero extra una noche de escuela?

Foto cortesía del autor..

Durante mi investigación para este artículo, mirando en mis archivos personales, me topé con esta foto mía en una noche para menores de 18. Es una foto que resume el extraño circo, mejor que los padres, promotores o mis recuerdos. Es el máximo cuadro de lo que se trata una Nappy Night. No era un niño metiendo cosas a la pista de baile, u orinando en un auto al dejar el club. Era, en efecto, la silenciosa mayoría.

Es la fría o fresca pintura en el rostro, las palomitas siendo arrojadas hacia ti desde un cañón de aire y un DJ gritando en lo oscuro mientras el sol aún brilla afuera. Claro, ocasionalmente pueden llegar a los titulares por la razón equivocada—y si un fotógrafo de club haciendo imágenes de una chica de 13 años tratando de hacer twerk son cosas con las que uno nunca debería sentirse confortable—pero en su mayoría estas noches tratan sobre la novedad de ser un niño en un ambiente de adultos. Esa ventana en el tiempo donde los prospectos del futuro son más emocionantes que cualquier cosa pasando en el ahora. Donde los clubes nocturnos eran palacios, y pensar en crecer no parecía algo malo.

Que es el por qué aún recuerdo mi primera Nappy Night. Encontré mi lugar en un mundo nuevo, era Adrián Mole saliendo en una camisa de poliéster, un inseguro adolescente en un sitio con volumen muy fuerte como para importarle. Entonces daban las 10:50 PM, me dirigía a la salida al lugar donde nos habían dejado y subía al auto de mi mamá. Para las 12 ya estaba en cama, soñando con el resto de mi vida.

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