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el universo de las drogas

Combinaciones sinérgicas populares: mezclas de sustancias para potenciar sus efectos

LSD, MDMA y Ketamina; hongos y opio; heroína y tabaco.

Primero entendí cómo la cannabis podía realzar los efectos del ácido o el tabaco extender los efectos de la heroína. Después descubrí que la gran nube de modelos cambiantes que componen la neuro-farmacología ayudan a entender, predecir y aprovechar estas interacciones y propiedades de los mensajes químicos y los “paraísos naturales” que pueden llegar a desencadenar.

Hay una gran variedad de interacciones entre sustancias psicoactivas —con otras sustancias psicoactivas y hasta comida, condimentos y especias—. Es importante conocer y entender estas interacciones para poder controlarlas, aprovecharlas como herramientas y no enfrentarse a situaciones inesperadas o trágicas que terminen en la sala de urgencias.

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(Puedes consultar a ojo de pájaro la increíble gráfica de interacciones que TripSit realiza en distintos idiomas y junto a una serie de herramientas educativas de reducción de daños aquí)

Lógica básica

Algunas partes de este tipo de alquimia psiconáutica responden a una lógica bastante sencilla. Por ejemplo, una sustancia estimulante combinada con otra sustancia estimulante normalmente suma y amplifica sus efectos. De igual manera, sustancias depresoras combinadas con otras sustancias depresoras generalmente aumentan sus efectos, lo que tiene una mayor influencia en el sistema nervioso central y llevan a un mayor riesgo de sobredosis.

En el caso de los depresores (que van desde los relajantes musculares y pastillas para dormir, pasando por el alcohol y la heroína, hasta las anestesias como el cloroformo, el óxido nitroso, etcétera) la suma de los efectos de dos o más sustancias depresoras pueden disminuir en su totalidad la actividad del sistema nervioso a tal grado que hasta las funciones autónomas y básicas que se encuentran en la base del cerebro y son lo último que el cuerpo compromete se interrumpen provocando paro respiratorio o paro cardiaco.

Con los estimulantes, cuando se llega a presentar sobredosis hay una serie de síntomas o indicadores como pueden ser aumento de la temperatura, la presión y el ritmo cardiaco, incrementando las probabilidades de un accidente cardiovascular; así como actividad incrementada a nivel sináptico que puede llevar a convulsiones, espasmos, rigidez muscular, contracciones musculares involuntarias, hemiplejias, etcétera.

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Recuerda que cada organismo es distinto y por ende puede responder de manera muy distinta a cualquiera de las sustancias que se puedan incluir en una mezcla. Cuando se combinan sustancias es mucho más difícil mantener una percepción apropiada de los riesgos en el entorno o incluso en esa lectura interna de la homeostasis y el balance del cuerpo. Además siempre es necesario mencionar las posibles impurezas, añadiduras y sustituciones que se pueden presentar al adquirir sustancias de mercados clandestinos y no regulados.

Combinaciones populares y sus efectos

Pero bueno, ahora que pusimos un poco las cosas en perspectiva con respecto a la lógica simple y el sentido común, podemos empezar a hablar de combinaciones específicas. Recorreremos algunos ejemplos que son representativos para poder utilizarlos de referencia en el caso de otras sustancias similares.

Una combinación interesante que de manera peculiar se repite en distintas esquinas y momentos históricos de las culturas alrededor del planeta, es la del opio y los hongos mágicos. En este caso en concreto y por lo que es interesante empezar por aquí, es porque hay que entender que la sinergia no solamente depende de la suma de un tipo de efecto específico, sino de la amplificación del resultado o el efecto combinado en términos de la experiencia directa y a nivel personal.

(Una representación que puede ayudar a imaginarnos esto, es la que se usa para describir las interacciones entre ondas y la correlación que existe entre las sumas y las cancelaciones, a través de la cual se puede descomponer una onda compleja en sus elementos simples que la componen a través de la conversión de Fourier. Ver gráfica)

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La morfina y la codeína que están presentes en el opio son depresores que en realidad disminuyen los efectos de sustancias psiquedélicas como la psilocibina y la psilocina que están presentes en los hongos.

Pero como parte de la alquimia mágica de la naturaleza, una dosis pequeña de opio ingerida inmediatamente antes o al mismo tiempo que una dosis alta de diez gramos o más de hongos mágicos secos pueden ayudar significativamente a relajar a la persona de manera que pueda soltarse completamente y profundizar en la experiencia visionaria sin los potenciales ataques de pánico o parálisis muscular que pudieran surgir.

Podemos ver así como esta sinergia que surge de “interacciones medicamentosas” puede ser aprovechada no solo para agregar, sumar o aumentar, sino modular de manera muy sofisticada y refinada los estados de consciencia y el aprovechamiento que se pueda tener de estos.

En el caso de “la Paloma” o la combinación de Ketamina, MDMA y LSD en un entorno controlado y un proceso psicoterapéutico guiado hasta cierto punto, una dosis suficiente de LSD puede permitir una introspección profunda y envolvente que se puede extender hasta por 12 horas, potencialmente igual de terrorífica. En este caso le ketamina y el MDMA se encargan de “desarticular” ligeramente la respuesta psicosomática y de la memoria celular mediante la anestesia disociativa y se genera un entorno de “bienestar” en la química cerebral a través de los efectos empatógenos y entactógenos que le dan al éxtasis su apodo cariñoso de “la droga del amor”.

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Hay que poner atención en los procesos metabólicos, los ritmos de absorción, la masa corporal de la persona, vías de administración, pureza de las sustancias, interacciones farmacológicas entre las sustancias y hasta con la alimentación de ese los días anteriores y un gran número de elementos además de los básicos que son la o las sustancias en sí y la dosis de cada una. Con todos estos elementos integrados, la ecuación que se genere al agregar elementos cuidadosamente puede ser muy valiosa, incluso para fines terapéuticos.

Para cerrar un poco este proceso que apenas insinúa una breve invitación a explorar más de estos misteriosos artefactos e instrumentos de la mente/cerbro/consciencia, vale la pena mencionar la relación que tiene la nicotina con la heroína, la morfina y las interacciones sinérgicas que nos abre otra ramificación de esas combinciones.

En el caso de la nicotina, la respuesta se genera al conectar con receptores relacionados a los procesos endógenos de la acetilcolina. Sin embargo, la reacción que desencadena en el sistema nervioso no se limita únicamente a los canales relacionados con la acetilcolina, sino que la misma permeabilidad y sensibilidad de las neuronas cambia, así que su comportamiento cambia y se vuelven más o menos sensibles a ciertos neurotransmisores o en distintos sitios sinápticos.

El que sea común para personas con síntomas de esquizofrenia no diagnosticada o sin tratamiento el desarrollar una tendencia natural para utilizar la nicotina de uno o varios paquetes de cigarrillos como una manera de auto-medicarse y disminuir los síntomas y las alucinaciones o episodios psicóticos nos da indicadores de que el estado que provoca el tabaco y la nicotina estabiliza de cierta forma los canales de serotonina. Así también se genera una modulación sutil en la sensibilidad y afinidad de las neuronas con las moléculas opioides en los receptores endógenos y esto permite que haya un mayor efecto percibido y se extiendan los efectos de la heroína.

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Ayahuasca y DMT

Siempre que se habla de combinaciones farmacológicas misteriosas, tenemos que regresar al gran ejemplo de la “boda alquímica” que se logra desde hace miles de años al combinar la esencia femenina de “la Abuelita Ayahuasca” con el aspecto masculino de otra planta llamada Chacruna (que podría expresarse desde el pensamiento simbólico en su principal compuesto activo, el DMT); esto permite que, una vez que la harmalina, presente en la Ayahuasca, se absorbe y genera que se inhiba nuestra enzima Mono-Amino-Oxidasa, el DMT, que normalmente no es activo al ser ingerido oralmente debido a que la MAO descompone la estructura molecular de inmediato, se puede absorber lentamente y llegar en cantidades significativas al cerebro generando un estado visionario que puede llegar a durar de cuatro a diez horas.

Las cosmovisiones indígenas integran la fuente del conocimiento de esta mezcla en particular a unos seres más antiguos todavía, la liana que es la Ayahuasca ya se usaba durante mucho tiempo para acceder a estados oraculares y de trance desde mucho antes que se le empezaran a agregar otras plantas, incluyendo la Chacruna; desde esta perspectiva, el “espíritu de la Abuelita Ayahuasca” no depende del DMT y la psiquedelia caleidoscópica para expresarse.

El efecto que tiene la harmalina al inhibir la MAO y permitir que se pueda absorber el DMT por vías por las que usualmente es imposible también implica que otras moléculas muy similares al DMT que usualmente la MAO se encargaría de descomponer y metabolizar no van a ser procesadas debido a este mismo proceso de inhibición; el DMT y las sustancias psiquedélicas “clásicas” tienen una alta afinidad con los receptores de serotonina, así mismo, la serotonina y el DMT son moléculas casi idénticas.

De aquí podríamos interpretar que el aspecto activo de las visiones vívidas y coloridas que el DMT provee (sea inhalado, ingerido, fumado o inyectado), se balancea con “la presencia” de aquella entidad o aspecto femenino que tradicionalmente se le adhiere a la Ayahuasca y que, cuando se usa por sí misma sin combinarse con otras plantas y sustancias, permite que haya un mayor cantidad de serotonina en todo el cerebro (ya que no está activa la MAO para descomponerla y metabolizarla).

Entonces el estado visionario y el contacto con esta entidad antropomorfizada del espíritu de la naturaleza con el que se sigue describiendo la experiencia y la interacción con la Ayahuasca puede existir, y que de hecho ha existido durante varios miles de años, surge simplemente de un aspecto “pasivo” que al agregarlo al organismo “desactiva” o “resta” un elemento del sistema (la MAO) y a través de lo cual abre las compuertas (de la serotonina) que permiten acceder a un estado de ensueño (muy similar en términos de la química cerebral a la esquizofrenia o los sueños lúcidos) en el que la presencia del espíritu es tan consistente y nítida como cualquier memoria del eterno momento presente que pensamos que estamos viviendo, dormidos o despirtos.

Esperamos que estos punteros de ejemplos simbólicos que puedan usarse de referencia con cautela y responsabilidad para seguir expandiendo las vueltas de la espiral en esta travesía psiconáutica y que vayan permitiendo cada vez más una autonomía y libertad más real y palpable relacionada con la modulación consciente y voluntaria de nuestra realidad, dentro y fuera de nuestro cráneo.

Puedes conocer más sobre la mayoría de las sustancias aquí mencionadas visitando El Universo de las Drogas.