Desde hace una década, cerca de las celebraciones de Semana Santa parte Caravana Migrante: cientos de migrantes latinoamericanos cruzan México huyendo de sus países de origen en un viacrucis análogo a la Pasión de Cristo. Este año el líder de la caravana es Irineo Mújica, un defensor de los derechos humanos de los migrantes y director de la organización Pueblos Sin Fronteras, que organiza esta marcha. Pero este año fue diferente: en lugar de alrededor de 400 personas, este año se reunieron más de 1,500, la mayoría de ellos provenientes de Honduras, según Pueblos Sin Fronteras.
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Aunque su destino este año era un encuentro de migrantes en la localidad de Caborca, Sonora, al norte de México, las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, obligaron a los migrantes a cambiar su ruta. Mújica anunció que la caravana se disolverá en Ciudad de México, a donde llegaron de manera fragmentaria entre el seis y el nueve de abril, luego de arrancar el domingo 25 de marzo en la localidad de Tapachula, Chiapas cerca de la frontera sur del país. Ahora su plan es pedir asilo humanitario en México. Sin embargo, un grupo de aproximadamente 500 migrantes, planea continuar con el recorrido hasta llegar a Tijuana, de manera independiente.“La caravana se disolverá en Ciudad de México, y no es porque le temamos a Trump, sino porque vamos a solicitar conforme a las leyes internacionales aplicar los tratados para refugiados. Muchos hondureños que hoy nos acompañan ya no pueden volver, allá no es vida”, dijo Mujica el 4 de abril en una entrevista para varios medios mexicanos, entre ellos VICE en Español. “[Trump] solo busca generar un caos, nos quiere como chivos expiatorios, nos quiere erradicar, exterminar y acabar. Ser refugiado y pedir asilo es un derecho internacional, los migrantes que acompañan la caravana no lo hacen porque quieren si no porque es una necesidad de vida. La violencia que se vive en Honduras con el presidente Orlando no es vida para ellos, nosotros solo estamos buscando ayudar a nuestros hermanos centroamericanos”.
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Trump lanzó tres tuits el domingo de Pascua y otros tres la mañana del lunes 2 de abril, asegurando que no habría acuerdo para resolver la situación migratoria de las 700,000 personas que quedarán en un limbo luego de cancelara el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, (DACA, por sus siglas en inglés) en septiembre de 2017."La gran caravana de gente de Honduras, que ahora viene a través de México y se dirige a nuestra frontera, es mejor que se detenga antes de que llegue allí. Nafta está en juego, al igual que la ayuda a Honduras y los países que permiten que esto suceda. ¡El Congreso debe actuar ahora!", escribió en su red social favorita.También amenazó a México con cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) si no mejora la seguridad de su frontera y, finalmente, retó a los demócratas a oprimir el botón nuclear en caso de que no aprueben una ley migratoria.
Estos comentarios hicieron reaccionar al mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, quién respondió mediante un video a los tuits que Donald Trump difundió el 25 de marzo: “[Presidente Donald Trump,] si usted quiere llegar a acuerdos con México, estamos listos. Como lo hemos demostrado hasta ahora, siempre dispuestos a dialogar con seriedad, de buena fe y con espíritu constructivo”. En este video también dijo que, si las declaraciones de Trump sobre inmigración estaban relacionadas con problemas de política interna estadounidense, debería solucionarse en su país.
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Las autoridades mexicanas han entregado 917 permisos migratorios temporales a integrantes de la caravana; 635 de ellos son oficios de salida que ofrecen a los portadores un plazo de 30 días para partir del país por cualquiera de sus fronteras. El resto de los folios sí autorizan al portador el trámite de visas humanitarias en México.
El viacrucis
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Ahí hablamos con Jhony, un salvadoreño de 16 años que decidió emprender este viacrucis con uno de sus amigos para huir de los Mara Salvatrucha, la organización de pandillas criminales que domina a El Salvador y que asesina a los jóvenes que se niegan a unirse a sus filas. Es la segunda vez que ingresa a territorio mexicano. La primera fue hace dos años, pero fue deportado.“Vamos en una marcha de migrantes buscando un mejor futuro para nuestra familia, porque nuestras familias corren peligro en nuestros países de origen —nos dijo Jhony—. Por eso venimos a ver que sale en el norte. Por suerte en México siempre nos han ayudado. Aquí vamos siempre para adelante”.Catherine tiene 30 años y dejó a sus dos hijos en San Pedro Sula, en Honduras, donde trabajaba en una tienda de ropa. Le preguntamos por qué decidió unirse a la caravana, sola: “Venimos huyendo por las pandillas, por falta de economía. No hay mucho trabajo. Las policías están en contra del mismo pueblo. Necesitamos un buen futuro. Dejé a mis dos hijos y a mi papá. Lo que más queremos es que el pueblo mexicano nos apoye. Tenemos derecho a andar libres, porque necesitamos ayuda. No nos salimos de nuestro país porque queremos. Tenemos miedo de regresar”.También le preguntamos a Bryan, hondureño de 17 años: “La muerte, vengo huyendo de ella, creo que allá [en Estados Unidos] encontraré la paz, aunque el señor Trump no nos quiera. Él nos cree malos, pero nosotros solo vamos a mejorar la vida, por que en nuestro país que es Honduras ya no se puede vivir… a mi hermano lo mataron cuando yo tenia diez años, mi vida ha sido muy dura y ya no quiero repetir esa historia”. Bryan, su madre y su hermano recibieron un permiso del gobierno de México para estar legalmente en el país por 30 días.
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Nota del editor: Una versión anterior de este artículo decía equivocadamente que el permiso migratorio de Bryan es por 10 días. En realidad es por 30. También decía que la caravana partió el 20 de marzo, la fecha correcta es el 25 de marzo de 2018.