Batallas de gallos callejeras: una tarde en el MACBA de Barcelona

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Música

Batallas de gallos callejeras: una tarde en el MACBA de Barcelona

Cada vez hay más gente y más nivel en los piques de rap callejero, pero aún cuesta ver a chicas en el freestyle.

Entre el Centro de Cultura Contemporáneo de Barcelona (CCCB) y el Museo de Arte Contemporáneo (MACBA), sólo hay una plaza de distancia. Y es en esta plaza, y no dentro de ninguno de los dos recintos, donde casi cada fin de semana disfruto como un niño con unos chavales que tienen mucho arte y son cultura y tan contemporáneos (aunque un poco old school) que muchos no son ni mayores de edad.

Las batallas de gallo callejeras del Raval de Barcelona, piques de rap improvisado en que gana el que mejor lo hace, no tienen nada que envidiarle a las que has visto en YouTube de Red Bull y cualquiera que pase por allí puede ver hasta la saliva saliendo de la boca de estos adolescentes que le ponen mucho alma, mucho ingenio y mucho flow (unos más que otros) a los beefs.

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Pero aquí, un tal Brandao es capaz de tirar una rima improvisada un sábado cualquiera de marzo que es casi un nuevo refrán: “Te voy a poner más cruces que Jesucristo jugando a la quiniela”.

Si esta gente no está constantemente renovando el lenguaje, revisando narrativas aunque sea a base de insulto (sí, a veces homófobo, machista o racista), ya me diréis quién lo está. Pero luego hablamos de esto, que tiene chicha, porque primero habría que explicar brevemente cómo funcionan las batallas.

Pequeños colectivos como 4 elementos o Flow Rap convocan las batallas por las redes sociales, sobre todo por Instagram. Cada participante pone dos euros y se montan eliminatorias desde dieciseisavos hasta la final. Si el evento se ha montado en coordinación con otros pequeños grupos de España, el torneo sirve como regional y con la recaudación se le paga los ganadores de cada capital un viaje para una eliminatoria nacional.

La organización pone un altavoz para las bases (alguna vez se han quedado sin y han improvisado con pequeños altavoces de bluetooth o incluso a capela), nombra a un speaker que se encarga de mantener al público conectado y a tres miembros de un jurado que se intenta que no sea amigo de los participantes y tenga cierta experiencia viendo combates. Lo mismo van 30 personas de público que más de 100 y muchas veces llega gente hasta de Andorra para batallar o ver las peleas.

Al margen están las batallas de Red Bull, que conoce el gran público, o Golden Battle, la segunda mayor organizadora de ‘peleas’. Funcionan con cástings y valoran también las visualizaciones de YouTube, pero sorprende que la mayoría de chavales del MACBA no hayan pasado nunca y que en ellas muchas veces participen gallos que no han pisado la calle. Algunos de los que gallos del MACBA consideran que hay “mucho enchufismo”.

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En la calle, en cambio, puede participar cualquiera. Y hemos hablado con algunos de los más habituales del MACBA, con estilos muy dispares, para que nos expliquen por qué lo hacen y qué es lo que más les mola.

A sus 18 años, Sergio, a.k SDLH, viene de Esplugues, estudia un ciclo formativo de grado medio de profesor de deportes y lleva ya cuatro años en las batallas, y asegura que a él lo que le va es cantar rap, “pero se está perdiendo”.

“Aquí vengo más para estar con los colegas, no me importa mucho si gano o pierdo. Hay gente que viene muy obcecado con la competición, pero yo no. Lo mejor es que puedes ser un pijito con tu polo o un mendigo, que mientras sientas el rap eres bienvenido”, dice.

"Lo mejor es que puedes ser un pijito con tu polo o un mendigo, que mientras sientas el rap eres bienvenido" – Sergio

Él no es de los más agresivos tirando insultos racistas, homófobos o humillantes con respecto al físico en las batallas, aunque pocos se salvan de soltar alguna vez el típico “eres un maricón” o “gordo” o alusiones a la frontera y al kebab a los rivales marroquíes.

No le parece mal: “En una batalla estás expuesto a decirme lo que tú quieras, todo se queda en la batalla y después somos amigos”.

Fay, de 19 años, viene de Mataró y, al ser hijo de marroquíes, es uno de los que se lleva bastantes insultos racistas en batalla, aunque nació en España. Pero no lo critica: “Bueno, es un recurso fácil pero si sabes utilizarlo y lo explotas bien, está bien. Se permite todo, en verdad en el momento hay que insultarse”.

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Dice que para soltar mejores rimas hay que “leer, estar informado, atento a todo”, así puede soltar freestyle con alusiones a la actualidad, “libros leía antes, ahora ya no”.

A sus 22 años Ktano es uno de los más veteranos y más carismáticos del MACBA. Grita mucho cuando rapea y va a hacer sangre, aunque también se lleva bastantes rimas en alusión a su sobrepeso.

Lleva cinco años en esto, durante la semana trabaja en una empresa de imanes para coches de alta gama y cuando llega al MACBA disfruta de “un desahogo contando lo que vivo”. “La poli podría chapar esto si quisiera, pero sabe que somos respetuosos”, añade.

Tampoco le importa mucho que se le insulte o él mismo faltar al respeto porque “fuera del rondo somos todos colegas”.

En un mundillo que tiene a un gay, Arkano, como uno de sus máximos exponentes (campeón del mundo de freestyle y récordman con 24 horas seguidas improvisando), el machismo o la homofobia no son barreras.

Pero luego hay quienes evitan tirar de ese tipo de ataques (aunque nadie está libre de pecado), como el Andino, Edwyn, que a sus 24 años casi cada semana suelta una rima en homenaje al empoderamiento feminista y a veces le da la vuelta a los insultos sin responder con otra humillación.

“Es como en el fútbol: está Pepe, que es más guarro, y luego gente como Ronaldinho, Messi, Giuly o Zidane que hacen un juego mucho más limpio. Cada uno tiene su estilo y como yo hay muchos que intentan meter alma y conciencia en el freestyle”.

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Dice que leer a Bukowski o a Nietschze le ayuda a ampliar su vocabulario en las rimas. Y si le lanzan algo del rollo Machu Pichu (es ecuatoriano), él puede “responder con cosas de los mayas, del Dorado…” gracias a la lectura.

"Uno habla de lo que come, sean libros o insultos, y el freestyle te permite decir cualquier cosa. En una canción no te perdonan tanto, tienes que ser consciente de lo que dices" – Edwyn

“Uno habla de lo que come, sean libros o insultos, y el freestyle te permite decir cualquier cosa. En una canción no te perdonan tanto, tienes que ser consciente de lo que dices. Hay gente como Arkano que defiende el orgullo, pero en el freestyle se nota el machismo o la homofobia, porque tienes que ser el chungo del barrio y como reivindiques ciertas cosas te van a decir que lo haces por postureo, aunque a lo mejor lo sientas”, dice Edwyn.

A Edwyn lo conocí antes de llegar a las batallas. Estaba a la una de la madrugada rapeando con un altavoz a la salida del metro y me improvisó unas rimas que ya no recuerdo. Le digo si me improvisa algo nuevo y la clava recordando que le conté que había vivido en Río: “Lo hacemos con cautela, me acuerdo que te conocí de borrachera, tú estuviste por Brasil pero no compares Barcelona con las favelas”.

Las mujeres de las batallas

Vale, hemos hablado de homofobia, de racismo y de machismo, pero ¿dónde están las freestylers mujeres? Pues sinceramente, cuesta encontrarlas.

Pero damos con Nerea, a.k NPA, y encontramos una joya en YouTube que es puro empoderamiento.

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Nerea NPA

Después de que Brandao, uno de los mejores del rondo, le tirara un freestyle machista mandándola a fregar, respondió: “Cállate cabronazo que no sueltas prenda, porque sabes que en el rap yo traigo la reprimenda, puto machista de mierda, este pega a su madre y le dice ‘zorra, la puta merienda’”, y se escucha una ovación.

A sus 16 años, NPA empezó escuchando a Kase O, Nach, Doble V… “la vieja escuela”. Y le gusta más grabar canciones que las batallas: “Aquí el panorama es un poco un circo, vengo para hacerme un nombre y tener más views en YouTube, pero la idea es estar unos años y luego dedicarme más al rap”.

Las chicas, dice, no se acaban de animar, “porque no está normalizado”, aunque ella ha intentado montar cosas con más tías. “La primera vez me gritaron de todo”, dice.

Pero Nerea no se queja de los insultos: “A mí me han tirado cosas machistas, de bollera, es algo que se puede hacer. Yo a mis amigos no suelo tirarles sangre en batalla. Lo que sí que da rabia es cuando uno a lo mejor te tira de gordo todo el rato y gana por eso, sin variedad de recursos, eso cansa”.

"A mi me han tirado cosas machistas, de bollera, es algo que se puede hacer" – Nerea NPA

NPA dice que su vida “es un ajetreo”, que se pasa la vida “rulando más que un mechero” entre la casa de su madre, la de su padre y la de su abuela, así que el rap le ayuda a desahogarse de ciertas angustias. Y en el freestyle, “a veces tienes un día malo y te sale una mierda o del enfado te sale algo guapo”.

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Aunque estudia primero de bachillerato, Nerea dice que no quiere estudiar durante mucho más tiempo “para no estar escuchando cinco años a un gilipollas”. Se pondrá a estudiar un ciclo o currar cuando pueda: “Lo que quiero es compaginar el rap con un curro, independizarme, pagarme un coche”.

En Barcelona hay pocas chicas más que batallen, pero hace poco estuvo de visita Sara Socas, que tiene 20 años, es de Canarias y estudia periodismo en Madrid.

El pasado 8 de marzo escribió en la web El Estilo Libre un artículo titulado ‘8M, nosotras no callamos’ que apunta su camino reivindicativo para darle un barniz feminista a las batallas de gallos.

Lo acompañaba con vídeos en los que se muestra cómo se defendió con ingenio y flow Erika Dos Santos de los ataques machistas y racistas de su rival en una batalla de Red Bull en Málaga.

"Una cosa es que te llamen gordo o feo, que también molesta, pero en el caso de las mujeres muchas veces te dicen que te van a violar, a poner a cuatro patas, es horrible cuando utilizan el hecho de que sean mujer como defecto" – Sara Socas

Se preguntaba Sara en su texto por qué en diez ediciones de batallas de Red Bull las participantes no lleguen a la decena o por qué “entre los 108 participantes de una clasificatoria de BDM (otra organizadora de batallas), solo haya una chica”.

Sara responde por teléfono: “Conozco a chicas a las que les gusta el rap y cuando les enseño las batallas les gusta, pero luego no van a las batallas. Es muy denigrante, porque una cosa es que te llamen gordo o feo, que también molesta, pero en el caso de las mujeres muchas veces te dicen que te van a violar, a poner a cuatro patas, es horrible cuando utilizan el hecho de que seas mujer como un defecto. Muchas se sienten mal con eso y por eso no hay un círculo de mujeres en las batallas”.

“Yo creo que lo mejor es darle la vuelta a la historia, si te mandan a la cocina les respondes que no sabes cocinar y que te lo hace tu novio, por ejemplo. Hay quien se aleja un poco de este discurso como Doctore, al que llamaron en una batalla maricón y respondió: ‘¿Y si soy maricón de mierda de quién es el problema mío o del sistema?’”.