Salud

Por qué hacer cardio está sobrevalorado

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Advertencia de contenido: conductas relacionadas con trastornos alimenticios.

El otro día estaba navegando por Instagram y me encontré con la foto más hermosa y esperanzadora: una bicicleta para hacer ejercicio en la basura.

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Para ti, podría parecer que la persona que la tiró simplemente se dio por vencida. Pero para mí, es posible que él o ella ahora sea libre. Déjame explicarte por qué.

Como alguien que levanta pesas, me encanta tirarle hate al cardio, eso incluye correr, andar en bicicleta, hacer spinning, caminar, en realidad cualquier actividad que sea lo suficientemente baja en intensidad como para quemar más calorías que desarrollar músculo. Aunque a veces sí hago cardio, me encanta despreciarlo, denigrarlo y advertirle a otras personas de sus peligros, sus falsas promesas y sus resultados deficientes.

Nunca le diría a alguien que no haga cardio en absoluto, pero sí cuestiono el hecho de que la mayoría de las personas usen el cardio por defecto como principio y fin del ejercicio.

Mi “odio” por el cardio es en parte superficial y podría entenderse mejor como una rivalidad entre equipos deportivos; muchos levantadores de pesas y corredores se molestan entre sí por lo que representa el deporte de elección de cada uno. Por ejemplo, yo levanto pesas y tengo muchos amigos que hacen cardio que me dicen que les encanta lo que escribo, pero que ni en un millón de años tocarían una barra. Sin embargo, nos amamos, apreciamos y respetamos mutuamente, aunque no entendamos por completo o respaldemos las decisiones del otro.

Para mí el cardio llegó en un momento particularmente malo ya que hacía mucho tiempo que había perdido el hilo de “tener una relación funcional con mi cuerpo”. Yo ya contaba calorías y odiaba mi cuerpo. Mi meta era perder peso, y las x calorías quemadas por minuto/hora de cardio me daban un resultado devastadoramente preciso que hacía que me odiara aún más: caminar quema x cantidad de calorías por hora; andar en bicicleta quema 2 veces más calorías; correr quema 3 veces más calorías. Llevaba mucho tiempo pensando que levantar pesas no se traducía con tanta precisión en las calorías quemadas por x cantidad de tiempo, entonces lo descartaba porque no quería perder el tiempo. ¿Por qué me molestaría en hacer un ejercicio cuyo propósito no es quemar calorías y, por lo tanto, adelgazar? ¿Por qué no hacer el ejercicio que parecía más óptimo para quemar calorías (correr)?

Por supuesto, en ese entonces no sabía mucho sobre el tema, solo quería perder peso y pensaba que esa era la respuesta a todos y cada uno de los problemas estéticos y de salud. Si no estás delgado, adelgazas, y si adelgazas, te mantienes delgado, y todo eso lo logras haciendo cardio.

Resulta que así no es como funciona la salud, ni siquiera la estética. Aprendí de la peor manera que comiendo poco y apostándole todo al cardio, podía perder mucho músculo, lo que significa que el físico “tonificado” que quería nunca llegaría, y además sufriría las consecuencias. Cuando me levantaba me mareaba, sentía frío todo el tiempo, pensaba en la comida constantemente, me sentía débil cada vez que intentaba hacer algo que requiriera un poco de fuerza, como lanzar una pelota o mover un mueble, y muchos otros efectos secundarios.

Obviamente, mi salud mental jugó un papel importante aquí. Pero también fueron las consecuencias de mi forma de comer y ejercitarme: contando las calorías que entraban y salían, y cuanto menos, mejor. Cuando haces dieta durante mucho tiempo, entras en un estado en el que tu metabolismo está tan agotado por la falta de músculo y la depresión del sistema endocrino que trabaja para aumentar tu peso, lo que lleva a alguien como yo a inclinarse aún más en reducir las calorías y aumentar el cardio. Si no sabes manejar eso, recuperarás el peso en forma de grasa corporal, probablemente te estresarás por ello y comenzarás el proceso de nuevo, destruyendo tus músculos y tu salud en general.

Para mí la comida era como un premio que me daban de vez en cuando y el ejercicio una penitencia y castigo. Cuando empecé a progresar en el levantamiento de pesas, aprendí muchas cosas que resultaron ser lo opuesto a lo que me había enseñado sobre el cardio: mi cuerpo podía hacer otras cosas además de no engordar; de hecho, podía comer mucho más de lo que había estado comiendo si solucionaba mis problemas de metabolismo en parte construyendo un poco de músculo.

Por eso creo que el cardio ha sido enormemente sobrevalorado durante mucho, mucho tiempo. Tras el surgimiento del jogging en los años 70, el cardio se convirtió en el ejercicio de todos, el tipo de actividad que hacías si querías estar sano, pero manteniendo la fachada de que no te importaba mucho cómo te veías. Levantar pesas era para personas que querían ser literalmente fisicoculturistas; el cardio era el entrenamiento del hombre pensante, porque producía epifanías alimentadas por endorfinas y, en nuestra idealización del mismo, una apariencia alargada, delgada y casi aristocrática. Todas estas son cosas injustas y falsas, pero persisten.

Sé que el cardio es bueno pero no todos los ejercicios son iguales, y así como el levantamiento de pesas tiene sus propios beneficios, también el cardio tiene los suyos. El precio de entrada para hacer cardio es bajo, mucho más bajo que otros deportes. Te pones unos tennis aptos para hacerlo y sales a la calle. Realmente no necesitas ir a algún lugar en particular ni mucho equipo. Puedes estar prácticamente dormido y hacer algo de cardio. El cardio es particularmente bueno para la salud del corazón, y correr incluso hace que tu corazón se apriete de una manera particular que la natación no hace.

Sin embargo, muy pocos aprendimos a levantar pesas o incluso a hacer flexiones o sentadillas correctamente cuando estábamos en clase de gimnasia. Pero seguramente a todos nos hicieron correr largas distancias. Nuestro amor cultural colectivo por el cardio es prácticamente nepotismo; lo hacemos porque es lo que sabemos y es lo que sabemos porque lo hacemos. No importa que en realidad no ayude mucho con las cosas que la mayoría de nosotros queremos del ejercicio, como mantener nuestros músculos y nuestra capacidad física, tener una postura y movilidad decentes, o tener una relación saludable con la comida.

Creo que en un mundo ideal, podríamos lograr objetivos estéticos de manera honesta y libre de traumas. Pero las razones por las que la mayoría de la gente quiere verse de cierta manera no es por esos motivos puros (¿diversión? ¿Experimentación? ¿Aburrimiento?), muchas veces la motivación proviene de sentimientos malos de autodesprecio y auto destrucción. Llevó casi cinco años escribiendo sobre el levantamiento de pesas y durante todo este tiempo he visto como la gente va de dieta en dieta, si no es la paleo, es la keto, si no es la comida sin gluten, es la no precesada y así sucesivamente. No estoy segura de que hayamos entendido por completo los límites del cardio, y mucho menos las desventajas de convertirlo en el foco casi exclusivo de lo que es el ejercicio.

Cada vez veo más publicaciones y personas que hablan sobre el levantamiento de pesas, lo cual es genial y me encanta que comience a ser reconocido como parte del panorama general del ejercicio para todos, en lugar de ser considerado un deporte extremo. Pero mientras el cardio domine la escena del ejercicio, viviendo y respirando de su apego al culto de “quemar calorías” y “perder peso”, lo golpearé hasta que obtenga su merecido y suelte a todas las personas que están atrapadas en sus garras.

Nota: Casey Johnston no es médica, nutricionista, dietista, entrenadora personal, fisioterapeuta, psicoterapeuta o abogada; ella es simplemente alguien que ha levantado muchas pesas y ha leído mucho al respecto.