Ya llevamos cinco días de la Fast Food Week en la que nos metimos cual frito se nos pasó por enfrente. Mi cuerpo me está pidiendo a gritos que pare.
Nos dimos cuenta de que nuestra amada “fast food” no es más que empanadas, chicharrones, pasteles de yuca y cualquier cosa que podamos empaquetar mientras caminamos a nuestros trabajos o salimos de rumba.
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La siempre confiable.
Pero pensemos un segundo en personas que, a diferencia mía, tienen una cierta conciencia a la hora de abrir la boca y pegar mordisco, pensemos en los que deciden no por la gula del momento, los tragos encima o el simple antojo que nos invade por grasa. Estas personas que piensan en los animales y transforman su vida por salud y conciencia: los vegetarianos y los veganos.
Estos individuos —que a mi modo de ver hay que admirar por su fuerza de voluntad— evidentemente no tienen la misma posibilidad de cualquier carnívoro con hambre cuando quieren comerse alguito. ¿Qué hacen cuando salen de fiesta y les da hambre? ¿Qué hacen cuando son los únicos del grupo en no comer carne y les entró un antojo? No es tan fácil.
“En Bogotá hay por lo menos 40 restaurantes que tienen opciones vegetarianas y la lista se reduce significativamente cuando hablamos de restaurantes veganos”. Esto me lo confirmó Mayra, la administradora de La Cocinita Verde, un restaurante vegano situado en pleno corazón de del barrio Chapinero en Bogotá.
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Con esto en mente, decidí enfocarme en este grupo de personas, que la tienen mucho más difícil cuando quieren tragar algo fuera de su casa, que pueda ser su equivalente a nuestros fritos repletos de proteína animal.
Me acerqué a La Cocinita Verde, un restaurante aclamado por los vegetarianos y no vegetarianos a los que les pregunté por esta alternativa, que tiene un menú de por lo menos ocho hamburguesas, empanadas, burritos, mazorcadas, salchipapas y picadas.
La Cocinita empezó como un restaurante que se llamaba Pan de Nobles hace tres años. Los propietarios, según Mayra, decidieron crear este restaurante de comida rápida para acercar al público que no es vegetariano ni vegano. “A este público se les cautiva con las cosas rápidas. Si uno se pone a hacer un plato súper elaborado, seguramente nadie lo va a querer comer, entonces creemos que es más fácil para digerir es un restaurante que vende lo mismo que vende cualquier otro carnívoro”, me dijo cuando le pregunté por la razón de crear un restaurante de comida rápida vegana.
Así, y rindiéndole homenaje a esta semana tan perjudicial para mi salud y la de mis compañeros en VICE, quise hacer una guía paso a paso para hacer una hamburguesa vegana increíble.
Las papas en el menú vegano son infaltables. Según Mayra, esto es lo único que puede conseguir un vegano siempre, en cualquier parte: saliendo de la farra, en el cine, yendo a la oficina, etc. La preparación de las papas no cambia respecto a las normales, se usa aceite vegetal.
De hecho, el aceite vegetal se usa en todo el proceso. La carne es hecha a base de lenteja, zanahoria y varios condimentos que usted puede elegir a su gusto. Acá le echan paprika y la traen lista después de pasar por un proceso de dos días. En el proceso, las lentejas se dejan en agua, se cuecen y se muelen hasta convertirse en una masa pseudo cárnica.
“Acá basicamente lo que hacemos es calentar la hamburguesa, el proceso de preparación real toma mucho mas tiempo”, me dijo la cocinera del lugar mientras preparaba la comida.
Para que la hamburguesa quede bien potecuda le echan tofu (una especie de queso a base de soja) y champiñones sazonados. El tofu suple al sabor del queso, pues estas hamburguesas son 100 por ciento veganas. Los vegetales se sofríen con soja o teriyaki.
La capa vegetal lleva champiñones, cebolla, tomate y lechuga.
La hamburguesa con maíz es de las especialidades de la casa.
Además de los ingredientes que ya mencioné, se utiliza un pan árabe que también se pone a la plancha para que esté bien tostado, lechuga crespa y tomate. Para la gente que tiene más hambre, se sugiere el pan integral. “Viene mas grandecito”, afirma la cocinera.
Buen provecho.